La incógnita Donald Trump
13 de agosto de 2015
Por admin

El partido republicano de Estados Unidos está sumido en el desconcierto.
Sus rectores están convencidos de que con el millonario aspirante a la presidencia Donald Trump no ganaran las elecciones y se la entregarán sin problemas a la rival demócrata Hillary Clinton; sin embargo el lenguaraz Trump sigue a la cabeza en las encuestas de los votantes dentro de esa tendencia.

El debate televisivo del día 6, en el que más de un dirigente republicano esperaba que Trump se diera un batacazo y el partido podría reagruparse en torno a Jebb Bush u otro candidato respetable, no ha servido para nada. Trump continúa destacado en cabeza a pesar de los ataques de alguno de sus correligionarios y de una frase que pasará a la historia de las campañas políticas estadounidenses como muestra de descaro y zafiedad.

Megin Kelly, la periodista estrella de la Fox que transmitía el debate, estaba siendo, a juicio de Trump, excesivamente agresiva en las preguntas que le dirigía a él. Especialmente en la inicial en la que quiso saber si Trump podría acabar presentándose como independiente, lo que dividiría fatalmente a los republicanos. El interrogado, significativamente, no quiso responder y siguieron otras preguntas incómodas. Trump se quejó y al día siguiente fue más lejos. Entrevistado en la cadena rival CNN, el millonario describió la » fogosidad»  de Kelly en términos insólitos: » la sangre le salía de los ojos y de su…  de donde sea».

La ordinariez del candidato al hacer referencia a la menstruación de la periodista (diría más tarde que no se estaba refiriendo a eso), habría arruinado a cualquier político. No fue así, Trump ha resistido su descripción de los mexicanos como abundantes violadores y narcotraficantes y ahora ha superado la invectiva contra Kelly. Sigue hoy teniendo una abultada ventaja sobre sus inmediatos rivales en las encuestas.

Los medios de información también están confusos. Rolling Stone, sulfurado, denuncia que el asunto no tiene gracia, que el show de Trump es un buen ejemplo del declive actual de Estados Unidos como líder mundial, una muestra de cómo la civilización occidental puede despeñarse en un montón de mediocridad y vulgaridad.Otros medios, menos apasionados, se limitan sin excesivo éxito a explicar el éxito de Trump. La tesis que prevalece es la de que muchos americanos están cansados de sus políticos y admiran a uno que dice lo que le viene a la cabeza sin preocuparse de que sea políticamente correcto. Un comentarista explica que Trump ni sabe ni le importa lo que es políticamente correcto. New Republic sentencia que, en todo caso, el millonario puso a la todopoderosa cadena Fox de rodillas.

La Fox, cuyo dueño Rupert Murdoch, ha criticado en alguna ocasión a Trump, también está en una encrucijada. Varias de sus figuras televisivas no ven con simpatía al candidato pero la emisora ha recogido millones de espectadores que creen que la mayor parte de las cadenas americanas son demasiado «liberales», es decir que están demasiado a la izquierda (en Europa estarían a lo sumo en el centro). Fox viene siendo, pues, la alternativa a la izquierda. Criticar descarnadamente a Trump haría pensar a los fieles de la cadena que esta también se había corrido en esa dirección.

Por el momento, Fox y Trump se apuntan tantos. El debate entre los diez candidatos republicanos fue seguido por 24 millones de espectadores, un récord histórico para un debate de primarias. La codiciada franja publicitaria de los situados entre los 25 y 54 años alcanzó 8 millones. 

La situación es auspiciosa para Hillary Clinton a pesar de que ella esta teniendo problemas considerables de los que trataremos otro día. La política demócrata insiste a la vista del panorama que Trump y el partido republicano son la misma cosa. No es exactamente así pero la señora Clinton no podía desaprovechar la oportunidad de identificar al machista y grosero Trump con el partido rival. Así es la política en el mundo.

Publicaciones relacionadas