El Papa habla de economía
15 de abril de 2019

Los peronistas no son buenos ni malos, son incorregibles. Esta conocida frase de Borges vino a mi memoria mientras leía la entrevista que un periodista español hizo recientemente al Papa. En un momento dado el entrevistador preguntó al pontífice si el sistema económico que domina el mundo, el capitalismo, es el que provoca la pobreza. La pregunta es, de por sí, bastante absurda y refleja, entre otras cosas, la profunda ignorancia del periodista, ya que lo que muestran los datos, sin lugar a dudas, es que, si buena parte del mundo logró en los últimos siglos escapar de la pobreza en la que la inmensa mayoría de sus habitantes había vivido siempre fue, precisamente, por los cambios que provocó ese sistema que denominamos economía de mercado o capitalismo. A lo que tendríamos que añadir que la pobreza se ha reducido de forma espectacular en las últimas décadas; y que las causas principales por las que tantos millones de personas en multitud de países han mejorado de forma sustancial su nivel de vida son el capitalismo y la globalización.

Francisco pudo haber hecho alguna observación en este sentido. Pero no; se mostró de acuerdo con el entrevistador y dijo que “cada vez hay menos ricos con mucha plata y cada vez hay más pobres con muy poca plata”. ¿Fue una mentira consciente o un reflejo de su falta de conocimientos sobre la materia?

No lo sé; pero lo que resulta claro es que cuando se elige Papa a un peronista pasan estas cosas. Tratando, más adelante, de moderar una afirmación tan radical, Francisco matizó su opinión y dijo que “la economía de mercado, si es social, puede andar, pero lo que no anda es el mundo de las finanzas” y que todo esto “crea guerras por la posesión de las riquezas”.

Es decir, que una economía de mercado sin bancos ni préstamos funcionaría mejor; y que, además, así evitaríamos las guerras. Espero que algún día lo explique con mayor detalle. En fin, todos cometemos errores. Volviendo a Borges, parece que, en una ocasión un joven lo ayudó a cruzar la calle y, conociendo la poca simpatía del escritor por el justicialismo, le dijo, casi disculpándose, que era peronista. Y Borges le respondió: no se preocupe, hombre; yo también soy ciego.

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