La batalla del miedo
16 de octubre de 2017
Por admin

En Navarra, como en Cataluña, el miedo al Gobierno ha ido creciendo en quienes piensan distinto a la ideología oficial. La causa de este mayor temor responde a la llegada de los populismos nacionalista y podemita al poder. Sin duda, los empresarios están siendo quienes más sufren la angustia, porque temen que, si se oponen al gobierno, éste puede perjudicarles con sus decretos discrecionales y leyes parlamentarias. Poseer la llave del Boletín Oficial concede una fuerza coercitiva que atemoriza.

Muchos empresarios, incluidos bastantes que simpatizan con el supuesto hecho diferencial, han preferido reír las gracias del cuatripartito, a pesar de sufrir políticas que hacían perder competitividad a sus compañías. Unas veces lo hacían para tener capacidad de interlocución ante un cambio normativo, y otras, la mayoría, porque el convencimiento de que enfrentarse a decisiones gubernamentales lesivas para su empresa devendría en un fracaso absoluto. Esta tolerancia (o cobardía), no sale nunca gratis, pues un Ejecutivo sostenido por partidos radicales antisistema que no encuentre resistencia, se crece en sus actuaciones populistas, lo que aumenta el deterioro económico de sus ciudadanos.

Aquí, en Navarra, da grima la tibieza de la crítica de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN) ante las cuchilladas fiscales que están recibiendo sus miembros. Por ejemplo, la no exención completa de sus bienes empresariales en el cómputo del Impuesto al Patrimonio y el alto IRPF. También, la protesta de la CEN ante la postura dilatoria del cuatripartito sobre las infraestructuras esenciales para nuestro futuro ha sido puramente testimonial. Quizá la ayuda discrecional de 350.000 euros que este año recibirá la CEN del Gobierno tenga que ver en su falta de independencia, y lo que es más grave, en una cierta pérdida de legitimidad ante la sociedad.

Afortunadamente, al mundo lo transforma la necesidad. Un buen ejemplo constituye Cataluña, donde la mayoría de los empresarios han mantenido estos años una actitud tolerante con su Govern. Esta paciencia se ha mudado en beligerancia cuando ha visto de cerca las orejas al lobo: la posible salida de su Comunidad de la eurozona. La respuesta de las grandes compañías ante el Govern ha sido brutal: la deslocalización sus sedes fuera de Cataluña. Lamentablemente en Navarra algo parecido está ya pasando, al ser la Comunidad que, en términos relativos, más empresas ha perdido en el pasado año. ¿Esperarán los empresarios navarros a que el deterioro de la economía foral sea crítico para reaccionar?

No esperemos que las cosas cambien si no las cambiamos nosotros mismos, para lo que es ineludible que seamos más audaces ante el cuatripartito, en lo poco o mucho que esté de nuestra parte (demandas ante la Justicia incluidas). Si de verdad nos lo creemos, la ‘auctoritas’ (el poder moral, basado en el reconocimiento o el prestigio) de una sociedad civil activa puede ser más decisiva para el destino de nuestra tierra, que el de la coercitiva ‘potestas’ del Ejecutivo. Si les perdemos el miedo les venceremos en los numerosos ‘rotos’ que han causado estos aprendices de brujo. Sin duda los colectivos empresariales debieran ser la punta de lanza de esta justa protesta, porque son los que más pueden litigar contra las leyes que malogran la economía de Navarra.

Ganar la batalla contra el propio miedo es clave para esta revitalización de la ‘auctoritas’ de la sociedad civil. ¿De verdad apreciamos nuestra libertad? Como decía Franklin: “Aquellos que renuncian a una libertad esencial para comprar un poco de seguridad, no merecen ni libertad ni seguridad y acabarán perdiendo ambas”.

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