Kahneman y la psicología del comportamiento económico
30 de julio de 2015
Por admin

El estudio del comportamiento humano ha desempeñado siempre un papel relevante en el desarrollo de la ciencia económica. Desde la teoría de los sentimientos morales de Adam Smith o del cálculo de placeres y dolores de Jeremy Bentham hasta los modernos análisis de expectativas o de toma de decisiones en condiciones de incertidumbre, los economistas han sido conscientes de que los buenos o malos resultados de un sistema económico o la evolución de la coyuntura en un momento concreto dependen, en buena medida, de la reacción de los agentes económicos a las circunstancias a las que se enfrentan en los mercados.

El postulado básico de la teoría económica es que las personas actúan de forma racional, sometidas, eso sí, a restricciones de información. En realidad, si abandonáramos el principio de racionalidad, sería imposible construir una ciencia social digna de tal nombre, ya que las reacciones de los agentes económicos a un incentivo concreto serían imposibles de predecir. Pero, sin dejar de lado totalmente dicho postulado, algunos enfoques han planteado construir modelos basados en una racionalidad limitada o imperfecta. En la ciencia económica actual la llamada teoría económica del comportamiento o behavioral economics es el enfoque más relevante en esta línea. Y una de las personas que más han hecho para fundamentar sus principios es Daniel Kahneman, que fue galardonado con el premio Nobel de Economía del año 2002 por sus trabajos en este campo. Kahneman no es economista, sino psicólogo; y él mismo ha reconocido que nunca en su vida siguió un curso formal de teoría económica.

Kahneman nació en Tel Aviv en 1934. Tras pasar su infancia en París, emigró con su familia al nuevo estado de Israel, donde estudió Psicología. Años más tarde se trasladó a Estados Unidos, y en su país de adopción ha sido catedrático en las universidades de Berkeley y Princeton. Sus conversaciones en el Princeton de los años setenta con el entonces joven economista Richard Tahler tuvieron como resultado la publicación por éste, en 1980, de un conocido artículo sobre la teoría positiva de la elección del consumidor, que muchos consideran que fue el trabajo que estableció los fundamentos de la moderna teoría económica del comportamiento. Modelos basados en este enfoque han sido aplicados a muchos campos, como el análisis de toma de decisiones en condiciones de incertidumbre, las finanzas, los contratos o la regulación económica. Por ejemplo, el debate actual sobre regulación mediante cláusulas opting-in (nadie es obligado a hacer algo si no lo solicita) o cláusulas opting-out (hay que manifestar una oposición expresa para que una determinada reglamentación no sea aplicada) tiene su base en este tipo de análisis.

Las recomendaciones que, desde la economía del comportamiento, se realizan para la solución de problemas económicos no son de aceptación general entre los economistas de nuestros días. Pero un poco de psicología puede venir bien a la hora de tratar de entender por qué la gente hace a veces cosas bastante extrañas con sus vidas y haciendas.

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