Exportar o empobrecerse
1 de marzo de 2020

La globalización ha venido para quedarse, porque el libre mercado es eficiente, y el proteccionismo o la autarquía, ruinosos. La errática política de comercio exterior de la Casa Blanca ha perjudicado los intereses de EE UU y no ha frenado el avance imparable de China. Como muy bien decía Financial Times, «tras dos años de negociaciones, aranceles y contraaranceles, Trump no ha conseguido ninguno de sus objetivos». Un riesgo más que va a afectar a nuestra economía es la creciente irrelevancia de Europa en un mundo cada vez más bipolar, en el que EE UU y China prácticamente deciden por todos. Si a eso se le añade la falta de cohesión real de la UE y un sistema autonómico escasamente eficiente en el gasto, el futuro parece problemático.

Esta perspectiva internacional pone de relieve que las exportaciones se han convertido ya en el elemento decisivo para asegurar la sostenibilidad de una región. Hay políticos que emplean mucha energía en reclamar solidaridad a otras comunidades para poder gastar más, y muy poca en facilitar la competitividad de las industrias y servicios. A un sector, independientemente de la calidad de los bienes producidos, no le resulta fácil exportarlos si en su territorio existen gravámenes adicionales respecto a los de otros con los que compite. Lo mismo se puede aplicar a otro recurso imprescindible para equilibrar la balanza de pagos: el turismo. Se debe conseguir que aumenten los visitantes del extranjero y que, además, gasten cada vez más.

Fuente: Vocento

Primero, veamos la evolución de las exportaciones españolas en 2019: crecieron un 1,8%, alcanzando los 290.089 millones de euros. Los bienes de equipo representaron un 20,4% sobre el total; el sector de alimentación, bebidas y tabaco, un 16,8%; el del automóvil, un 15,2%; y los productos químicos, un 14,5%. Sin embargo, que el 65,7% de estas exportaciones se dirijan a la UE supone una debilidad para España, dada la desaceleración de nuestros socios comunitarios.

El panorama exportador autonómico resulta variado. En 2019, Aragón aumentó sus ventas al extranjero un 13%, el valor más alto, constituyendo estos bienes un 4,6% del total nacional. Le siguen Asturias y Navarra, con un incremento del 11,6%, lo que se traduce en 10.147 millones, una cifra récord en una comunidad de solo 600.000 habitantes.

En el extremo contrario figura Baleares (-8,6%), donde los turistas han gastado un 23,4% menos, dato muy preocupante, ya que la contribución de este sector a su PIB asciende a casi el 45%. Algo parecido ha ocurrido en Canarias, cuyas exportaciones han descendido un 4,1% y donde los visitantes gastaron un 8,5% menos, cuando el turismo aporta un 35% de su PIB. Quien no venda al exterior y tampoco cuente con un turismo de alto valor va a tener crudo conservar su bienestar.

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