Ranking: Salario mínimo
2 de enero de 2023

España es la economía desarrollada que más ha subido el SMI desde 2017, un 41,3%.

Así, el informe del Banco de España (BdE) sobre la subida del SMI del 22%, que decretó Pedro Sánchez en 2019, estimó que este ascenso del SMI ocasionó que perdieran su empleo, parcial o totalmente, entre 90.000 y 170.000 españoles. Con toda lógica, cuando una nómina se eleva por encima de la productividad marginal del trabajador, al empresario no le queda otro remedio que despedir al operario que ha dejado de ser rentable.

En economía las soluciones de resolver el corto plazo, sin tener en cuenta el largo, suelen provocar una espiral de empeoramiento progresivo de la situación. Un Gobierno responsable debiera asegurar la sostenibilidad estructural, aunque supusiera confesar una cruda realidad: la austeridad del hoy puede ser ineludible si se pretende que en el mañana haya crecimiento y empleo. Es una verdad amarga que mantener contentos y agradecidos a los votantes en las próximas elecciones, se está haciendo a costa de endeudar a sus hijos y a nietos.

Por último, achacar a “la comisión de expertos que asesora al Gobierno” la responsabilidad de concretar la subida del SMI entre el 4,6 y el 8,2% es un truco que no cuela, porque la ministra puede escoger a sus afines ideológicos para que le digan lo que quiere oír.

Ante esta alza, el director de economía del BdE ha declarado: “No nos parece mal una subida del SMI, entendiendo que estos colectivos son los más vulnerables”. Pero, tras resignarse a lo inevitable, el experto recuerda que esos aumentos tienen un efecto negativo en la creación de empleo, por lo que sugiere que tienen que ir acompañadas de medidas complementarias, que amortigüen el efecto negativo en la empleabilidad de jóvenes y mayores. ¿Será capaz el Ejecutivo de incorporar salvaguardas para que no lo paguen los más desprotegidos?

Si comparamos la situación de España con el resto de Europa, llama la atención que haya seis países que carecen de un salario mínimo por ley y que, por lo tanto, no contemplaremos hoy. Se trata de Austria, Italia, Dinamarca, Chipre, Finlandia y Suecia, unas naciones bastante civilizadas en las que el empre sario no tiene el corsé del SMI. Hoy el ranking se hace con los miembros de la Unión Europea y Estados Unidos.

Luxemburgo es el país con mayo salario mínimo mensual, alcanzando la cifra de 2.313 euros. Le siguen Bélgica (1.842 €) e Irlanda (1.775 €). Las naciones que tienen un SMI más reducido son Bulgaria (363 €), Letonia (500 €) y Hungría (504 €).

Sin embargo, el dato más sugerente lo ofrece la evolución del SMI en el último lustro (2017-2022). Si nos fijamos en los países con renta per cápita media-alta, los aumentos del SMI han crecido menos, algo lógico, porque ya eran los más altos. Lo excepcional es que sea España la nación desarrollada que más ha subido su SMI, nada menos que un 41,3%. Por el contrario Francia tan sólo lo ha hecho ido un 11,2% y Alemania un 15,8%. Estados Unidos se ha incluido para hacer notar que en cinco años tan solo ha aumentado un 9,9% el SMI. Subir el SIM no necesariamente indica progreso. A veces indica lo contrario: retroceso, porque genera un paro pavoroso, algo que es peor.

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