Las primarias, puerta de la Casa Blanca
3 de marzo de 2020

Dado que hoy se celebra el supermartes en 14 estados de Estados Unidos, es importante comprender en qué consisten las elecciones primarias y qué significan frente a las presidenciales de noviembre de 2020. Las organizan los partidos para determinar el candidato que más gusta a sus votantes de cara a recibir su nominación final. Los demócratas y los republicanos suelen celebrar elecciones y asambleas en los 50 estados, a fin de obtener los votos de los delegados. Cada partido puede celebrar estos comicios a su manera, ya que no están regulados tan específicamente como los presidenciales.

El partido demócrata y otros más pequeños tienen lo que se llama una primaria abierta, lo que supone que incluso aquellos que no están afiliados pueden votar. Así, los votantes tienen la opción de registrar la preferencia de No Partido, lo que implica que, en las elecciones primarias, pueden solicitar la papeleta de cualquier formación que celebre una elección abierta. Por lo general, esta estrategia va encaminada a atraer a los votantes que no han elegido un partido y promueve la campaña de los candidatos entre una base más amplia.

Los republicanos, por otro lado, tienen unas primaria cerradas, lo que equivale a que solo aquellos que están afiliados a ese partido pueden votar. Esto alienta a sus militantes de base a hacerlo y permite que los leales al partido tengan voz antes de las elecciones generales.

Las diferencias entre demócratas y republicanos son muy amplias, pero en última instancia, una de las más importantes son los caucus frente a los métodos de votación australianos. El caucus del partido demócrata hizo que Iowa acaparara titulares hace unas semanas. Un caucus celebrado el día de la votación es una forma complicada de asignar delegados, en la que se vota en persona por el delegado que se desea que gane la nominación, y se puede ver abiertamente quién vota qué y convencerse unos a otros para cambiar su sufragio a través de un debate. Este método tiene pros y contras, que pueden analizarse en función de su éxito. Primero, resulta eficaz por cuanto anima a los ciudadanos a comprometerse con los miembros de su partido y los candidatos. Sin embargo, el mismo ambiente que fomenta el debate y la comunicación saludable también puede alienar a los votantes de una comunidad, al sentir que no pueden expresar su opinión por diferir de la más popular en su área. Además, plantea dificultades para quienes no están familiarizados con el proceso, ya que puede intimidarles el desafío. En cualquier caso, este sistema apoya la idea de que a los votantes se les debe formar en la toma de decisiones, porque los que asisten se informan sobre los candidatos antes de pronunciarse.


Un único voto tiene más peso, algo de lo que deberían ser conscientes los jóvenes, menos comprometidos con la democracia


Una de las mayores creencias erróneas sobre las elecciones primarias es que no importan. Sin embargo, constituyen uno de los métodos más directos para que se escuche la voz del votante. En ellas, hay más oportunidades de que los candidatos se involucren con el electorado a través de campañas publicitarias, debates y participación en las redes sociales. Los votantes deben aprovechar el tiempo que los candidatos tienen en la carrera primaria para comprometerse con ellos y conocer sus verdaderas posturas sobre los problemas que les afectarán a ellos y a su comunidad. Históricamente, las primarias también cuentan con menos participación electoral. Por tanto, un único voto tiene más peso, algo de lo que han de ser conscientes los jóvenes, uno de los colectivos menos comprometidos de la democracia estadounidense. Los estados han lanzado campañas para aumentar su participación, ofreciendo preinscripciones a los menores de 18 años, así como un registro de votación en el Departamento de Vehículos de Motor cuando se recibe una licencia de conducir. El problema no radica solo en registrar a los jóvenes, sino hacer que se movilicen lo suficiente como para acudir a las urnas el día de las elecciones. El partido demócrata ha visto cómo, entre sus votantes, se producía un aumento de este grupo de edad, los cuales participan activamente a través de candidatos que abogan por eliminar la deuda estudiantil y por brindar atención médica universal. Así, los jóvenes tienden a ser más liberales, tanto en cuestiones económicas como sociales, por lo que los demócratas han logrado despertar su interés con sus promesas de campaña.

Reviste un gran interés ver cómo se desarrolla el supermartes de este partido con Bernie Sanders, que cuenta con más delegados de los que muchos expertos esperaban, y Pete Buttigieg, actualmente en segundo lugar. Sin embargo, el electorado no debería dejarse apabullar con noticias que solo discuten las posibilidades de un candidato de resultar elegido o no. Antes bien, tendrían que centrar su atención en decidir si un determinado partido comparte sus valores, y si su candidato priorizará las medidas que desean que se implanten. Hasta ahora, el partido republicano ha elegido como su candidato al presidente Trump, casi por unanimidad, pero hay otros que se postulan para obtener este respaldo.

En resumen, las elecciones primarias son la mejor manera de comprometerse y sentir que el voto particular se escucha en la democracia estadounidense. Además, las primarias representan una oportunidad para incrementar fácilmente la eficacia de los votantes, gracias a su diverso uso de los métodos de votación. Por todo ello, los votantes deben informarse con detenimiento sobre la agenda de los candidatos en caso de ser elegidos.

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