Riesgos: internos y externos
29 de mayo de 2018
Por admin

La incertidumbre política en torno a la continuidad del Gobierno de Mariano Rajoy podría ser un duro golpe al crecimiento económico de España. Efectivamente, a la preocupación por la situación política en Italia y Cataluña y a las repercusiones para la economía global de la política económica de Estados Unidos (EEUU) se une ahora un posible cambio de Gobierno que siembra algunas dudas sobre el futuro económico de España.

España necesita un Gobierno estable que mantenga la hoja de ruta que hasta ahora ha sido capaz de sostener un alto nivel de crecimiento económico y de generación de empleo. Es importante recalcar que, gracias a las reformas estructurales emprendidas en los cinco últimos ejercicios, la economía ha marchado bastante bien. También durante 2018 con un crecimiento del PIB cercano al 3%. Sin embargo, para mantener esa senda de crecimiento durante los próximos años, es fundamental contar con un Ejecutivo que siga acometiendo reformas. Un programa que debe contemplar la reducción de los niveles de déficit fiscal y de deuda pública. En el primer trimestre de 2018 la deuda ha crecido en 17.452 millones de euros y se sitúa, actualmente, en 1.161.750 millones.

Una situación de deterioro fiscal que se agravaría por la presencia de un Gobierno provisional u otro que incumpla los presupuestos aprobados, los cuales son esenciales para la reducción del déficit. La discontinuidad del proyecto actual de política económica no sólo generaría más déficit y deuda, sino que amenaza las inversiones por la falta de seguridad en un nuevo gobierno. La consecuencia sería una reducción en los niveles de bienestar y de creación de empleo.

EL EURO SE DEPRECIA

A esta crisis política interna se une la depreciación del euro, desde el mes de febrero, y la mayor inflación, durante este mes de mayo, que están haciendo que los españoles nos empobrezcamos. La tasa interanual del IPC, que se situaba en abril en el 1,1% y que en mayo podría superar el 1,7%. Habrá que esperar al día 30 de este mes para que el INE lo confirme, pero se observa que los precios de la alimentación están repuntando (especialmente de los alimentos frescos) y también lo están haciendo los carburantes y combustibles, los que a su vez repercuten en los precios del transporte.

Cualquier español que se sienta defraudado por esa pérdida de poder adquisitivo de su dinero se sentirá todavía más decepcionado si viaja a Estados Unidos (EEUU). Ello se debe a que el euro sigue depreciándose. Ayer, el tipo de cambio cotizaba 1,16 dólar/euro frente al 1,25 de febrero de este año. ¿Cuál sería el tipo de cambio de equilibrio? Hay indicios, como el popular índice Big Mac publicado por la revista The Economist, de que el tipo de cambio que iguala los precios en EEUU y en la Zona del Euro sería de 1,33 dólares/euro. Por lo tanto, el índice Big Mac indica que hoy el euro está depreciado en un 13%.

DÉFICIT COMERCIAL DE EEUU

Esta discrepancia, entre el tipo de cambio de equilibrio y el del mercado implica que cualquier visitante europeo que viaje a EEUU se sentirá más pobre, ya que se reduce su capacidad de compra. En cambio, los norteamericanos que viajen a Europa verán que sus dólares compran una mayor cantidad de bienes y servicios. Eso significa, para disgusto del presidente Trump, que su “apreciado” dólar está frenando las exportaciones americanas y aumentando las importaciones, lo que hará que las empresas yanquis sean menos competitivas. Otra consecuencia de un dólar más caro es el aumento del déficit comercial de EEUU, indicador que está ya en cifras muy elevadas: 834.000 millones de dólares en los doce últimos meses (-5% del PIB). Este déficit comercial de EEUU tenderá a mantener la actual política comercial proteccionista.

LA FED SUBIRÁ LOS TIPOS

La convicción de que los tipos de interés en Estados Unidos solo pueden seguir subiendo atraerá en el futuro más capitales extranjeros, lo que apreciará más al dólar y afectará negativamente a la competitividad de EEUU. Consiguientemente el déficit exterior americano se agrandará y el superávit de la zona euro crecerá. Por estos motivos, las previsiones sobre las decisiones de la Reserva Federal (Fed) del próximo 13 de junio apuntan a una subida del tipo de interés de al menos en un cuarto de punto, dejándolo en el 2% anual.

Las actas de la Fed, publicadas la semana pasada, dejan pocas dudas: habrá pronto una subida de los tipos de interés. Ello se debe al comportamiento de la inflación, medida por la variación del IPC, y la tasa de paro. El crecimiento del IPC se situó en abril en el 2,5% frente a una media mensual del 2,2% en el primer trimestre. Esta subida estuvo motivada principalmente por un alza de los precios de los combustibles del 7,9%. También la llamada inflación subyacente, la que excluye a la energía y los alimentos frescos, se mantuvo en el 2,1% por segundo mes (una décima por encima del objetivo). En definitiva, se aprecian presiones inflacionistas, que están aumentando durante este mes de mayo, y que justifican la subida de tipos de la Fed en el mes de junio, lo que tal vez seguirá provocando la apreciación del dólar.

Mientras tanto aquí en Europa el euro más débil abarata nuestras exportaciones, lo que permite un mayor crecimiento económico. A la vez, las importaciones se encarecen, lo que está aumentando el abultado superávit comercial de la Zona del Euro. Éste ha alcanzado ya los 283.0000 millones de dólares en los últimos doce meses (+2% del PIB). El problema es que parte del aumento del superávit comercial puede verse compensado por el crecimiento del precio del petróleo y nuestra elevada dependencia de esta materia prima. Por otro lado, tanto la amenaza inflacionaria en Europa que plantea una moneda débil como las subidas del precio del petróleo podrían adelantar el alza de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, prevista para el año que viene.

ESPAÑA: LAS REFORMAS NECESARIAS

España debe prepararse para este cambio en la economía mundial. El escenario que se vislumbra es preocupante: mayor inflación, más turbulencias en el comercio internacional, subida de los tipos de interés y aumento de los costes energéticos y salariales en las empresas. A esto se une los riesgos de un cambio de política económica que dificultará todavía más cumplir los Presupuestos del año 2018, sobre todo en el control del déficit y de la deuda pública. El Banco de España en su Informe Anual, exige reformas decididas para conseguir: sostener el sistema de pensiones, una mayor eficiencia del gasto público, un mejor funcionamiento del mercado laboral, un incremento de los ingresos fiscales y una reducción de la deuda pública.

El problema es que estos cinco desafíos, aunque son ineludibles, se estrellan con la incertidumbre política sobre quién gobernará España en el futuro. Sólo con pactos entre las fuerzas políticas y visión de Estado a medio y largo plazo podrán afrontarse.

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