Pagamos hasta por respirar
8 de septiembre de 2013
Por admin

Los impuestos están presentes en casi todas las actividades que realizamos: desde comprar el pan, montar una empresa o ahorrar algo de dinero. ¿Compensa trabajar sabiendo que el Estado se lleva casi la mitad de lo que ganamos?

Como Tercer Estado no sólo nos tenemos que conformar,en base al silogismo de Sieyès, con aspirar al papel que realmente nos corresponde en la sociedad. Además nos hemos resignado a ejercer de simples paganinis o, lo que en el Antiguo Régimen se conocía como pecheros, que no eran más que los campesinos obligados a tributar en beneficio de los exentos.

La historia fiscal de España da para una buena antología. Desde el diezmo se han justifcado todo tipo de abusos para sostener una maquinaria estatal cada vez más inquietante.  Las clases medias, los pecheros del S.XXI, se ven cada vez más empobrecidas en unos tiempos en los que España puede «presumir» de ser el país con uno de los tipos marginales de IRPF más elevados de la zona euro. Con una Constitución que no establece
límites a la política fiscal, que deja a interpretación del legislador el carácter confiscatorio de la misma y que somete la propiedad al interés general y a la función social que dicte la ley, uno puede entender que los límites, de facto, los fija el estado de necesidad de todas aquellas familias que no llegan a fin de mes o del autónomo que se ve abocado a pagar religiosamente el IVA aún y cuando no ha podido facturar sus servicios.

En plena refriega con Gibraltar, es irresistible pensar, en base a la tradición judeo-cristiana del bien y del mal, que si existen los paraíso fiscales es porque al otro lado de la verja se levantan auténticos infiernos tributarios de lso que ni Dante podría liberarnos. Sumida en una era de incertidumbre, España parece haber adoptado las dos únicas circunstancias que Benjamin Franklin daba por seguras en esta vida: «la muerte y los impuestos».

¿A dónde va mi dinero?

En total, a los impuestos estatales debemos sumar otros 120 autonómicos ¿Y cuánto le queda a usted? Para saberlo, hemos hecho un pequeño experimento con la ayuda de www.cuantosimpuestos pago.com, una herramienta digital que, aunque está en proceso de mejora, sí nos da una buena aproximación de lo mucho que le esquilmal a final de mes.

Para el ejercicio hemos escogido un salario bruto anual de 22.899€, que se corresponde con la ganancia media anual por trabajador en el año 2011. La cosa quedaría de la siguiente forma: Un 24% del salario, 7.099€  iría destinado a pagar la cuota empresarial a la Seguridad Social. Un 5%, 1.454€ se destinaría a la cuota del trabajador a la Seguridad Social. Un 11%, 3.557€, para IRPR Un 8%, 2.246 €, se destinaría a IVA.

En total, dicho trabajador destinaría un 48% de su sueldo bruto (14.356€) al Estado, por lo que, descontados los mencionados impuestos, podría disfrutar del 52% de su salario anual o, en este caso, de 15.641€. Todo ello, claro está, sin contabilizar lo que se le restaría a través de los tributos y tasa que manejan las Comunidades Autónomas.

Pero siguiendo con el experimento, claculamos con dicha herramienta las retenciones tributarias para un salario de 200.000 € brutos anuales.

Los resultado reflejan que en el mencionadocaso, se destinaría el 50% del sueldo a paga impuestos, lo mismo que un asalariado que gane 40.000€ brutos anuales y un punto menos que otra que gane 50.000€. Lo que deja en entredicho nuestro sistema de progresividad fiscal es que se nutre, especialmente, del esfuerzo de las clases medias.

Según lo  Presupuestos Generales aprobados para el año 2013, en 56% se destina a gasto social, especialmente pensiones y prestaciones por desmpleo, el 31% se gasta en actuaciones generales, como pago de deuda pública o transferencia a otras administraciones. El resto se dedica a servicios públicos básicos y a actuaciones económicas. Sin embargo, el debate ya no debería ser tanto cuánto se gasta sino cómo se gasta.

A pesar de que nuestro país es uno de los miembros de la OCDE que más invierte en educación, se encuentra a la cola en lo que respecta a resultados escolares, según el informe PISA que advierte que el problema reside en el modelo. Como la educación, encontramos el mismo problema en la sanidad o en nuestro sistema de pensiones, condenado a la quiebra si se sigue sosteneindo sobre los pilares de una estafa piramidal.

