¿Qué nuevos ataques se le pueden infringir al Rey Juan Carlos?
10 de febrero de 2023

Algo les debe ir mal últimamente a los enemigos de la Monarquía pues tras un período de cierto apaciguamiento han vuelto a sacar los cañones. Aunque la persistente e ilimitada investigación judicial y fiscal dice que no hay nada que imputar al Rey Juan Carlos, hay que tirar de otros cajones aunque estén vacíos o llenos de argumentos que cuando menos son falaces. Ahora, algunos han descubierto, con gran escándalo, que la residencia física y fiscal del Rey, está en Abu Dhabi donde reside desde hace casi tres años. Y se enteran que no está en España donde es obvio que no ha residido los 183 días preceptivos para conservar aquí su residencia. ¡Vaya sagaces sabuesos! Y algunos llegan a afirmar que el Rey de España por tener su residencia fiscal en el país que vive, o sea por cumplir la ley, no es español. Notable sandez. Además le acusan de ser «opaco» por no estar sujeto a la legislación española que no le corresponde. Es verdad que el comportamiento de Don Juan Carlos en estos casi tres años ha sido opaco. Pero no se le puede criticar sino felicitar y agradecerle por la opacidad. Han sido casi tres años sin conceder una entrevista ni hacer una sola declaración relativa a España, ni a su familia, ni a los políticos, ni a la difícil situación económica y social por la que atravesamos como país. Tampoco ha querido responder, ni acudir a los tribunales ante tantos insultos, calumnias y ataques muchos de ellos claramente merecedores de una querella. Un solo viaje a España en todo este tiempo, a Sanxenxo, para participar en una regata dio lugar a sus únicas palabras en todo este tiempo. «Gracias, muchas gracias» fue su respuesta a los vítores con los que le saludaban los gallegos pero se le acusó de haber «montado un show». En 2020 al dejar España fue abandonado por los gobernantes de su país en lo material y en lo espiritual y fue recibido con orgullo y generosidad por los emiratíes. Muy pocas veces se ha visto a un Estado defendiendo menos a uno de sus nacionales. Al Ejército del Aire, ahora también del Espacio, no se le ha ocurrido ofrecer ni una vez una aeronave que estuviese libre del permanente uso por Pedro Sánchez, como por ejemplo para trasladar al Rey a España o al funeral de su prima Isabel II de Inglaterra. Al Cheij Mohamed sí. El embajador de España en Abu Dhabi tiene la actitud de no recibir, ni saludar, a un súbdito español que fue tantos años su Rey, ni facilitar la vía consular para tramitar cualquier documento personal. Esta es la ayuda y amparo que recibe D. Juan Carlos del Estado español que tampoco le paga ningún tipo de pensión aunque por ley le corresponda como Capitán General o como Jefe del Estado durante casi cuarenta años. Cualquier español, aunque no haya cotizado, recibe una pensión, como los denominados «pobres de solemnidad» pero el Rey merece menos respeto y consideración que el último de los españoles. Frente al silencio, el olvido, el insulto, las ofensas y en suma la gigantesca ingratitud desde España, recibe en los Emiratos continuas muestras de cariño, respeto y admiración. En el catálogo de ofensas y agravios quedan pocos que no hayan sido ya utiliza-dos contra Don Juan Carlos, pero los mezquinos y miserables no pararán. Y mientras, los que respetamos, admiramos y queremos al Rey Juan Carlos I, callados. Qué poco queda de la tradicional lealtad e hidalguía que caracterizaba a los españoles.

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