El PSE avisa de la posible «revisión» de su acuerdo con el PNV
7 de agosto de 2014
Por admin

El relevo en la dirección del PSE el próximo septiembre ha hecho oscilar una imaginaria espada de Damocles sobre el acuerdo de estabilidad que los socialistas firmaron con el PNV hace menos de un año y que ha permitido desde entonces al gabinete de Iñigo Urkullu gobernar con tranquilidad pese a su situación de minoría. No obstante, la posibilidad de que la próxima llegada de Idoia Mendia a la secretaría general del PSE en sustitución de Patxi López y la necesidad de escenificar cambios ante la precaria situación del partido pongan en peligro el pacto empieza a inquietar al Gobierno vasco. Con más motivo después de que ayer, en pleno paréntesis estival y sin movimientos objetivos recientes que lo justifiquen, la candidata a liderar el PSE publicara en su blog una reflexión sobre el fraude fiscal que concluía con una advertencia diáfana: «Si algún firmante no cumple parte de lo suscrito habrá que revisar lo que cerramos hace un año». 

El aviso se suma al que ya dejó caer Mendia en una entrevista en EL CORREO a mediados de julio. También entonces advirtió que la nueva ejecutiva que tome posesión en el congreso de los días 20 y 21 de septiembre procederá a revisar «todas » las políticas, estrategias y acuerdos impulsados por la anterior dirección, incluido el pacto con el PNV, centrado en la fiscalidad y en los planes de reactivación económica y de empleo para la presente legislatura. «¿Quiere decir eso que vamos a romperlo? No necesariamente. Ya veremos. El pacto tiene que servir para la gente. Si no es útil no merece la pena mantenerlo», abundó entonces la dirigente vizcaína, que apuntó también la conveniencia de «analizar», sobre todo, si se está cumpliendo con lo acordado.

Ayer profundizó en esa idea al llevar a primer plano el asunto de quienes defraudan a las Haciendas vascas, con la premisa argumental del ‘Día de la liberación fiscal’ que celebraron el pasado 3 de julio quienes argumentan que los contribuyentes pagan demasiados impuestos. «Nunca hablan del coste social que tiene que algunos no paguen nunca o paguen menos de lo que deben», denunció, antes de subrayar que, según algunos estudios, el coste del fraude tributario en Euskadi asciende a 2.500 millones de euros anuales.

Frente a esa realidad, y tras cerrar en 2013 con el PNV un acuerdo de coordinación entre el Ejecutivo vasco y las Haciendas forales en el que el PSE se dejó algunos pelos en la gatera, Mendia denunció que un año después se sigue «sin saber qué se ha hecho de nuevo, a cuántos delincuentes fiscales se han localizado y cuántos de los 2.500 millones que se defraudaban hasta ahora se han recuperado». «Al día siguiente del acuerdo, Álava se descolgó, el consejero Ricardo Gatzagaetxebarria no dijo nada y ahí seguimos», lamentó la exconsejera socialista, que criticó también que las diputaciones convoquen de vez en cuando ruedas de prensa para dar cuenta del «afloramiento » de determinadas cantidades en la lucha contra la elusión fiscal, pero no concreten cómo y en qué cuantía revierte eso en los recursos públicos disponibles.

Marcar impronta
En realidad, la denuncia, un clásico en el argumentario del PSE, máxime ahora en pleno terremoto político en la izquierda, sirve a Mendia para ir cargándose de razones en caso de que, finalmente, decida dar carpetazo a un acuerdo que levanta ampollas en determinados sectores de su partido, los mismos que nunca han visto con buenos ojos el acercamiento a un PNV hegemónico.

El propio Mikel Torres, candidato a liderar la organización en Bizkaia y llamado a ser uno de los puntales del nuevo PSE, ha insinuado también la necesidad de hacer una oposición más dura a los jeltzales, sobre todo, en Bizkaia y evitar condescedencias. Además, es obvio que todo nuevo equipo gestor al frente de cualquier partido tratará de marcar su impronta con decisiones de calado, especialmente en la situación del PSE, en caída libre en Euskadi y en el conjunto de España y acuciado por el irresistible ascenso de Podemos en las encuestas.

