La crisis deja al descubierto todas las debilidades y vulnerabilidades de la economía española
5 de octubre de 2020

La recuperación de la economía española ha generado un gran debate entre los principales expertos del país. Un debate en el que se trataba sobre cuan acelerada o no está siendo dicha recuperación, al menos en comparación con otros países de la Unión Europea (UE). 

Entre otras cosas, el debate también contemplaba el planteamiento de la cuestión que muchos ciudadanos en el país se repiten diariamente. Una cuestión que no encuentra respuesta ante este cruce de informaciones. Ante la discrepancia existente entre los expertos, cuesta extraer un análisis homogéneo sobre si la economía española se está recuperando o, por el contrario, no lo está haciendo.

La respuesta a esta pregunta planteada, como suele ocurrir cuando hablamos de ciencia económica, es un ‘depende’. Si observamos los indicadores publicados hasta la fecha muchos podrían dar información que mostrase esa recuperación, manifiesta a través de indicadores de consumo en determinados sectores, así como la reactivación de otros muchos.

Una recuperación que, de igual forma, también se observa a través de la reapertura de la industria y el ascenso del sector manufacturero, así como otra serie de sectores que presentan un mayor dinamismo ante dicha reactivación.

Sin embargo, y al hilo con la respuesta, de la misma forma que tenemos estos indicadores, contamos con muchos otros que no muestran ese optimismo mencionado sobre el futuro de la economía española. En este sentido, y ante la pandemia que actualmente nos afecta, muchos sectores que contribuyen a nuestra economía- como es el caso del turismo o el sector exterior- presentan caídas que no encuentran precedentes en su serie histórica.

España a la cola de Europa

En este contexto, conviene destacar las declaraciones que realizaba esta semana el FMI, en las que el organismo avisaba a España de una recuperación muy complicada, tras los daños ocasionados por la pandemia y el deterioro de la economía española.

Pues debemos saber que hablamos de un deterioro en el que, atendiendo a variables como el empleo, la gestión sanitaria de la pandemia o la propia contracción económica registrada en el segundo trimestre, sitúan a España como el país más dañado de la UE. Y es que, esa menor resiliencia, de la misma forma y como pronostica la OCDE, podría llevarnos a situaciones más desagradables; al establecer el organismo que la economía española, de darse nuevos rebrotes, sería, de nuevo, la economía más afectada del conjunto de economías que integran dicho organismo.

Ante esta situación preocupante podemos dejarnos llevar por la autocomplacencia, así como seleccionar aquellos indicadores que confirmen nuestra tesis, o, por el contrario, hacer un análisis riguroso y contemplar todos los indicadores que, como citábamos, muestran la situación real que presenta nuestra economía.

Y con autocomplacencia me refiero a declaraciones que, en boca de muchos políticos y economistas, tratan de resaltar una rápida recuperación de la economía española, ante datos seleccionados estratégicamente que podrían hacernos pensar que la economía española se encuentra a la cabeza de la recuperación económica en Europa.

En este sentido, lo comentado se ha convertido en una práctica política muy habitual. Ante la mala situación que viene atravesando la economía española, así como los desequilibrios que esta presenta en su estructura, el Gobierno de España centró su estrategia en destacar el crecimiento experimentado por la economía el pasado año, en su contraste con países como Alemania.

Difícil recuperación

El famoso 2% al que tantos economistas hacían referencia nos hizo creer que la economía española se mostraba como la economía que más crecía de la zona euro; además, haciendo creer a aquellos que no comprendían dichos tecnicismos, que nuestra economía se encontraba mucho más fortalecida que el resto.

No obstante, otros aspectos como la deuda pública- que ya se situaba en el 98% del PIB- o  el déficit público, que registraba su máximo al establecerse en el 2,8%, eran aspectos que pasaban desapercibidos ante ese famoso y repetido 2%, que tanto rédito dio a nuestros gobernantes en los meses previos a la pandemia.

Sin embargo, cuando una crisis como la que nos acontece deja al descubierto todas las vulnerabilidades y las debilidades del país, poco desapercibidas pasan las variables anteriormente citadas. Especialmente cuando los indicadores recogen una situación para la economía española de la que será muy difícil recuperarse.

Una situación que, lejos de disipar dichos desequilibrios, sigue ensanchándolos de forma muy sustancial. Pues, como recogen todos los indicadores al respecto, la economía española presentaba- ya antes de la pandemia- un mayor deterioro por esas divergencias que mantiene con el resto países

Y es que, podemos seguir centrando la estrategia en hacer creer a la ciudadanía que la situación es sostenible y que no existen riesgos. Sin embargo, al igual que ocurrió con el crecimiento y ese famoso 2% o los datos que ahora se presentan sobre la recuperación del empleo, resaltar aquellos aspectos que confirman una hipótesis no provoca que aquellos problemas estructurales que presenta nuestra economía no se corregirán automáticamente.

Pues para corregirlos se precisa de eficiencia en la gestión política, pero sobre todo se precisa de un factor fundamental, que es el reconocimiento de nuestras debilidades y nuestra realidad, pues instrumentar la confusión, oculta la realidad, pero no la cambia.

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