¿Por qué es importante celebrar el 12 de octubre?
11 de octubre de 2022

El 12 de octubre de 1492 es una de esas fechas que marcan un antes y un después en la historia de la humanidad. Y para España y su impronta, 1492 es más que un simple año del siglo XV. Un año que inició con la conquista del reino musulmán de Granada, que marcaría la consolidación de la corona de Castilla y Aragón en la península Ibérica. Puede negarlo un importante sector de la izquierda política española, siempre miope y acomplejado del pasado y la gloria de este gran país. O puede parte de la derecha exaltar el «descubrimiento» americano, adornar los elementos más terribles de la colonización, y continuar catalogando de simples salvajes a algunas de las culturas que allí se desarrollaban. Lo cierto, es que el 12 de octubre significó el éxito de una de las mayores aventuras emprendidas por el ser humano.

Muy pocos pueden dimensionar lo que significa iniciar un viaje prácticamente suicida, permanecer sobre el océano Atlántico en un pedazo de madera durante 70 días, y sostenerse solo con la convicción inquebrantable de estar en la dirección correcta, y con la fe. Sin Cristóbal Colón, el mundo actual sería muy diferente. Su llegada a América abre el camino de la globalización, el cual no tendría retorno. Expandió las fronteras del mundo y del conocimiento. Y desde entonces, la modernidad no puede entenderse sin España, y sin su inmenso legado.

Obvio que ocurrieron excesos en un proceso tan complejo y dramático como fue la conquista de todo un continente. Obvio que hubo una gran violencia durante el proceso colonizador dentro de una época marcada por la imposición del más poderoso, el saqueo, y el fanatismo religioso. Pero valorarlo estrictamente desde nuestra mirada contemporánea, además de injusto, es poco útil. A grandes rasgos, también es destacable cómo desde el primer momento hubo una voluntad evangelizadora por parte de la corona española. Cómo se estableció el respeto al nativo como principio de convivencia y relación, basado en el “deber” de evangelizar a los americanos y en convertirlos en súbditos del reino. Así está meridanamente reflejado en el Testamento de la reina Isabel en 1504, donde convoca a que los habitantes de los nuevos territorios “no reciban agravio alguno en sus personas y bienes” y ordena a que sean “bien y justamente tratados”.

Al menos desde la corona, esta era su voluntad, como se evidencia en sus diferentes leyes promulgadas desde inicios del siglo XVI. Quizás esto ayude a explicar cómo desde una fecha tan temprana como 1514 se aprobó por Real Cédula, el matrimonio interracial, convirtiéndose una herramienta no solo para la cristianización, sino también para la integración cultural y la hispanización. (Estados Unidos no permitió el matrimonio interracial en todos sus estados hasta 1967). Ayude a entender cómo España en sus primeros años de establecimiento en América, construyó universidades (iniciando con la Real y Pontificia Universidad de San Marcos en Perú, en 1551) y hospitales por todos sus dominios. Como en la América hispana se abrió la puerta al mestizaje y a la simbiosis cultural, creando una experiencia bastante diferente a la colonización inglesa, holandesa, o francesa.

Por otra parte, reivindicar el día de la Hispanidad no constituye exaltar a un nacionalismo chovinista o una tradición impuesta por la dictadura de Franco. Sencillamente porque la Hispanidad, los antecede y los trasciende. La Hispanidad es más que una bandera roja y gualda, o más que las divisiones guerra civilistas que hoy todavía persisten en este país. La Hispanidad somos los más de 500 millones de humanos que hoy hablamos en español, que hoy compartimos una misma madre patria, una misma idiosincrasia, una misma cultura, una misma herencia y sistema de valores cristianos y occidental. Con todos sus matices. En toda nuestra diversidad y en toda nuestra riqueza.

Es una buena fecha para celebrar lo que representa este país, y su legado en el mundo. Para conocer un poco más de esa otra España: “la que huele a caña, tabaco y brea. La otra España de piel dorada, la marinera” como bien dice esa hermosa canción del grupo Mocedades. Es una buena jornada para pensar en una España que, dentro de Europa, puede constituir el puente perfecto con Iberoamérica, que beneficiaría a los pueblos que se desarrollan a ambos lados del océano. Y es que son muchas las razones para conmemorar el 12 de octubre, para estar alegres por esta Hispanidad que nos une y nos identifica, a España y a otros 21 países, querámoslo o no. Para avanzar en la consolidación de este espacio iberoamericano desde muchos ámbitos, especialmente desde lo cultural, desde lo económico, y desde lo político. Sin olvidar con esto, lo negativo de un proceso de hace 500 años que, por sus dimensiones y complejidades, era imposible que estuviera exento de errores y excesos. Pero si nos quedamos solo en esto último, en esta revisión constante del pasado desde el resentimiento, será difícil que avancemos hacia el futuro, basados en lo que nos identifica y nos aproxima. En la Ciudad de México, junto a una placa en la Plaza de Tlatelolco, el último bastión de resistencia azteca ante Hernán Cortés, comprendí que el 12 de octubre «no fue ni triunfo ni fue derrota, fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que hoy somos».

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