Pobres de bolsillo, míseros de libertad
18 de octubre de 2015
Por admin

Cada vez hay menos pobres en el mundo. Aunque les pese a los agoreros, los datos son tozudos y los del Banco Mundial sentencian que, por primera vez en la historia, menos del 10% de la población del planeta se encontrará este año en situación de pobreza extrema. Sus proyecciones apuntan, no obstante, a que los 702 millones de personas que se hallan en estas circunstancias se irán reduciendo anualmente hasta 2020. No en balde, en apenas cuatro años han bajado en un 30%. Y eso con una crisis económica encima.

Es una noticia por la que congratularse, aun reconociendo que todavía es mucho el camino por recorrer. Este descenso se puede atribuir al crecimiento de los países emergentes y en vías de desarrollo. Por el contrario, España nada a contracorriente de esta saludable tendencia. Aquí, la tasa de personas en riesgo de pobreza aumentó hasta el 22,2% según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2014, elaborada por el INE con los datos del 2013. Son dos puntos porcentuales más que el año anterior y se debe a una disminución del 2,3% en los ingresos medios anuales por hogares, que se cifraron en 26.154 euros.

El riesgo de la pobreza se cierne más o menos amenazador según la región de España en que nos situemos. En Murcia es casi cuatro veces mayor que en País Vasco. Otras comunidades donde esta tasa es reducida son Navarra, Madrid, Galicia y Cataluña, mientras que en el otro extremo se sitúan, casi empatadas, Andalucía y Extremadura. Esto tiene su correspondencia en los ingresos anuales de las familias. En tanto que los de un ciudadano vasco ascienden a 14.281 euros, los de uno extremeño son casi la mitad. Aunque unos ingresos medios menores no siempre se traducen en una mayor tasa de riesgo de pobreza. Probablemente, la fortaleza de la red familiar puede explicarlo.

Pero estas desigualdades no se dan únicamente en el ámbito geográfico, sino también si se tiene en cuenta la variable de la edad. Y es que el aumento de la tasa de riesgo de pobreza fue particularmente alto entre los menores de 16 años. Hasta un 30% de niños y adolescentes se hallan en esta posición de vulnerabilidad, casi ocho puntos porcentuales por encima de la media de la población.

Esto pasará factura en forma de un descalabro generacional, pues sufrir una situación de pobreza en esas etapas de formación y crecimiento –cuando se forja la personalidad– puede acabar convirtiéndose en un lastre el resto de la vida.

Fuente: Vocento

Conviene por ello no olvidar que, según la concepción del premio Nobel de Economía AmartyaSen, inspirada a su vez en la filosofía aristotélica, la pobreza no es una mera privación de bienes o ingresos, sino que va mucho más allá. Se traduce en la imposibilidad de alcanzar un mínimo de realización vital, porque se impide que surjan las capacidades encerradas en la naturaleza de cada cual.

Boicoteado este desarrollo humano se trunca también, tal y como reconoce la ONU, el proceso de ampliación de las potencialidades de las personas y de sus libertades. Así pues, España se juega mucho si no invierte todos sus esfuerzos en reducir estas tasas que van en contra de la tendencia global. No solo generarán ciudadanos más pobres, sino también menos libres. 

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