Latinoamérica frente a la pandemia: debilidades y retos
27 de noviembre de 2020

El mundo ha sufrido un golpe inesperado. No ha habido ningún país que no se haya visto afectado por la pandemia. Todos, en mayor o menor medida, han tenido que adaptarse a esta nueva situación. A día de hoy, no hemos experimentado aún todas las repercusiones económicas que el globo sufrirá, pero han quedado a la luz muchas de ellas y, por lo que se puede apreciar, Latinoamérica va a tratarse del territorio más damnificado.

La covid-19, según los primeros datos oficiales, traspasó las fronteras latinoamericanas el día 26 de febrero en Brasil, tan solo un mes después del primer caso europeo. Latinoamérica y el Caribe registran un total de 12.064.500 casos de infectados. Es decir, en tan solo nueve meses, han sobrepasado de largo los 10 millones, debido a un crecimiento exponencial, que hace entrever que han tenido problemas a la hora de controlar la pandemia dentro de su territorio.

Este contagio desenfrenado viene dado por dos grandes motivos. El primero de ellos, el deficiente cumplimiento de las medidas de seguridad que recomendó la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual alertó de esta nueva enfermedad el 10 de enero de 2020, mientras que Latinoamérica comenzó a adoptar medidas a raíz del primer caso de Brasil.

El segundo motivo reside en que Latinoamérica ya se enfrentaba al brote del virus dengue y a masivos casos de violencia, por lo que sus hospitales han encontrado muchas dificultades para atender a los contagiados por covid-19, dejando imágenes espeluznantes en, por ejemplo, las calles de Ecuador. Además, no solo están sufriendo una crisis social sino también económica.


La covid-19 ha obligado a adaptarse, y la capacidad para hacerlo dictaminará qué países saldrán beneficiados


Brasil ha entrado en recesión tras experimentar una caída del PIB del 9,7%, la mayor de su historia. Sectores como la industria y los servicios se vieron claramente perjudicados por la pandemia. Otro caso claro se halla en Ecuador, que, debido a la covid-19, prevé perder más de 500.000 empleos y un decrecimiento del PIB entre el 7% y el 10%. Pero este país afronta un doble desafío, ya que no solo tiene un problema económico interno. Muchas familias ecuatorianas mantienen una vida digna gracias al dinero que les envían desde el extranjero. Más del 80% de esas remesas provienen de inmigrantes residentes en España, Italia y, sobre todo, Estados Unidos, que también han sido duramente golpeados por la pandemia. El fenómeno de la globalización trajo consigo la liberalización de los mercados, el cual se trata de una moneda de dos caras. Si las grandes economías funcionan correctamente, el resto de países también lo harán. Sin embargo, si las grandes potencias mundiales entran en crisis, repercutirá negativamente en las demás economías, causando un efecto dominó.

Por otro lado, antes de la covid-19, Chile o Argentina estaban ya en crisis, y esta situación ha empeorado aún más su situación. Debido a la subida del dólar, los productos básicos de alimentación como el pan o la verdura experimentaron en este último país una subida del 10%. Además, el desempleo ha alcanzado un 13,1% histórico, un porcentaje que antes de la
pandemia ya ascendía, pero que esta ha potenciado, a raíz de que sectores como la hostelería o la industria se paralizaran. Este desempleo hará que aumenten los impagos y las deudas por parte de la población empobrecida. Argentina arrastraba ya dos años de recesión y una deuda cuantiosa, y han realizado la cuarentena más larga del mundo, lo que ha provocado que cerraran más de 42.000 pymes, mientras que el peso argentino no deja de devaluarse.

Resulta evidente que, a día de hoy, ningún país se ha beneficiado de esta coyuntura mundial. Sin embargo, siempre que se producen cambios, aparecen nuevas oportunidades. La pandemia ha hecho que las tasas de crecimiento de las grandes potencias económicas entren en signo negativo, lo que significa que ya no es atractivo invertir en los países más desarrollados. Por ello, Colombia o Perú resultan más tentadores, pues sus tasas superan el 3%. Esto podría constituir una gran oportunidad de futuro, ya que su poder de financiación aumentaría y esto haría que pudieran reinvertir en sí mismos y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Por supuesto que esta situación presenta retos, ya que los mercados de la zona desarrollarán una mayor volatilidad y esto motivará que los precios de los activos cambien continuamente y, en el peor de los casos, que acaben en una crisis financiera. La covid-19 ha obligado al mundo a adaptarse y la capacidad para hacerlo será la que dictaminará qué países saldrán airosos e incluso beneficiados, y cuáles tardarán en recuperar su antiguo curso.

Latinoamérica se enfrenta a una amplitud de desafíos socioeconómicos que deberá solventar de la manera más efectiva posible. Resulta difícil afrontar la pandemia si ya se arrastraban problemas. Sin embargo, la llegada de inversores se trata de una oportunidad única para reavivar sus economías.

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