La mejor política social es crear empleo
4 de octubre de 2015
Por admin

Durante los últimos años, ciertos sociólogos ‘buenistas’ han insistido en que la mejor manera de combatir el delito no es la policía, sino los beneficios sociales. Por ello, reclaman que parte del dinero que se invierte seguridad se desvíe hacia un mayor ‘gratis total’, para aquellos grupos que corren un riesgo de caer en las redes de la delincuencia. Si los más pobres tienen algo que perder, señalan, será más fácil que traten de comportarse como ciudadanos ejemplares.

Esta estrategia resulta tentadora, pero tiene dos problemas. Por un lado, es muy caro e ineficiente suministrar recursos a todos aquellos ciudadanos que se encuentran en un grupo de riesgo, cuando sólo unos pocos tienen disposición a delinquir. Por otro, esta medida tiende a convertirse en una «trampa de pobreza», ya que no ofrece incentivos a los ciudadanos para abandonar su deprimente situación, sino que les permite seguir ahí con más comodidad. Además, la sed de privilegios, que las pagan otros, es insaciable. Para que nadie se sintiera un parásito social sería conveniente dar las prestaciones a cambio de unas horas de trabajo para la comunidad.

La realidad prueba que pocas personas cambian su conducta cuando van a obtener beneficios a cambio de nada, y menos incluso si se les legitima para considerarse «víctimas de una sociedad opresora». Por último, una «lluvia de dinero» en una región, a la vez que se le retira esta cuantía a las fuerzas de seguridad, crea un efecto llamada a los delincuentes de otras zonas, por lo que el problema se haría mayor.

En su lugar, es mejor apostar por la creación de empleo, a través de menores impuestos y regulaciones más flexibles. Encontrar trabajo no sólo garantiza suficientes ingresos, sino que también crea una sensación de realización que lleva a una mayor responsabilidad cívica. No es casualidad que todas las regiones que tienen un nivel de desempleo por debajo de la media tengan también una tasa de criminalidad por debajo de la media. Las únicas excepciones son La Rioja y Baleares, algo que en el caso insular se puede asociar a su elevado turismo.

Por otra parte, aquellas comunidades con mayores niveles de paro sufren también más delitos, con la excepción de Extremadura y Castilla-La Mancha, que son regiones eminentemente rurales. De hecho, la ratio de condenados por cada mil habitantes es un 15,7% mayor en aquellas comunidades que tienen unos niveles de desempleo más altos que en aquellos en los que es inferior.

Fuente: Vocento

Numerosos estudios avalan el círculo vicioso entre una mayor tasa de desempleo y una delincuencia rampante, que suele provocar un clima inhóspito para las empresas y frena la generación de puestos de trabajo. Además, un ciudadano con un empleo sabe que tiene algo realmente valioso que perder si se entrega a la delincuencia, mientras que aquel que vive de los subsidios muchas veces está convencido de que puede mantenerlos a pesar de tener un comportamiento irregular. En este caso, las ayudas no actúan a modo de lanzadera hacia una mejor situación, sino que sumergen más en la marginalidad. ¡Lo que más regenera es el trabajo! 

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