La izquierda unida en Iberoamérica, ¿cuándo lo estará la derecha?
9 de marzo de 2020

El foro de Sao Paulo, el cártel de partidos de izquierda más grande de Iberoamérica, ha sido el protagonista de las revueltas violentas que sacudieron a la región en 2019, y que dieron inicio a una series de acciones que el tirano de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó ‘brisa bolivariana’. Sabiendo esto, a lo que se suma que en Argentina se han instalado personeros que son miembros de ese conglomerado de partidos, surgen las siguientes preguntas: ¿qué acciones llevarán a cabo este año para implantar su sistema socialista? ¿Habrá alguna forma de hacerles frente? ¿Quiénes podrían conformar la contraparte al foro de Sao Paulo? Para responder a la primera pregunta, es necesario hacer un repaso de los estragos que han causado. 

En Venezuela, Nicaragua y Cuba, han mantenido a tres regímenes tiránicos que, a través de la represión, el terror y el hambre de sus ciudadanos, hacen que todo intento de rebelión sea silenciado. Dado que, además, la oposición no contrarresta sus planes, han logrado salir más fortalecidos que nunca. En Colombia, las FARC y el ELN, junto a los partidos de izquierda de dicho país, han debilitado al Gobierno de Iván Duque, que no ha sabido manejar la grave amenaza que suponen esos focos violentos. Los grupos auspiciados por este malévolo foro han llevado a Ecuador a una situación tan conflictiva que incluso el presidente centroizquierdista Lenin Moreno ha tenido que abandonar la capital por seguridad, y renunciar a las medidas económicas necesarias para que el país crezca. Chile también se vio afectado por este foro durante las jornadas violentas impulsadas por los socialistas y comunistas que, junto a grupos feministas, causaron unos destrozos que golpearon la infraestructura del país y doblegaron al presidente Piñera para que cumpliera con sus exigencias.


Pero no todo es violencia. También han llegado al poder bajo métodos democráticos, como las elecciones en Argentina y México


Pero no todo es violencia. También han llegado al poder bajo métodos democráticos, como las elecciones en Argentina y México. En España, uno de los miembros de la coalición de Gobierno es socio del foro de Sao Paulo. En estos tres últimos países, ya se comienzan a notar los efectos de unas medidas desastrosas para sus golpeadas economías, así como el intento de adoctrinar a la población con sus ideologías progresistas. Estos ejemplos muestran el aparente éxito de las estrategias del foro de Sao Paulo.      

Respondiendo a la segunda pregunta, si existirá alguna forma de hacer frente a este flagelo destructivo, vimos que la hay en Brasil, donde el presidente Bolsonaro no subestimó esta amenaza, y ante los medios de comunicación, advirtió, precavido, que, si las acciones del foro de Sao Paulo se acercaban a su país, las fuerzas de seguridad estarían preparadas para ello, y así fue: la izquierda no ha podido con él.

En Bolivia, el narco Evo Morales intentó perpetuarse en el poder, pero su pueblo, bravo y harto de más de una década de socialismo, se alzó bajo el liderazgo de dos civiles: Luis Fernando Camacho y Marco Pumari, de modo que los ciudadanos movilizados han expulsado a los socialistas y han llevado al país un gobierno transitorio presidido por Jeanine Añez, quien no ha tenido contemplaciones con la izquierda criminal y se ha enfrentado a los gobiernos de Cuba, México, Argentina y España.

En Paraguay, el Ejecutivo tomó medidas para educar y concienciar a la población mediante campañas en medios de comunicación y vallas publicitarias con las que advertían del peligro que representa ese foro criminal y el socialismo de Maduro. En Uruguay, por su parte, cuando los sondeos daban una ventaja al izquierdista frente amplio, los liberales, conservadores y nacionalista se aliaron para sumar votos y derrocar 15 años de gobierno socialista. Estos ejemplos nos muestran que sí se les puede hacer frente.

Ahora, para contestar a la tercera pregunta, primero hay que tomar conciencia de que, si la izquierda, por ser internacionalista, permanece unida para lograr sus objetivos, la derecha también debería estarlo como defensora de la libertad en Iberoamérica y en el mundo; todas las corrientes son necesarias para oponerse al consenso progresista global, tal como lo hicieron en Uruguay. Deberían participar en esta alianza todos los ciudadanos amantes de la libertad, medios de comunicación, organizaciones, partidos y movimientos, a fin de lograr una estructura que derrote al foro de Sao Paulo y a sus socios de la internacional socialista. Una alianza confederada desde la que se promuevan propuestas para combatir al socialismo. Por ejemplo, cumbres anuales donde se intercambien estrategias que beneficien a los ciudadanos; el desarrollo de programas educativos y culturales que logren formar a la ciudadanía y hagan emerger nuevos liderazgos; o usar, como en Paraguay, las redes sociales y medios de comunicación para exponer las ideas de libertad y que la gente vea que el socialismo no es bueno para nadie, de modo que, cuando estos quieran implementar sus ideas, les resulte más difícil que la ciudadanía las acepte. Juntos y con firmeza se puede ganar esta batalla, que tendrá como objetivos desenmascarar el socialismo, frenar el autoritarismo progresista, y crear una sociedad libre, en la que los ciudadanos sean los ganadores, miembros de naciones libres del yugo marxista. Es hora de construir este gran proyecto.   

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