El ‘Brexit’ llevará a Reino Unido a la recesión, pero no a Europa y a España
20 de junio de 2016
Por admin

La economía de Reino Unido sería la más perjudicada en caso de que los británicos opten por el sí en el referéndum del próximo jueves. Su eventual salida de la Unión Europea restaría al PIB de las islas entre un 1 y un 3 por ciento anual, de acuerdo con la mayoría de análisis y organismos, y el país entraría en recesión. El principal motivo de ello es la incertidumbre que este escenario generaría a corto plazo, en tanto que lastraría la confianza, llevaría a posponer decisiones de inversión y daría lugar a una fuerte volatilidad financiera. Sin embargo, sus efectos serían más limitados en la Unión Europea y en España.

En concreto, el Brexit podría restar cuatro décimas anuales al avance de los Veintiocho, que el año pasado fue del 1,9 por ciento. En el caso de España, el impacto sobre nuestro PIB se reduciría a la mitad, dado que los analistas lo sitúan en el entorno de las dos décimas. En el caso de Reino Unido, la primera en notarlo será la moneda.

Fuerte devaluación de la libra

Como si de un efecto cascada se tratase, el fuerte recorte que previsiblemente sufrirá la libra encarecerá las importaciones y, sobre todo en un primer momento, se traducirá en fuertes salidas de capital. De ahí que la economía británica entre más que previsiblemente en recesión y que tenga dificultades presupuestarias, pero más como consecuencia de alteraciones en los mercados financieros y de divisas y de la influencia de estos cambios en el mercado de bienes.

Más paro, menos actividad

Reino Unido tiene una balanza comercial fuertemente deficitaria y el Brexit podría ampliar esa brecha, en opinión del analista Juan Fernando Robles. Todo hace pensar en que el Banco de Inglaterra (BoE) endurecerá la política monetaria para evitar nuevas devaluaciones de la libra y para compensar las salidas de capital. Esto enfriaría la economía británica, que registraría un aumento del desempleo y una caída de la actividad.

Cabe destacar la elevada dependencia que tienen las exportaciones británicas de Europa. En concreto, la Unión Europea representa el 44 por ciento de las exportaciones de Reino Unido, mientras que en sentido contrario, la economía británica apenas recibe un 16 por ciento de la exportaciones de sus vecinos europeos. Robles considera que en el largo plazo este proceso sí hará a la economía británica más competitiva y menos dependiente de las importaciones, pero a costa de un considerable recorte en el nivel de vida de los británicos.

Los dos escenarios oficiales

Ante el auge del sí al Brexit en las encuestas, el Ejecutivo de David Cameron maneja dos escenarios, ambos de recesión, aunque uno de ellos más severo. Si Reino Unido lograse un acuerdo de comercio con la UE, el crecimiento sería un 3,6 por ciento menor de lo previsto actualmente y el paro aumentaría en 520.000 personas.

En el supuesto más grave, que prevé la salida del mercado común, el PIB sería un 6 por ciento menor transcurridos dos años, se perderían hasta 820.000 empleos y los sueldos caerían un 4 por ciento. Un estudio anterior del Tesoro había revisado las consecuencias a largo plazo y estimado que los hogares contarían con 4.300 libras (5.640 euros) menos a la altura de 2030.

Incertidumbre para Europa

El Brexit, y en esto parecen coincidir la mayoría de los expertos, no tiene capacidad de generar recesión en la Europa continental dado que no producirá cambios sustanciales en el intercambio de bienes a corto plazo. Este proceso no supondría un abandono inmediato de los tratados, sino la negociación de un nuevo estatus para las Islas Británicas. A largo plazo, según el marco de relación final, el impacto será absorbido paulatinamente, pero no son esperables grandes alteraciones en el comercio.

Sin embargo, expertos como Javier Santacruz señalan que el mayor coste para Europa es la incertidumbre. Para el Viejo Continente, explica, «no es tanto perder un mercado importante, que también, sino el alto coste de la inestabilidad e incertidumbre». A eso se suma el indiscutible deterioro derivado de la marcha de un Estado miembro que representa el 17,6 por ciento del PIB de la Unión Europea.

Gasolina para los populismos

Victor Zuluaga, economista del Institute of Economic Affairs de Londres y analista del think tank Civismo profundiza más en los efectos adversos de un movimiento que acentúa la inestabilidad política en la que Europa se podría encontrar después de que uno de sus principales miembros dejara la UE. «Con importantes elecciones en España, Francia, Italia y Alemania en los días y meses posteriores al referéndum británico, un Brexit es susceptible de soliviantar a los partidos populistas y antieuropeos en esos países», explica Zuluaga.

También colocaría en una posición incómoda a estados miembros pequeños que quieren permanecer en la UE pero fuera del euro, como Suecia. «La pérdida del Reino Unido es igual a una gran pérdida de influencia de este grupo de países, lo que podría abocarles a seguir el camino británico», subraya.

Posibles efectos proteccionistas

Otro posible efecto que no habría que perder de vista es el impacto de un hipotético Brexit sobre la dirección de la política económica europea en el futuro. El Reino Unido está particularmente expuesto a la globalización, al ser una economía partidaria de políticas de apertura comercial y favorable a la liberalización de mercados. Esta tendencia, que para Zuluaga «ha tenido sin duda un impacto positivo en la competitividad de las empresas europeas y en el bolsillo de los consumidores», podría revertir como consecuencia del Brexit y dar lugar a actitudes más proteccionistas e intervencionistas.

Las previsiones del FMI

En la revisión anual que realiza el Fondo Monetario Internacional a sus países miembros a través del Artículo IV que rige la institución, los funcionarios determinaron que un posible Brexit tendrá «un efecto negativo substancial» para la economía inglesa. Una vez más recuerdan que un abandono del club europeo obligaría a Reino Unido a renegociar sus acuerdos comerciales con 60 países fuera de la Unión donde, hasta la fecha, estas relaciones están determinadas por la regulación europea. Ello sin olvidar que también se deben establecer los términos para materializar el divorcio con Europa y determinar cómo será la convivencia desde entonces.

Según señalan desde Washington, esta negociaciones «pueden durar años», lo que generará un amplio periodo de alta incertidumbre y aversión al riesgo, una receta que suele disminuir el consumo, la inversión y azuzar a los mercados financieros. «A largo plazo, casi todos los estudios realizados coinciden en afirmar que la economía de Reino Unido contará con un peor desempeño que si mantuviera el estatus actual», señalan justificando esto con el incremento de barreras financieras que enfrentaría el país.

Por todo ello, desde el FMI barajan también dos escenarios. En el más comedido, donde la incertidumbre es relativamente moderada y Reino Unido opta por rubricar acuerdos comerciales similares al que actualmente mantienen países como Noruega con la UE, la economía inglesa sólo sufriría una contracción del 1,5 por ciento en 2019. Aún así, en una situación adversa, donde las negociaciones se alargan más de lo previsto e incluso se llegase a no cumplir el marco regulatorio de la Organización Mundial de Comercio, el PIB británico sufriría un colapso que derivaría en una recesión del 5,5 por ciento en los próximos tres años.

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