El marxismo ante el espejo de la historia
7 de febrero de 2023

Reseña del libro Anti-Marx, escrito por Juan Ramón Rallo

Anti-Marx no es un título despectivo. No debe entenderse como una declaración de animadversión personal del autor hacia Marx. Es solo un intento de emular uno de los libros de Friedrich Engels (compañero intelectual de Marx durante 40 años), titulado Anti-Dühring. Como su nombre indica, Anti-Dühring fue un libro escrito por Engels para criticar las tesis del filósofo socialista Karl Eugen Dühring, el cual a su vez había refutado buena parte de las ideas de Marx. Se podría decir que Rallo aplica a Marx y Engels su propia medicina: el análisis y la denuncia de sus contradicciones. Algo que ellos hicieron con Dühring y con el capitalismo en general.

El propósito de la obra que reseñamos es ofrecer una crítica a la doctrina marxista y, de un modo especial, a su teoría económica. Precisamente el subtítulo que lo acompaña (“Crítica a la economía política marxista”) trata de responder al subtítulo del libro más importante de Marx, El Capital, que es, precisamente, “Crítica de la economía política”. Así, con El Capital, Marx buscaba revelar los errores que cometía el modelo que planteaba la economía clásica  de su época[1] , a la hora de interpretar la realidad del capitalismo. Rallo, por su parte, pretende exponer los errores que comete Marx en su interpretación del sistema capitalista.

En el primer tomo, se explica el marxismo de forma rigurosa. Está dirigido a presentar el pensamiento marxista, especialmente (aunque no exclusivamente), en su vertiente económica, de un modo sistemático y aséptico. El autor no pretende distorsionar ni caricaturizar a Marx, sino simplemente desgranar y explicar, de un modo accesible, cuáles fueron sus ideas. Comenzando por el valor que Marx da a las mercancías, siguiendo por el valor del dinero, la plusvalía, la reproducción y acumulación de capital, la distribución de la producción entre clases sociales, las crisis económicas del capitalismo y, por último, explica cómo el comunismo reemplazará al capitalismo tras una crisis de todo el sistema, lo que completará la emancipación de la humanidad.

El segundo tomo, en cambio, busca criticar, de manera exhaustiva y minuciosa, la teoría marxista tal como se ha presentado en el primer tomo. Todos esos aspectos del primer tomo tendrán su réplica en sus correlativos capítulos del segundo. De modo que el lector puede optar por leer ambos tomos de manera intercalada (por ejemplo, el resumen de la teoría marxista del valor presentada en el capítulo 1 del primer tomo, seguida por la crítica a la teoría marxista del valor presentada en el capítulo 1 del segundo tomo), o de manera sucesiva (todo el tomo primero y, acto seguido, todo el tomo segundo).

El autor recomienda una primera lectura sucesiva de ambos tomos, pues, sólo entendiendo la totalidad del pensamiento marxista, se podrá entender adecuadamente la crítica.

Hubiera sido mejor, desde mi punto de vista, paginar los dos tomos de una tacada. Es decir, desde la página 1 hasta la página 1772. Sin embargo, el autor ha preferido paginar por separado cada uno de los dos tomos: el primero de la 1 a la 575, y el segundo de la 1 la 1197[2]. Este tipo de numeración de las páginas, elegido por el autor, añade una mayor dificultad para el lector que quiera profundizar, estudiar, consultar o investigar algún aspecto específico de la teoría marxista o de la crítica a la misma.

A ello se añade un problema todavía mayor: la ausencia de un índice analítico, glosario, índice temático, índice de autores o índice alfabético. Si, por ejemplo, al lector le interesase Cuba tendrá que irse a la página 1056 del segundo tomo, donde se señala que este país habría crecido más con un sistema capitalista que con el régimen socialista. Pero no hay ningún índice donde lo pueda buscar. Lo mismo ocurriría si el lector quisiera encontrar cuál es la situación del experimento socialista en Corea del Norte, Venezuela o Nicaragua, (aunque ya adelanto que de esos países donde gobierna el marxismo no se dice nada). Pero, al carecer la obra de un índice alfabético, la consulta es imposible, a no ser que el lector vaya tomando notas a medida que lee la obra completa.

