La autocomplacencia del Gobierno: un arma de doble filo para la economía
15 de noviembre de 2020

Pese a la inacción del Gobierno de España los avisos sobre un comportamiento bastante irregular de la economía española siguen sucediéndose, a través de indicadores y declaraciones que ensombrecen el futuro de la economía española.

Desde el Banco de España hasta la Unión Europea. Los avisos muestran un peor comportamiento de la economía española así como un claro descuelgue en esa recuperación que, por otro lado, sí experimentan otras economías del bloque comunitario. Con la publicación del cuadro macroeconómico por parte del Gobierno, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó la actualización de sus perspectivas para la economía mundial, que plasmó en su ya conocido informe WEO.

En este sentido, lo que ofrecían dichos pronósticos no convencía al propio organismo, que avisaba en su publicación de la cautela que debían mostrar los mandatarios a la hora de tratar con ellos, en un escenario en el que el virus extendiese su presencia a lo largo del tiempo. Una situación que invalidaría dichas perspectivas, pudiendo ensanchar la magnitud de la contracción prevista para el país a cierre de año.

Asimismo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicaba esta semana su indicador compuesto para el conjunto de economías que integran la organización. Este mes, España -por detrás de Israel- es el país de la OCDE que presenta el indicador de tendencia económica que más se aleja del nivel medio de largo plazo y que, a diferencia de la evolución de la mayoría de esos miembros, la situación además no mejora.

Tal y como dijo el propio organismo hace meses, de darse rebrotes en el país, la economía española se mostraría como la economía mas dañada. Unos avisos que cayeron en saco roto, pero que con la publicación del indicador muestran una situación que ya había sido contemplada por muchos economistas.

De la misma forma que lo hacía el FMI o la OCDE, Bruselas, en aras de incentivar a los políticos a adoptar políticas para contener el virus y el deterioro económico, publicaba sus perspectivas para el cierre del ejercicio. En estas, pese a que no se registraba el crecimiento cosechado durante el tercer trimestre, se recoge un mayor deterioro para la economía española, claramente superior al pronosticado por el Gobierno de España.

Al igual que los organismos anteriores, la Unión Europea teme una mayor contracción, así como una recuperación más tardía de la economía española, respecto a sus homólogas.

Presupuestos Generales del Estado

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en su comparecencia para realizar una valoración de la propuesta de Presupuestos Generales del Estado para 2021, avisaba sobre esa misma situación que describían, previamente, los organismos anteriormente citados. En este sentido, lo que ofrecía el Banco de España es una previsión que dista mucho de la del gobierno, alejando la propuesta de presupuestos de cualquier realidad plausible.

Unas declaraciones que provocaron el cabreo y la incomodidad de una parte del Gobierno, llegando a cuestionar la imparcialidad del Banco de España en las declaraciones posteriores a la comisión. Como vemos, los principales organismos, tanto nacionales como internacionales, hablan de una situación bastante preocupante para el país.

Además, si a esto le sumamos otra serie de situaciones que debe enfrentar el país -como son el problema de las pensiones, la debilidad de nuestro mercado laboral, la condicionalidad de las ayudas europeas o los ERTE-, el panorama económico va a requerir de una mayor implicación política, así como una mayor voluntad.

En este sentido, el último informe del Banco de España, de la misma forma que arrojaba escenarios en los que la deuda podría escalar hasta situarse en el 120% en relación con el PIB y un déficit que podría situarse en el 10%, también hablaba sobre una situación muy preocupante.

Campaña de Navidad

El deterioro que vive nuestro tejido productivo le ha llevado a presentar una situación de quiebra técnica al 25% de las empresas en el país; dato que, a ojos del Banco de España, asciende hasta el 30%. Esto, en un escenario de nuevos confinamientos, con unos indicadores de confianza del consumidor que vuelven a arrojar mínimos, debería, como poco, mantenernos alerta.

Maxime en un escenario en el que la Navidad, y el Black Friday, que representa cerca del 23% del gasto navideño de los españoles, se encuentra, como diría aquel, a la vuelta de la esquina. Una Navidad que podría amortiguar el fuerte shock que ha supuesto el covid-19, a la luz de los datos que esta promete.

Sin embargo, la incidencia acumulada, así como los últimos pronósticos, muestran nuevamente un mayor pesimismo que suscita la posibilidad de que la campaña navideña no pueda darse como se espera. Un agregado más para tomar medidas en un contexto en el que el gobierno parece ignorar a todo aquel que cuestiona su gestión.

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