Revolución exportadora (1)
6 de abril de 2014
Por admin

España vive una expansión de sus exportaciones sin precedentes. Está batiendo récords históricos. Cuando el mercado interno ya no puede crecer más, bien por falta de poder adquisitivo, bien por escasez de crédito a empresas y particulares, vender en el exterior se convierte en la única salida para sobrevivir. Como dice el refrán: «El hambre agudiza el ingenio» y, una vez más, los españoles hemos demostrado nuestra capacidad de crecernos ante la adversidad. El reto consiste en ser competitivos a escala global y lo estamos consiguiendo. En 2013, España impulsó un 5,2% sus ventas al extranjero y aumentó su base de empresas exportadoras hasta las 150.992, lo que supone un 10,2% más que el año anterior. La consecuencia de este esfuerzo ha sido una mejora de la previsión de crecimiento del PIB que, según el Banco de España, será del 1,2% en 2014. Por eso, para conocer la velocidad real de recuperación de las distintas regiones, es ineludible analizar la marcha de sus empresas exportadoras.

El año pasado, un 4,8% de las empresas españolas operaron en el exterior, de las cuales un 1,3% ya lo venían haciendo de forma regular desde 2010, según datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y el Instituto Nacional de Estadística (INE). Tomando esas cifras comoreferencia, las comunidades conmayor porcentaje de empresas exportadoras serían País Vasco (8,8%), Cataluña (8,4%), Madrid (8,3%) y La Rioja (7,3%). Por detrás, también por encima de la media, se situarían la Comunidad Valenciana (6,6%), Navarra (6,3%), Murcia (5,5%), Aragón (5,1%) y Canarias (5%).

Sin embargo, la fortaleza exportadora no la da el resultado del último año, sino la regularidad mantenida durante, al menos, un trienio, 2010-2013 en nuestro caso. En este campo, destacan tanto Cataluña (2,5%) como La Rioja (2,4%), quedando en un segundo plano pero por encima de la media, País Vasco (1,9%), Navarra (1,8%), Comunidad Valenciana (1,8%), Aragón (1,5%) y Madrid (1,4%).

Fuente: Vocento

Aparte de los «clusters» especializados, una ventaja competitiva que pasa inadvertida es la existencia de polos industriales. Como consecuencia de las sinergias que encuentran las empresas pequeñas al colaborar con las grandes, estas zonas ayudan a mejorar la capacidad exportadora. Los costes se reducen gracias a las economías de escala, facilitando el aumento de la producción y la calidad. Quizá una de las principales razones por las que en algunas áreas existen tan pocas empresas exportadoras se encuentra en que, en los años de la burbuja, se descuidó la construcción de este tipo infraestructuras.

Como analizaremos con más profundidad la semana que viene, la parte negativa de nuestras exportaciones es que han sido más un modo de supervivencia de las empresas que el resultado de una estrategia innovadora. Por ello, en la mayor parte de las comunidades urge un cambio de política industrial, ya sea ampliando el uso del suelo industrial o bonificando la I+D o las contrataciones a las empresas con presencia exterior. El crecimiento de la demanda interna española será testimonial en los próximos años, por lo que ese cambio de paradigma resulta esencial.

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