El plan de DSK
29 de junio de 2015
Por admin

De la avalancha informativa sobre Grecia, rescato dos materiales que me parecen significativos. Uno es la conversación que el economista Branko Milanovic mantuvo ayer con Michael Sarris, ministro de Finanzas de Chipre cuando este país encaró su corralito financiero en marzo de 2013. Milanovic la publicó en su blog (globalinequality), donde afirma que «muy poca gente en el mundo tiene tanta información de primera mano» sobre cómo se enfrenta una situación así. Michael Sarris fue el encargado de negociar con la Troika los detalles del bail out donde los ahorradores y bancos chipriotas perdieron casi un 25% de su PIB.

Partiendo del supuesto de que Grecia busca el mejor acuerdo posible para sus intereses, Sarris afirma que él no hubiera convocado un referéndum, porque el rechazo «no fortalecerá la posición negociadora griega y en cambio polarizará a su población». Personalmente, él votaría sí en el referéndum, porque eso obligará a Grecia a volver a la mesa de negociación. A juicio de Sarris, Alexis Tsipras ha sobrevalorado la carta del mandato democrático, ha menospreciado a los tecnócratas y ha tratado de generalizar sus problemas.

El ex ministro chipriota cree que la reestructuración de la deuda es importante, «pero no puede convertirse en un sustituto de las reformas que apoyen el crecimiento». De hecho, Sarris piensa que Grecia podía haber obtenido mejores resultados si hubiera puesto por delante su voluntad reformadora. Eso «hubiera forzado a las instituciones», ya que organismos como el FMI eran favorables a una reducción.

El otro documento es la carta que hizo pública el ex director gerente del FMI Dominique Strauss-Kahn y que tituló Aprendiendo de los propios errores. En ella señala las insuficiencias de la Eurozona y, sobre todo, los errores del Fondo Monetario Internacional, que confundió el problema griego con una típica crisis fiscal o de balanza de pagos cuando había problemas de diseño del euro operando en la trastienda. Admite, por ejemplo, que quizá debió implicarse al Banco Mundial en las actuaciones (y garantizar cierto nivel de inversión).

Lo importante es que DSK esboza una salida a la crisis de Grecia y pide «pensar diferente, cambiar de lógica y reorientar las negociaciones». En síntesis, propone una moratoria de al menos dos años para Grecia –basada en reescalonamientos y quitas de deuda– a cambio de que Atenas no pida más dinero, ni a la UE ni al FMI. Esto rompería la dinámica «te presto, pero te ajustas» que a su juicio ha perdido sentido. Todo lo que le prestan a Grecia es para repagar deuda y un ajuste «en las actuales circunstancias (recesión) es irresponsable», asegura. Grecia se liberaría así durante dos años del peso de su deuda, pero se enfrentaría con una fuerte restricción presupuestaria porque no tiene acceso a los mercados monetarios y al no recibir más recursos de la UE y el FMI tendrá que equilibrar sola su presupuesto. «Los griegos tendrán que adoptar duras decisiones en el terreno fiscal, pero serán decisiones propias», añade. Si esto funciona, continúa, Grecia podría retornar progresivamente a los mercados de capitales bajo determinados criterios en el futuro.

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