Nada de eso se le escapa al Gobierno vasco, que se mantiene «expectante » y muy consciente de que el arranque del curso político en Euskadi estará marcado por la decisión que adopten los socialistas respecto a su acuerdo, que, en caso de torcerse, podría afectar también a la aprobación de los Presupuestos de Euskadi para 2015, que se da por hecha si los compromisos se mantienen. Esta misma semana, el martes, el portavoz parlamentario jeltzale, Joseba Egibar, quiso quitar hierro a la posibilidad de una ruptura que devolvería al lehendakari a una incómoda y precaria ausencia de apoyos parlamentarios estables. «Si hasta ahora ha sido posible, en el futuro próximo tendría también que serlo», razonó el burukide guipuzcoano, convencido de que los indicios de una «tímida» recuperación económica exigen dejar de lado «estrategias partidistas » y arrimar el hombro para apuntalar esa salida del túnel.

¿Serán suficiente esos razonamientos para que el PSE opte por preservar el acuerdo, al menos en el corto plazo? Está por ver, pero en el Ejecutivo son conscientes de que el congreso de septiembre supondrá la salida o la drástica pérdida de peso específico enel PSE de quienes han sido los principales artífices del acuerdo: Patxi López se centrará en sus responsabilidades en la ejecutiva federal mientras que Rodolfo Ares y José Antonio Pastor, aunque continúen, lo harán con sus responsabilidades internas muy menguadas.

Además, en el entorno de Iñigo Urkullu se tienen muy en cuenta también los precedentes y la ejecutoria desplegada por Pedro Sánchez –una «incógnita», por cierto, para el lehendakari y su partido; solo Josu Erkoreka le conoce de sus tiempos en el Congreso y de forma muy superficial– tras acceder a la secretaria general del PSOE. Su polémica decisión de desairar el acuerdo entre los populares y los socialistas europeos para dar al conservador Jean Claude Juncker la presidencia de la Comisión y su beligerante tono con Podemos hacen que en Ajuria Enea se contemple la posibilidad de un PSE necesitado también de golpes de efecto para reafirmarse.

 

Prieto cree que las amenazas de ruptura entre los jeltzales y el PP son una «pelea de barrio»

por Txaril Prieto

El secretario general del PSE de Álava, Txarli Prieto, aseguró ayer que, pese a la «escenificación » de una «pelea de barrio » entre el PNV y el PP en relación a la financiación de los batzokis, ambos partidos «seguirán comiendo el uno de la mano del otro», como ocurre con sus «acuerdos políticos» en las instituciones alavesas.

Este lunes, el dirigente popular Iñaki Oyarzábal aseguró que el hecho de que no disponga de «pruebas » sobre un posible caso de financiación ilegal del PNV no significa que no le «resulte sospechoso» que este partido disponga de 200 sedes y batzokis. Oyarzábal manifestó que la formación jeltzale «tendría que explicar» de dónde ha salido el dinero para pagar estos inmuebles.

Sus palabras, que estaban precedidas por unas similares de la ‘número dos’ de la formación, Nerea Llanos, causaron un profundo malestar en Sabin Etxea. De hecho, el portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, calificó las declaraciones de «indecentes » y, tras denunciar que los populares «han perdido los papeles », advirtió que, si no hay «respeto», tampoco habrá relación entre el PNV y el PP.

Pero el líder del PSE en Álava manifestó ayer que este cruce de declaraciones no es más que la «escenificación» de «una pelea de barrio tras una verbena ». Además, pidió al PP que, si tiene «pruebas» de una supuesta financiación ilegal en el PNV, las presente ante los tribunales de Justicia.

Respecto al PNV, afirmó que «si está tan ofendido y quiere romper las relaciones» con el PP, «las rompería». Sin embargo, Prieto recordó que la sintonía entre ambas formaciones es «muy sólida» en Álava, donde el PP gobierna en la Diputación y en el Ayuntamiento de Vitoria gracias a su «acuerdo político» con los jeltzales. «Ahí tienen un pacto cerrado que va a seguir. No pasará nada», vaticinó Prieto.

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