Una economía de pequeñas empresas
3 de febrero de 2021

Los últimos informes que publica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre la recuperación que van experimentando las distintas economías mundiales muestran que la economía española, como en crisis pasadas, vuelve a descolgarse de la recuperación que, por el contrario, sí presentan sus homólogas. Así lo muestran indicadores como el compuesto, publicado periódicamente por el organismo, donde España, aun habiendo registrado una leve mejoría, se muestra a la cola de los países analizados. Este comportamiento procíclico se debe a una serie de factores que condicionan el comportamiento de nuestra economía. En este sentido, hablamos de una situación multifactorial, que de la misma forma que nos hizo crecer más en periodos de crecimiento, nos condenó a registrar una recuperación en la pasada recesión que se postergó más de nueve años; todo ello en un contexto en el que economías como Alemania u Holanda volvían a sus niveles previos en solo dos años.

Entre estas causas figura la composición del tejido productivo español. España es un país muy focalizado en las pymes, que integran el 99,8% del tejido productivo. Aun siendo este valor relativo similar al que muestra la media de la Unión Europea, así como otras potencias como Alemania, contrastando los valores absolutos la locomotora económica triplica en número de grandes empresas a la economía peninsular. Estas, además, son las que más empleo concentran, por encima de la media.

Debemos ser conscientes de lo que esto supone. Según los datos que manejamos en nuestro servicio de estudios, entre los años 2008 y 2017, la población empresarial, medida por tamaño de empresa, muestra que mientras la gran empresa registra una variación negativa acumulada de 215 empresas, la variación negativa que muestran las pymes asciende hasta las 90.000 empresas. Una situación que vuelve a repetirse en la presente crisis, donde el 99% de las empresas destruidas por el Covid vuelven a ser pequeñas y medianas empresas.

De la misma forma se comporta el empleo en este tipo de empresas. Mientras las grandes compañías, durante el mismo periodo que se analiza anteriormente, registran una variación negativa en el empleo del -0,1%, las pymes y microempresas, por su parte, registraron una variación acumulada del -32% en el caso de las pequeñas empresas, así como del -15,6% en el caso de las medianas.

Como vemos, los escasos recursos con los que cuentan las pymes las hace más vulnerables ante las crisis. Una situación que pone de manifiesto la necesidad de hacer crecer a nuestras empresas, así como facilitarles el camino. Pues, ante estos datos, y de no reforzar nuestras empresas, España está condenada a vivir esta situación en cada nueva crisis que se suceda, con la consecuente recuperación más tardía que ello supone.

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