Liberales en las calles por ‘la liberación fiscal’
7 de julio de 2017
Por admin

Algo se mueve en el espectro político catalán. Hace semanas EL TIEMPO radiografiaba un espacio emergente, el de los liberalismos, que hasta ahora había transitado entre un amplio abanico de formaciones. De CiU a ERC, pasando por el PSC, los populares y Ciudadanos: un espacio que apenas ahora empieza a reivindicar un perfil y voz propia. Por ahora es un espacio fragmentado y sobre el que se cometen algunos equívocos cuando se les compara con según quien. Han invertido suficientes esfuerzos a pronunciarse a las tribunas donde los han dejado hablar y organizar de propias, como eventos, cenas, tertulias y debates. Y ahora parece que no sólo están dispuestos a plantar batalla en el campo de las ideas, en Twitter o puerta cerrada, sino a salir a la calle con su agenda.

Los últimos años ya se habían visto pancartas y carteles que apuntaban a como de regresiva podría ser la gratuidad de los estudios universitarios; un activismo que parecía patrimonio exclusivo de la izquierda. Pero no es nada habitual que se convoquen manifestaciones con reivindicaciones en sintonía con su propuesta. Es por este motivo que un acto para «La liberación fiscal», brindis incluido, a las puertas de la sede barcelonesa de la Agencia Tributaria estatal -como los que hacen los activistas liberales en EEUU- merece que nos percatemos.

La fecha no la han escogida al azar: el 5 de julio es el día que los catalanes habremos dejado de trabajar para cumplir con nuestras obligaciones tributarias, de acuerdo con los cálculos del think tank Civismo. Este ejercicio es una forma de visibilizar la dimensión de lo que se ingresa a la hacienda española anualmente. Y eso incluye el pago del IRPF, el IVA, los impuestos especiales y los tributos estatales, autonómicos o municipales como el IBI, el impuesto sobre el patrimonio o el de matriculación. El estudio de Civismo divide los contribuyentes en tres grandes tramos, en función de la renta, y en cuatro bloques en función de la edad. De la diferencia entre el coste laboral y lo que se abona en concepto de impuestos extraen lo que llaman «cuña fiscal», el peso real de los impuestos al trabajo.

También según el think tank con sede en Madrid, Cataluña es la comunidad donde se necesitan más días trabajados para satisfacer los deberes tributarios. Contra la media estatal del 28 de junio, en el Principado el cálculo de días se alarga hasta el 5 de julio. En un artículo publicado en el diario Ahora el día antes de la concentración, la presidenta y el vicepresidente del colectivo Catalanes Libres, Elisenda Lamana y Martí Jiménez, recuerdan que el sueldo medio, después de impuestos, deja los ingresos disponibles del trabajador por consumo o el ahorro a la mitad del coste salarial. Este es el supuesto cuando la Seguridad Social corre a cargo de la empresa. Extrapolando este cálculo anual a toda una vida, los autores de la opinión constatan que «la liberación fiscal» del trabajador medio no llega hasta los 43 años de edad.

A esto hay que sumarle las horas que la empresa dedica a gestiones relacionadas con los impuestos, que en España llega a las 167 del año. Lamana y Jiménez consideran que no se puede establecer una relación directa entre aumento de carga tributaria y redistribución de la riqueza, y continúan argumentando como una imposición que ellos ven excesiva puede alimentar una pulsión clientelar: lejos de transferir rentas de ricos a pobres, lo que hace es transferirlas de grupos desorganizados a grupos con capacidad de presión política.

Catalanes Libres no es la única organización que convoca a la concentración festiva, pero el artículo de sus dos cargos es lo que se lee como manifiesto y el roll-up que tienen en la carpa es suyo. Al terminar, y hechos los brindis con cava imperativos, llega el momento de pasar lista. El colectivo Students For Liberty (SFL) ha cumplido, y no sólo con los que tienen doble militancia al think tank independentista, como el propio Martí. El partido Demócratas ha enviado una nutrida representación, no tan grande como la de Llibergència, aunque se echan de menos algunas de sus caras más destacadas. Alguien bromea diciendo que una persona que participa de uno de los grupos convocantes ha pasado a ver qué se cocía y acabó marchando. Otros contribuyen de otra forma, sin estar de cuerpo presente, pero aportando dinero con que pagar pancartas serigrafiadas y camisetas donde se puede leer «Independencia y Capitalismo» y otras consignas «del rollo». En total, medio centenar de liberales de todas las edades y sensibilidades.

De fondo, una cuestión candente para este espacio: los próximos meses se concretará la apuesta de la casa grande de los liberalismos: el Círculo de las Libertades. Entre quien entre, y se resuelva como se resuelva, puede ser la tentativa más seria que nunca ha habido en Cataluña para intentar cohesionar esta opción tan dispersa. Seguro que habrá quien ha encontrado el artículo reconvertido a manifiesto demasiado radical, y otros que lo considerarán muy socialdemócrata. Pero acciones como esta permiten encuentros, apretones de manos y intercambios de teléfonos. Vínculos que pueden materializarse en nuevos debates, cenas y artículos conjuntos. Y quizás alguna otra manifestación más. Que una vez te dejas ver, una vez que pisas la calle y te libra de los complejos, todo ello puede acabar pegando.

Publicaciones relacionadas