Sin embargo, todas estas ineficiencias han sustificado, hasta el momento, un incremento triburtario totalmente confiscatorio que además, sirve para mantener una administración sobredimensionada cuyo gasto se ha mantenido al margen de la crisis, especialmente en de las Comunidades Autónomas, que el pasado año supuso casi 30.000 millones de euros más que en 2007.

País de pecheros

Legalmente nuestra Carta Magna, aunque especifica que todo régimen tributario nunca debe ser confiscatorio, no establece ningún límite, dejando el mismo a interpretación del legislador. No obstante un incremento indiscriminado de impuestos, como  ha ocurrido recientement, aunque a corto plazo sí aunmentan los ingresos, a medio o largo plazo puede dejar sin efectos las subidas. Es lo que se conoce como la curva de Laffer y que nuestra económia ya está experimentando.

El pasado mes de abril, el propio Ministerio de Hacienda reconocía que los ingresos derivados de los principales tributos habían caído un 6’6% interanual. No quiere decir, sin embargo, que rebajándolos se solucionarían a corto plazo los problemas de ingresos, pero sí permitiría una mejora de nuestra economía, a día de hoy, apalancada por las políticas impositivas. Lo que debería contemplar cualquier político es que, cualquier forma de asegurar la vida del individuo forma parte de la vida misma. Y la propiedad es un ejemplo de ello. Por lo que cuando el Estado interviene de forma indiscriminada contra nuestra hacienda penalizando el trabajo, el ahorro o la inversión, no hace sino más que restar oportunidades a nuestro futuro.

Ante la remota posibilidad de que algo vaya a cambiar, nos resignaremos con celebrar el Día de la liberación fiscal, fechado para el día 10 de mayo, según el think tank Civismo, y que conmemora la fecha en la que los ciudadanos de renta media han ahorrado lo suficiente para pagar todos sus impuestos después de cinco meses trabajando exclusivamente para el Estado.

España, país de pecheros, que como cualquier nación que intenta prosperar a base de impuestos se terminará por convertir, como aseguraba Churchill, “en un hombre con los pies en un cubo tratando de levantarse tirando del asa”. 

Fritos a impuestos

La mayor parte de actividades, inocentes que sean, están penalizadas con algún tipo de tributo. Veamos algunos casos.

Si en los tiempos que corren, usted tiene la suerte de tener un empleo, lamentamos comunicarte que verá castigado su esfuerzo a través del impuesto sobre la Renta (IRPF).

Pero por si fuera poco pagar por trabaja, el Gobierno  de Mariano Rajoy se ha encargado de agravar sus efectos tras incrementar el IRPF entre 0,5 y 7 puntos, de tal forma que las retenciones oscilan entre el 24,75 y el 52% de los ingresos. Esto implica que siempre habrá personas que trabajen más para el Estado que para si mismas.

Sigamos porque, sea usted empleado o no , el día a día nos lleva, inevitablemente, a consumir. Y aunque sólo llegue para comprar una barra de pan, ya estaremos perdiendo una proporción de nuestra capital que irá destinada a pagar el impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), un tributo, de los llamados indirectos, que grava todos los productos de consumo.

Actualmente, tras la subida aprobada por el actual Gobierno, el tipo general del IVA ha pasado del 18% al 21%; el gravamen reducido se ha incrementado del 8% al 10% mientras que el superreducido se mantiene en el 4%.

Si usted es atrevido quizá desee montar una empresa. En ese caso, vaya preparándose para hacer frente al impuesto de sociedades, que actualmente grava en un 30% los beneficios empresariales y sin ningún tipo de beneficio o deducción.

Visto esto quizá prefiera decantarse por ahorrar. En este caso cómprese un buen colchón porque, siguiendo con las subidas, el Ejecutivo de Mariano Rajoy elevó en 2012 el IRPF sobre el ahorro, que se sitúa entre un 21% y un 27%, según los tramos.

Si quiere comprar un piso, porque impuesto de patrimonio; si muere un familiar, pague impuesto de sucesiones si compra un vehículo pague el respectivo impuesto más el de circulación….Y a ello sumemos lo impuestos especiales, también incrementados por el Gobierno. Y que afectan a bebidas alcohólicas, cerveza, tabaco, hidrocarburos, electricidad, carbón, loterías, etc. Por no mencionar el llamado “impuesto medioambiental”, que nadie sabe exactamente para qué sirve pero todos lo terminamos pagando.

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