Liberalización
28 de febrero de 2021

“Contraproducentes” es la calificación que merecen las políticas públicas de la Moncloa para afrontar la crisis, si se toman como referencia las recomendaciones del Index of Economic Freedom de la Heritage Foundation. Esa reprobación la respaldan las previsiones económicas sobre España de las principales instituciones mundiales. Así, seremos uno de los países de la UE que más tiempo tardará en salir de la crisis. En la misma línea, el Banco de España afirma que “hasta 2023 no recuperaremos el PIB que teníamos en 2019”. Lo peor es que las nuevas estimaciones que se van conociendo resultan cada vez más sombrías. Por ejemplo, el FMI considera que el crecimiento del PIB en 2021 se situará en un 5,9% en 2021, alejándose de la anterior previsión del 7% efectuada por la ministra Nadia Calviño.

Puestos a encontrar causas objetivas del mal pronóstico que nos adjudican, la más clara reside en el afán intervencionista del Gobierno de SánchezIglesias hacia el mundo empresarial. Esta animadversión populista se concreta en un doble hostigamiento: un torniquete regulatorio y un rejonazo fiscal, con el que pretenden hacer caja. Sin embargo, la curva de Laffer enseña que subir en exceso los impuestos no aumenta la recaudación, sino que la reduce.

El desmesurado gasto público resuelve los problemas de hoy, pero a costa de agrandar los de mañana. La Moncloa echa la culpa del exceso de déficit a la pandemia y se apoya en ella para redoblar el intervencionismo. Los mejores resultados a menudo se logran, en cambio, con mayor libertad económica, lo que implica limitar el papel del Gobierno, y generando un mayor dinamismo económico en el sector privado.

El Instituto Bruno Leoni ha presentado este mes el Index of Liberalisation, que se refiere solo a la libertad de mercados. Su objetivo consiste en medir los avances que realizan los estados miembros de la Unión Europea y el Reino Unido en la creación de las condiciones legales y regulatorias para preservar o incluso promover la competencia. Identifican tanto las barreras a las que esta se enfrenta como las mejores prácticas en nueve sectores: distribución de carburantes, mercado eléctrico, mercado del gas natural, mercado laboral, servicios postales, telecomunicaciones y comunicaciones electrónicas, transporte aéreo, ferrocarril y seguros.

El informe establece que las puntuaciones más altas del ranking están asociadas con menores costes de entrada, mayor actividad y que exista una mayor pluralidad de operadores, ofertas y productos. El índice prueba además que la liberalización se halla fuertemente relacionada con el crecimiento económico y el nivel de innovación de un país. Si bien la mayoría de los Estados europeos no están entusiasmados con la liberalización del mercado, en ellos, ha habido una apertura gradual de este. Esto se debe en parte a los logros de la Comisión Europea, así como al propio autoaprendizaje. Desafortunadamente, el efecto del Brexit, el impacto del covid y el creciente apoyo a la política industrial van a frenar esta tendencia positiva.

El país europeo líder en el índice de liberalización fue Reino Unido con 93 puntos, seguido de Irlanda (79) y España (78). Los mercados menos abiertos se encuentran en Finlandia (55), Croacia y Eslovaquia (ambos 57). El Index of Economic Freedom, el más completo que existe, pone en el podio de la UE-28 a Irlanda (80,9), Reino Unido (79,3) y Dinamarca (78,3). La conclusión es clara: las islas británicas constituyen el paraíso de la libertad económica en Europa. Sin embargo, los dos índices tratados, aunque recientes, se elaboraron con datos de 2018, por lo que no recogen los efectos de la pandemia. Es de temer que den un buen susto cuando aparezca la próxima edición, especialmente a España.

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