El subsidio ruso y chino a emergentes crea un nuevo riesgo de deuda
15 de abril de 2019

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya no está solo en su labor de prestamista de países en desarrollo. China, principalmente, pero también otras naciones como Rusia, se han lanzado durante los últimos años a dar crédito a países emergentes, unos préstamos que, a diferencia de los que da el FMI, no llevan implícitas condiciones macroeconómicas que el deudor debe respetar. Esto ha hecho saltar las alarmas para algunos expertos, quienes avisan de los riesgos que puede generar esta situación. No quedan muy lejos tampoco las palabras de Christine Lagarde hace un año, cuando hacia un llamamiento a “arreglar el tejado mientras todavía brilla el sol”, pidiendo al mundo entero esfuerzos para reducir los elevados déficits que se acumulan.

La irrupción china

“El FMI ya no es el único jugador en el tablero: a medida que la influencia política y comercial de EEUU se ha reducido recientemente, otros países están usando cada vez más la asistencia financiera para mejorar su influencia geopolítica”, explican desde Pimco, uno de los mayores inversores del mundo en deuda. La gestora señala cómo “en competición directa con el FMI, un mosaico de distintos prestamistas quiere dar financiación en términos no comerciales a países en dificultades”. El gran exponente de esto es China, explica la firma: “Pretende aumentar su influencia y asegurarse recursos básicos”, y destacan que el nivel de financiación de este país hacia emergentes “rivaliza con el del FMI en tamaño”.

El plan de China durante los últimos años quiere mejorar las relaciones diplomáticas con el exterior, mientras fomenta la creación de la famosa Ruta de la Seda. Anthony Wong, responsable de las carteras de acciones chinas en la gestora Allianz Global Invesors, explicaba a elEconomista en mayo de 2018 cómo para China la ruta de la seda “tiene mucho más que ver con establecer una relación diplomática y económica a futuro en estos países”, y prefería evitar las compañías chinas que fuesen a participar de estos proyectos, ya que “se va a subsidiar la mayor parte de ellos”.

Sin embargo, no es solo China: desde Pimco también destacan cómo “Rusia ha utilizado durante largo tiempo asistencia financiera para mantener relaciones con los países de la órbita soviética”, señalan, algo que corrobora Javier Santacruz, investigador principal del think tank Civismo: “Es un mecanismo de poder puro y duro. Si Rusia no da asistencia a estos países, se lo daría Europa”, señala.

Las consecuencias

Pimco señala algunos de los peligros que pueden aparecer por esta práctica de China: “Desde 1996 muchos países del África subsahariana se beneficiaron de las iniciativas del FMI y redujeron su endeudamiento, y ahora vuelven a tener cargas de deuda insostenible al haber pedido prestado a China y a los mercados” explican. Otro riesgo es que, al pedir prestado sin condiciones macroeconómicas, “esto tiende a perpetuar la debilidad financiera del deudor”, explica la gestora, quien considera que “el aumento de incertidumbre con las devoluciones de los pagos enfatiza la importancia de una gestión activa en el crédito de emergente”, y señalan que, frente al crédito emergente en divisa local con calificación de B, buscan “oportunidades en crédito con balances más fuertes y para los que la deuda es un puente hacia un camino más fuerte por fundamentales y no una prolongación de un desequilibrio insostenible”.

Condiciones ‘no macro’

Hay expertos que consideran importante distinguir entre préstamos sin condiciones y lo que China está haciendo con la Ruta de la Seda. Eduardo Olier, presidente del Instituto Choiseul en España, explica que “China no funciona con el modelo del FMI, que exige reformas a quien presta. China, sin embargo, quiere que sus empresas salgan fuera, y hace acuerdos para asegurarse materias primas, y contra esto, da un préstamo”. Santacruz corrobora que “frente a condiciones macro, como hace el FMI, China pone condiciones mercantiles: acceso a un yacimiento de materia prima, y una exclusiva para estos años. El socio financiero es a su vez socio industrial y esto hace que cualquier proyecto sea más sostenible que si sólo te presta un socio financiero”, señala.

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