Más conflictividad laboral a mayor afiliación sindical
28 de abril de 2013
Por admin

En la crisis más dura, con un paro en cotas históricas que tiende a empeorar, disponer de un empleo se ha convertido en un bien preciado. Recuerden el anuncio de un desesperado que ofrecía la indemnización recibida por su despido a quien se comprometiera a contratarle con un puesto de trabajo estable. Es cierto que el miedo a perder el empleo apacigua, en cierto modo, las reivindicaciones.

Esa es la razón por la que en los últimos meses, en el sector de la automoción –Volkswagen, Citroën, Ford, Iveco, Renault y Nissan, entre otros– han apostado por la flexibilidad laboral para asegurar la empleabilidad y atraer nuevas inversiones. Sin embargo, cuando la viabilidad de una compañía es dudosa, se incrementa la conflictividad. Y como resultado de ello ha habido un serio aumento de las huelgas en España. En 2012, las horas perdidas por este motivo crecieron un 62%, el número demovilizaciones y protestas aumentó en un 11,5%, y el de huelguistas subió un 31%.

No obstante, esta conflictividad varía en las distintas comunidades autónomas. Hay tres indicadores que miden la ausencia laboral como acción de protesta: el número de huelgas, los trabajadores participantes y las jornadas perdidas. Este último es el más significativo porque integra los otros dos factores.

Fuente: Vocento

En términos relativos, la región más conflictiva en 2012 fue el Principado de Asturias, con 603 jornadas por cada 10.000 trabajadores ocupados. El difícil porvenir del carbón ha provocado ese indeseable liderazgo de horas de trabajo perdidas. Cantabria (401 jornadas) fue la siguiente por la reconversión de una gran industria del mueble. La tercera fue Castilla y León (329 jornadas), a raíz de los dilatados conflictos en el sector de la minería. En el extremo opuesto, conmenos de 2 jornadas perdidas, se encuentran La Rioja y Baleares, (en ésta última, abundan los contratos de temporada en el sector turístico). Otro dato relevante es la correlación (0,71) entre el índice de envejecimiento (porcentaje de mayores de 65 respecto a menores de 15 años) y las jornadas laborales perdidas. Este índice es más alto en comunidades como Asturias y Castilla y León, que son mucho más reivindicativas

La conflictividad laboral tiene además una estrecha relación con el porcentaje de afiliación sindical sobre los ocupados (la correlación es del 0,67). Asturias es la comunidad con mayor número de afiliados sobre los ocupados (31,4%), seguida de Cantabria (23,2%) y Galicia (23,2%). Estos datos deberían ayudar a dilucidar dos cuestiones. La primera, conocer si la conflictividad laboral es un factor determinante en el atractivo inversor de una comunidad, estudiando para ello cómo influye en los diferentes sectores. El que va a abrir una empresa tiene ahora muy en cuenta el coste de la mano de obra, pues se considera un factor clave para ser competitivos. La segunda cuestión es acerca de la eficiencia de los sindicatos a la hora de resolver los conflictos, un asunto que puede tener relación con la pérdida de más de 300.000 afiliados en estas organizaciones entre los años 2008 y 2010

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