España ha experimentado un ligero avance y ocupa en la actualidad el puesto número 43 de 178 en la clasificación mundial de libertad económica. Pese a esta pequeña escalda, con una calificación de 68,5 puntos, el país permanece estancado en niveles inferiores a los observados antes de la crisis por el excesivo tamaño del Estado, el elevado gasto público, la rigidez del mercado laboral y el lastre de la corrupción, a lo que se suma el auge de los populismos experimentado en los últimos meses.

Esa es al menos la conclusión del índice de Libertad Económica que elaboran cada año la Fundación Heritage y el TheWall Street Journal presentado ayer en Madrid por el think tank Civismo, que advierte de que España se encuentra aún “lejos de la mayoría de los países con los que nos queremos comparar, y que ocupan los primeros puestos de esta clasificación.

A la cabeza de ese ranking aparecen Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, Canadá, Chile, Irlanda, Estonia y Reino Unido. Los últimos puestos son para Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Zimbabwe. Argentina y Grecia son algunos de los países que más posiciones han cedido en los últimos años, asegura el informe.

Los suspensos de España

Según el indicador, que mide el grado de capitalismo de los países a partir de diez categorías (ver gráfico), la calificación española es especialmente deficiente en tres áreas: la institucional (por el lastre de la corrupción), la fiscal (por el gasto excesivo y los altos impuestos) y la laboral (por la excesiva rigidez del mercado de trabajo y la necesidad de profundizar en la reforma).

En ese sentido, el director del think tank español, Diego Sánchez de la Cruz, señaló que el gasto pú- blico es uno de los principales lastres para la libertad económica de España. En esta categoría, el país ocupa un puesto 153. “La falta de ajustes en el gasto y los incumplimientos en el objetivo de déficit agravan esta situación y nos recuerdan la importancia de la prudencia fiscal”, señaló, al tiempo que aventuró que España “seguirá mal” mientras “no nos tomemos en serio el déficit”.

Para Civismo, en España es necesario profundizar en la reforma laboral, “que llegó tarde”. Entre otras medidas, reclaman reducir el coste del despido y seguir bajando los impuestos a los ciudadanos. Además, desde el think tank abogan por avanzar más hacia la unidad de mercado.

También pusieron el acento en la inestabilidad institucional por la elevada corrupción y por la amenaza populista, que son un caldo de cultivo para un recorte de la libertad económica. 

El populismo amenaza el lento avance

El aumento del populismo en España y la posibilidad de que Podemos llegase al Gobierno pondría en riesgo la ligera mejora de la libertad económica, según la última edición del índice que elaboran la Fundación Heritage y The Wall Street Journal, que en España publicó ayer el think tank Civismo. Según esta organización, su llegada al poder supondría “un estallido de impuestos y un agujero fiscal”, así como un peligro para las inversiones y la propiedad privada.