Las pensiones, en peligro
27 de marzo de 2017
Por admin

Durante los últimos años el número de ocupados ha comenzado a recuperarse. Sin embargo, la creación de empleo se ha ralentizado y promete frenarse todavía más debido a que tanto las presiones al alza sobre los sueldos, como la subida del Salario Mínimo, minan la contratación. Con todo, queda todavía mucho camino por desandar, y no sólo por los parados sino también por los pensionistas. De hecho, apenas hay 1,87 trabajadores por cada pensión (teniendo en cuenta que hay jubilados que perciben de varias clases), cuando lo recomendable para que el sistema sea sostenible es que esta ratio ascienda a dos. Esto implicaría la necesidad de más recortes de poder adquisitivo en los próximos años, a fin de compensar la inevitable evolución demográfica.

En concreto, solo cuatro regiones podrían pagar a sus pensionistas si se rompiera el llamado sistema de ‘caja única’. Éstas son Madrid (2,64 afiliados a la Seguridad Social por cada pensión), Canarias (2,46), Murcia (2,19) y Baleares (2,12). Con todo, esto no significa necesariamente que el mercado laboral de estas comunidades esté funcionando a pleno rendimiento, sino en todo caso que varias de ellas (especialmente, Canarias y Murcia) tienen una población muy joven. Por tanto, si no resuelven sus problemas estructurales de empleo podrían verse abocadas a sufrir este desequilibrio en el futuro. Por su parte, Madrid depende del continuo flujo de inmigrantes para mantener la estructura de pirámide demográfica, por lo que necesita seguir siendo un gran motor de actividad en España.

Vocento

En segundo lugar están aquellas comunidades donde la ratio entre afiliados a la Seguridad Social y pensiones que ésta paga se sitúa en torno a la media española, lo que abarca desde Navarra (1,98 trabajadores por nómina) hasta Castilla-La Mancha (1,77). En medio se encuentran Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja y Aragón. Y mientras que Andalucía se sitúa en esta zona por su elevada natalidad, a pesar de su escandalosa tasa de desempleo, el resto de esas autonomías se encuentran en una situación muy distinta. Tuvieron momentos de fuerte desarrollo industrial en el pasado pero, una vez acabada esta época, han perdido la pujanza económica. Como se enfrentan a un problema doble (pensionistas que cobrarán mucho al jubilarse y un mermado tejido empresarial para sustentarlos), hace falta que desarrollen nuevos nichos de actividad. 

Finalmente, entre las regiones colistas se encuentran País Vasco (1,7), Extremadura (1,67), Cantabria (1,47), Castilla y León (1,44), Galicia (1,26) y Asturias (1,16). Todas ellas se hallan en una situación en que, si no fuera por la ayuda del resto del país, apenas podrían pagar pensiones que no fueran de supervivencia. Se trata de zonas que, por lo general, están lastradas por la emigración de los jóvenes, por lo que necesitan retener talento para revertir la situación.

Con la excepción de Extremadura, son las que ofrecen peor porcentaje de población entre 18 y 25 años (no llegan al 7%), lo que dificulta la obtención de ingresos para mantener un coste de los servicios públicos que crece exponencialmente, debido al mayor gasto en sanidad dirigido a los ancianos. Incluso País Vasco, que cuenta con una fuerte industria y una tasa de paro muy baja, necesita potenciar otros sectores para sostener a las generaciones que se jubilaron en los últimos años.

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