La economía española gana dinamismo
3 de junio de 2017
Por admin

Ayer conocimos los datos de afiliación a la Seguridad Social y de paro registrado del pasado mes de mayo. A quienes conozcan la estacionalidad típica del mercado de trabajo español no les habrá sorprendido comprobar que se ha registrado un aumento de la afiliación y una disminución del número de parados. Y es que, en mayo, siempre ha subido el empleo en España y ha bajado el paro. Es un efecto típico de este mes. Sin embargo, lo sorprendente, a la vez que muy relevante, es la cuantía de estos datos.

El incremento producido en la afiliación en el pasado mes de mayo ascendió a 223.200 personas, cifra bastante superior a la habitual. De hecho, es el mejor mes de mayo de toda la serie histórica, que comenzó en 2001, y sólo hay dos meses con mayores crecimientos: junio y julio de 2005. Este aumento de la ocupación se ha debido, en parte,  al  comienzo de la campaña de verano. En solo un mes (mayo) el sector de la hostelería contrató a 65.409 trabajadores más, y el comercio, a 15.793. 

Por lo que se refiere al paro registrado, el descenso fue de 111.908 personas, situándose el número total de desempleados en 3,46 millones. El nivel más bajo desde junio de 2009.

Un análisis interanual de los datos arroja evidencias en la misma dirección: se está creando mucho más empleo y el paro sigue reduciéndose y muy rápidamente. Hoy, en España hay 683.575 personas más afiliadas a la Seguridad Social que hace un año, y 374.936 parados menos registrados en las oficinas de empleo.

Aumenta la población activa

Tras este escrutinio de los datos, la pregunta que surge es: si en  mayo de 2017 hubo 223.200 afiliados más a la Seguridad Social y, de ellos, 111.908 se dieron de baja de las listas del paro para ponerse a trabajar, ¿de dónde salieron los 111.292 nuevos afiliados que no estaban inscritos en las listas de parados? La respuesta es del aumento de la población activa. Es decir, personas que se animan a entrar en el mercado laboral, bien porque se deciden a abandonar la economía sumergida para trabajar legalmente, o bien porque dejan parte de sus tareas domésticas para encontrar un trabajo cuando hay oportunidades.

Este repunte del empleo se debe al crecimiento de todos los sectores económicos de la economía española. Es más, parece muy probable que, durante este segundo trimestre, la producción de bienes y servicios (PIB) esté aumentando a un ritmo del 1% respecto al primer trimestre de este año, cuando fue del 0,8%. De cumplirse esta predicción, habría que remontarse once años atrás, al primer trimestre de 2006, para encontrar una tasa más alta. Lo que significa que, a pesar de que la economía española esté en una fase avanzada del ciclo, no sólo no se ha llegado al punto de inflexión, sino que la actividad se está acelerando. 

Aumentan las exportaciones

Este fortalecimiento viene auspiciado por las exportaciones. El jueves, el Banco de España publicó que, durante el primer trimestre de 2017, éstas crecieron en términos nominales un 14% con respecto al mismo periodo del año anterior. Es importante recalcar que la partida que más se incrementó fue la de servicios no turísticos, que lo hizo en un 17%, seguida por la de bienes (+14%) y, por último pero no menos importante, la de servicios turísticos (+10%). Es más, entre enero y abril, casi 20 millones de extranjeros pernoctaron en España: un 11,6% más que durante el mismo periodo de 2016.

Durante este segundo trimestre, la tendencia al crecimiento de las exportaciones continuará por el auge del turismo y por el mayor crecimiento de la Unión Económica y Monetaria (UEM), a la que van dirigidas el 50% de nuestras ventas totales en el exterior. La mayoría de los indicadores de confianza y expectativas señalan esta dirección. Por ejemplo, este jueves se publicó el Índice de Gestores de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) del sector manufacturero de la UEM, que, en mayo, escaló hasta el nivel 57 frente al 56.7 del mes de abril. En España, el crecimiento de este índice fue mayor (+0.9), pasando del 54.5 en abril al 55.4 en mayo. Estos datos responden a un sólido crecimiento de las industrias española y europea, ya que, además, las empresas indicaron que están aumentando sus plantillas al mayor ritmo en los 20 años de historia del indicador.

También el consumo de los hogares empieza a carburar mejor. Creció un 1,8% anual en el mes de abril (frente al 0,8% del primer trimestre). En definitiva, más exportaciones, consumo e inversión que están generando mayor crecimiento económico y empleo.

Se reduce la productividad

Sin embargo, y a pesar del buen funcionamiento de la economía a lo largo de este año, es necesario seguir insistiendo en los graves problemas que tenemos en el largo plazo, entre ellos, el bajo aumento de la productividad. En 2011 la productividad crecía en España al 1,8%, mientras que, en 2016, lo hizo al 0,4%. Una situación que está relacionada con la inadecuación de los trabajadores a lo que necesitan las empresas. Hay muchas personas que llevan periodos muy largos de tiempo sin trabajar, las cuales han perdido ciertas habilidades o nunca han podido ganarlas debido a la falta de oportunidades. Se trata de desempleo de larga duración que,  desgraciadamente, permite que convivan vacantes sin cubrir con niveles aún muy elevados de desempleo.

Los datos de ayer muestran que el empleo ha crecido en los últimos doce meses a un ritmo del 3,9%, la mejor tasa desde 2007, mientras el PIB lo hizo al 3,2, lo que significa una caída de la productividad aparente del trabajo (-0,7%) desde junio del año pasado hasta junio de este año. De ahí que, con el fin de que España siga siendo competitiva, es necesario que el Gobierno haga reformas en el sistema educativo para generar  nuevas habilidades de cara a los  futuros requerimientos laborales; así como buscar la reducción del número de personas que se encuentra entre los 24-35 años y que no cuentan con estudios de educación secundaria (35%), tasa que es el doble al promedio de la OECD (17%).

Para terminar, es necesario que las empresas y el gobierno se den cuenta de que, a pesar de que hemos ganado competitividad en nuestras exportaciones por medio de la reducción de precios y costes, esto no es suficiente. Se ve claramente cuando nos  comparamos con nuestros países vecinos,  quienes se encuentran en niveles de productividad mucho más elevados, caso, por ejemplo, de Alemania. En definitiva, se deben aumentar los  incentivos  para aumentar las inversiones en I+D, el capital humano y el tamaño de las empresas para lograr, así, un crecimiento más sostenible de la economía y del empleo.

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