«Trump es bocazas, impulsivo y narcisista»
23 de enero de 2017
Por admin

Pocas cosas se le han resistido a Inocencio Arias, diplomático durante todos los gobiernos de la democracia -excepto el de Mariano Rajoy-. Quizá convertirse en espía a finales de los 50, rodar con Woody Allen o trabajar en Oriente. Con sus memorias Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones, este testigo de excepción confirma que un diplomático es mucho más que un funcionario público al que le faltan páginas en su pasaporte. 

-Su conferencia se titula «Trump: ¿apocalíptico o bocazas?». ¿Y si cambiamos la «o» por la «y»?

Apocalíptico, no. Yo subrayaría lo de bocazas, amén de impulsivo y narcisista.

-¿Hay riesgo de que el nuevo presidente apriete «el botón nuclear»?

No, no. No lo apoyará, aunque nos dará sobresaltos en otros terrenos. En Estados Unidos no se teme eso. Aquí sí, por supuesto. Es de Estados Unidos, de derechas y bravucón. Suficiente para demonizarlo. 

-No hubiera votado a Trump pero tilda de «inquietantes» sus propuestas. ¿La Casa Blanca moderará su lenguaje?

Una vez en el poder no tendrá más remedio. Le advertirán y se dará cuenta de que el hombre más poderoso de la Tierra debe medir sus palabras. Tonto, aunque aquí estemos encantados de creerlo, no es en absoluto.

-¿No estaban listos los estadounidenses para tener a una mujer como presidenta o el problema fue Clinton?

Estaban archipreparados y bastante gente muy deseosa, pero ella no era tan buena candidata y algunos aspectos de su comportamiento, a pesar de su excelente preparación, eran censurables. Pensemos que siendo secretaria de Estado mandaba mensajes confidenciales por su correo abierto. A mí me hubieran expedientado.

-¿Y qué jugó a favor del magnate republicano?

Montó una campaña inteligente. Repito que no es nada tonto y aprovechó el descontento de la clase media baja y los obreros para imponerse en territorios clave. Gustaba su franqueza. Era ordinario, hasta zafio, pero hablaba muy claro. Esto gusta y el ser millonario allí no es un problema, sino un buen signo. 

-¿Le ve capaz de romper los lazos con la OTAN?

No. Nos va a pedir, y en eso lleva razón, que no racaneemos en gastos de defensa como venimos haciendo. España una de las que más, pensando que ellos nos van a defender.

-La gran «valla fronteriza» entre Estados Unidos y México, ¿realidad a corto plazo o quimera irrealizable?

Si la hace, la pagará él. Pero no seamos hipócritas o ignorantes. ¿No tenemos nosotros vallas en Ceuta y Melilla? ¿Por qué ha de practicar Trump una política de puertas abiertas con México y los países iberoamericanos y nosotros de puerta cerrada con África? La respuesta es sencilla: sin vallas, sin límites, nos invadirían a los dos.

-¿Con Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones se hace eco de la visión denostada de la visión que se puede tener hoy del cuerpo diplomático? ¿O es una provocación?

Era la que yo tenía. Totalmente equivocada. La mayoría de los diplomáticos son serios, buenos servidores del Estado y preocupados con nuestra imagen y la defensa de los españoles. Mucha gente, lamentablemente, aún nos ve como frívolos, pedantes, mamones.

-¿El estar fuera de su ejercicio profesional le da una libertad que cuando era diplomático no tenía?

Ciertamente. Ahora hablo con menos circunloquios y soy más libre para denunciar a los verdaderamente mamones, los cínicos o los sinvergüenzas. 

-Vivió en primera fila el apoyo de España a la guerra de Irak siendo representante de las Naciones Unidas, ¿se arrepiente ahora de alguna de sus posturas?

No exactamente. Yo creía a pies juntillas que Sadam tenía las armas de destrucción masiva (me equivoqué y nos equivocamos), que desobedecía a la ONU y yo obedecía las órdenes de un gobierno legítimo que tenía luz verde del Parlamento para apoyar a Estados Unidos. 

-Naturalmente, le ha tocado tratar con líderes de todo tipo y condición. ¿Cree que el Papa Francisco ha logrado desbancar a todos los demás?

No, el peso de los líderes religiosos, incluso el de una persona de la autoridad y solidaridad de Francisco, ha decaído. Ni siquiera el carismáticos Juan Pablo II desbancó a los importantes del momento. Aunque jugó un papel crucial en la explosión del imperio soviético. 

-Un joven recién licenciado en Derecho y que se incline hacia la carrera diplomática, ¿qué nómina se encontraría a final de mes?

En España, la de cualquier funcionario. En el extranjero, bastante más alta. Para vivir desahogadamente, pero nunca para retirarte con una fortuna ni «fortunita».

-En cuarente años habrá conocido muchos perfiles de inmigrantes españoles. Los de hoy son nuestros jóvenes universitarios repartidos por el mundo. ¿Por qué España es capaz de darles formación y no oportunidades?

Hay mucha más gente preparada que en mi época, lo que es bueno, pero no mejor preparada. El nivel es inferior. Ahora bien, es un drama que la crisis azote tan fuertemente a los jóvenes. Con todo, peor es una persona que con cincuenta años es despedido y no encuentra trabajo. Su porvenir es más negro. 

-¿Fuera de España se nos conoce por ser el país de los corruptos? ¿O por estar casi un año con un gobierno en funciones?

Aunque hay más corrupción que en la época de Franco no se nos conoce por eso porque en todas partes cuecen habas, Rusia, Francia, Italia, Brasil, Corea del Sur… Lo de estar sin gobierno ha sido bien digerido fuera. Sin mayores alarmas. 

-Dejemos a un lado la política. Su equipo, el Real Madrid, siempre en lo más alto mientras que Osasuna se resigna como colista. ¿Carne de segunda división?

Ojalá no. Osasuna, por virtudes del pasado reciente, despierta simpatías fuera. Yo se la tengo. Y piense en los presupuestos de los dos clubs.

-Está jubilado desde 2010, ¿qué le ata a su pajarita de colores?

Soy rehén de ella. Si aparezco en una charla con una corbata normal, mis fans no compran mi libro. Y como Meryl Streep, Robert de Niro o Belén Esteban, me debo a ellos. A mis fans. 

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