¿Necesitamos al BCE?
4 de octubre de 2013
Por admin

Aunque el euro está lejos de ser una divisa perfecta, lo cierto es que ha supuesto un salto adelante para muchos países de la Unión Europea en la medida en que ha enterrado las chapuzas monetarias a las que estaban acostumbrados los diferentes bancos centrales del Viejo Continente.

Pensemos en el caso de España: estar en el euro nos exige hacer reformas estructurales que mejorarán nuestra competitividad a largo plazo, mientras que estar en la peseta nos permitiría devaluar la moneda compulsivamente y seguir perpetuando errores y desajustes.

Por tanto, estar en el euro supone un paso adelante en el camino hacia un sistema monetario más sano. No obstante, las actuaciones del Banco Central Europeo durante esta crisis invitan al recelo y al estudio de nuevas formas de seguir avanzando en la dirección correcta.

En este sentido, es importante recordar que la Eurozona podría funcionar sin la existencia del BCE. No es esta una sugerencia extravagante: Panamá no tiene moneda de curso legal ni banco central, pero lleva más de un siglo funcionando como una economía dolarizada de facto.

El sistema monetario panameño se equilibra de forma automática, siguiendo el desempeñod el mercado. Este paradigma exige libertad de entrada y salida de capitales. En Panamá, los tipos de interés los dicta el mercado. Cuando el país exporta más, hay más dólares en la economía, y viceversa.

Por supuesto, Panamá no monetiza sus emisiones de deuda pública, como tampoco rescata entidades financieras ni garantiza depósitos. Como no hay prestamista de última instancia, los bancos deben ser responsables y disciplinados o se enfrentan al colapso. En la práctica, el Estado ha sido expulsado por completo del sistema financiero. ¿El resultado? La inflación promedio del país ha sido marcadamente reducida, apenas superando el 1% en los últimos veinte años. La actual crisis ha supuesto un mayor aumento de los precios, pero en gran medida está inflación ha sido importada, como consecuencia de las políticas monetarias expansivas desarrolladas por Estados Unidos y la Unión Europea.

El caso de Montenegro

En Europa tenemos un caso similar al de Panamá. Se trata de Montenegro, país que lleva más de una década usando el euro pero que no ejerce una política monetaria excesivamente activa a través de su banco central. ¿Qué consecuencias ha tenido esta estrategia? La tasa de inflación de Montenegro acumula una década a la baja, a pesar de la crisis financiera y de la volatilidad económica que caracteriza al país balcánico.

Cuando el país incurre en déficits por cuenta corriente, el volumen  de euros en circulación se reduce y la economía se ve obligada a corregir excesos; de modo contrario, el superávit por cuenta corriente premia a Montenegro con la entrada de un mayor volumen de euros.

Cierto es que Montenegro mantiene un banco central y, por tanto, el dinero sigue sin estar plenamente separado del Estado, ya que dicha entidad puede realizar intervenciones impensables en el caso de Panamá. No obstante, el ejemplo de este pequeño pais de la Península Balcánica ofrece un precedente interesante para seguir desarrollando un mejor sistema monetario en Europa.

Eso sí: para seguir avanzando en la desnacionalización del dinero, los ejemplos de Panamá y Montenegro deben ser conjugados con el fin de las leyes de curso forzoso, que impiden la competencia entre divisas. Economistas como mi admirado Pedro Schwartz propusieron en su día que el euro fuese una moneda común pero no única para así permitir una competencia entre el circulante nacional y el europeo.

En última instancia, las propuestas expuestas en líneas anteriores supondrían lo siguiente: El sistema financiero tendría que ser más responsable, ya que dejaría de tener unprestamista de última instancia y se acabarían los rescates y garantías estatales.

Las finanzas públicas tenderían hacia una mayor responsabilidad fiscal, ya que la monetización de la deuda y los déficits ya no seña posible.

La economía no podría incurrir en graves desajustes, por lo que el mercado debería desarrollar mayor competitividad y dinamismo.

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