Fertilidad
13 de junio de 2022

Esta semana Actualidad Económica celebra el logro de haber llegado a los 3.000 números, tras su inicio el 22 de marzo de 1958. Deseo contribuir a esta efeméride analizando la evolución desde esa fecha de uno de los indicadores que más se ha agravado: la natalidad.

Es patético el suicida cortoplacismo que impera en la sociedad y que importe poco que cada año nazcan menos niños. Hace 64 años la tasa de fertilidad española era de 2,7 hijos por mujer, ratio que fue ascendiendo hasta 1973, cuando alcanzó 2,85, la cifra máxima del período analizado; un valor que desde entonces se ha ido reduciendo. Europa tenía en 1958 una tasa de fertilidad similar (2,66) que, a diferencia de lo ocurrido en España, ha evolucionado desde entonces con un descenso menos pronunciado que el de nuestra nación. En 1985 la Unión Europea (UE) comienza a superar la tasa de fertilidad de España, aumentando su diferencial hasta el último año analizado, 2020, en el que la UE presentó 1,50 hijos por mujer. Nuestra nación obtuvo entonces una tasa de fecundidad de 1,19, el valor más bajo de la UE tras Malta. España alcanzó ese año el segundo valor más alto en la edad media de madres primerizas. Además, en 2020, obtuvimos el percentil más elevado (un 10,2%) en el número de madres que tuvieron su primer bebé por encima de los 40 años. Los 338.532 nacimientos habidos en España en 2021 suponen un descenso del 0,6% respecto a 2020 y un 5,6% si lo comparamos con 2019. La cifra de 2021 es la más baja desde 1941, el año en el que el INE comenzó a registrar los nacimientos. Sin duda la inseguridad que provocó la pandemia ha agravado el declive que comenzó en 2009. La causa de que nazcan menos niños no es sólo por la reducción de la fertilidad, sino también el menor número de madres en edad fértil. Deseo aclarar que la tasa de fertilidad atañe a lo posible: la capacidad de engendrar hijos de las mujeres por estar en edad fértil, mientras la fecundidad se refiere al número de hijos que realmente se tienen, indicador que suele ser menor que el anterior. Aunque este derrumbe demográfico es una tendencia en línea con lo que ocurre en el resto de la UE, España es una de las que sufre peores ratios demográficos. Europa es, además, el continente que presenta la población más envejecida del mundo, a pesar de haber aumentado 18 millones de habitantes por la emigración. Obviamente no se trata de una situación coyuntural, sino estable. Aunque la tasa de fecundidad traspasó el umbral de remplazo generacional (2,1 hijos por mujer) a partir del año 1981, no hay ningún indicio de que pueda mejorar a corto y medio plazo. Entre las múltiples causas del suicidio demográfico que sufre España están la falta de ayudas públicas, la pérdida de ingresos laborales para las mujeres habidos en España en 2021 suponen un descenso del 0,6% respecto a 2020 y un 5,6% si lo comparamos con 2019. La cifra de 2021 es la más baja desde 1941, el año en el que el INE comenzó a registrar los nacimientos. Sin duda la inseguridad que provocó la pandemia ha agravado el declive que comenzó en 2009. La causa de que nazcan menos niños no es sólo por la reducción de la fertilidad, sino también el menor número de madres en edad fértil. Deseo aclarar que la tasa de fertilidad atañe a lo posible: la capacidad de engendrar hijos de las mujeres por estar en edad fértil, mientras la fecundidad se refiere al número de hijos que realmente se tienen, indicador que suele ser menor que el anterior de fertilidad de España, aumentando su diferencial hasta el último año analizado, 2020, en el que la UE presentó 1,50 hijos por mujer. Nuestra nación obtuvo entonces una tasa de fecundidad de 1,19, el valor más bajo de la UE tras Malta. España alcanzó ese año el segundo valor más alto en la edad media de madres primerizas. Además, en 2020, obtuvimos el percentil más elevado (un 10,2%) en el número de madres que tuvieron su primer bebé por encima de los 40 años. Los 338.532 nacimientos. Hace 64 años la tasa de fertilidad española era de 2,7 hijos por mujer, ratio que fue ascendiendo hasta 1973, cuando alcanzó 2,85, la cifra máxima del período analizado; un valor que desde entonces se ha ido reduciendo. Europa tenía en 1958 una tasa de fertilidad similar (2,66) que, a diferencia de lo ocurrido en España, ha evolucionado desde entonces con un descenso menos pronunciado que el de nuestra nación. En 1985 la Unión Europea (UE) comienza a superar la tasa tras la maternidad, la dificultad para conciliar y la escasa corresponsabilidad de muchos hombres en la crianza. Es un problema estructural que pide soluciones estructurales. La Federación Española de Familias Numerosas reclamó el pasado 15 de marzo, Día Internacional de la Familia, la prestación universal por hijo, una reivindicación histórica, ya que existe en la mayoría de los países europeos de todo signo político, porque entienden que las partidas dedicadas a proteger la familia son una inversión. Aunque a nuestros gobernantes no les guste legislar a favor de las familias numerosas debieran reconocer que se necesitan jóvenes que coticen para que se puedan pagar sus pensiones.

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