Método de investigación

¿Cómo hace el autor para primero construir el marxismo (volumen 1) y luego deconstruirlo (volumen 2)? Utilizando, en la mayor parte de los temas, ejemplos muy sencillos (por ejemplo, el modo de producción de una silla, la recolección del algodón, el intercambio de dos sábanas de lino por 100 huevos, la cantidad de producción de uvas con 10 horas de trabajo). Rallo nos introduce en el pensamiento marxista siempre analizando desde lo menos importante (la necesidad de ver la televisión) hacia lo más importante (el precio de las mercancías); de lo más concreto (la confección de los paneles que hacen las abejas) hacia lo más abstracto (la teoría de la explotación); de lo particular (los diferentes tipos de vino) a lo más general (la teoría del valor); de lo más práctico (la fabricación de un libro) a lo más teórico (crítica a la teoría del dinero y del capital).

Por tanto, partiendo de aspectos económicos muy simples, por ejemplo, un agricultor que posee tres silos de trigo, el autor se eleva hacia la Teoría Económica (la teoría de la acumulación y el mercado de las mercancías). A lo largo de la obra, también se explican otros muchos aspectos de Introducción a la Economía: la formación de los precios (con muchos gráficos de oferta y de demanda de una mercancía); el mercado de dinero y el de fondos prestables que determinan los tipos de interés; externalidades, bienes públicos y recursos comunes; la Teoría del monopolio; la preferencia por la liquidez; el modelo de Frontera de Posibilidades de Producción; la Teoría Cuantitativa de Fisher; la Contabilidad Nacional; el funcionamiento del mercado laboral (utilizando muchos gráficos de oferta y demanda de trabajo); el origen de las crisis económicas (tanto de oferta agregada como de demanda agregada); las Revoluciones Industriales (o Tecnológicas), etc.

Contrastación empírica del modelo económico marxista

En el segundo tomo, utilizando la lógica deductiva, Rallo va deconstruyendo, con enorme paciencia, todo el edificio marxista que había construido en el primer tomo. El autor hace una crítica del marxismo paso a paso, con la profundidad y perseverancia de un cirujano. Karl Marx busca, al contrario de lo que indica Karl Popper[3] , primeros principios, es decir puntos sólidos donde apoyar la Ciencia Económica. Rallo cita a Popper (segundo tomo, pág. 1043), y se une a él para denunciar la falacia de la doctrina que propaga Marx: el materialismo histórico que presupone que la historia tiene un destino final. Lo que Popper denomina el error central del historicismo: sus leyes del desarrollo social y económico no son más que tendencias absolutas. Tendencias marxistas que nos conducen irremediablemente en una determinada dirección. Dice Popper “En algunas formulaciones iniciales de la teoría marxista de la historia (por ejemplo, cuando Marx pronosticaba la “venidera revolución social”), sus predicciones resultaban comprobables y fueron de hecho refutadas” (segundo tomo, pág. 1038). En definitiva, Rallo afirma que las profecías de Marx no se han cumplido.

También porque la revolución comunista no llegó allí donde el materialismo histórico pronosticaba que iba a llegar (el Occidente capitalista), y sí llegó allí donde no pronosticaba que fuera a llegar (la Rusia agraria y preindustrial). Todo lo cual permite poner de manifiesto que las ideas marxistas no tuvieron o no tienen capacidad de predicción. Es decir, no sirven como herramienta de interpretación de la historia. Por tanto, el materialismo histórico no requiere, en contra de lo que pensaba Marx, que el comunismo emerja de las cenizas del capitalismo avanzado.

Las referencias concretas al desastre económico de la URSS y de sus países satélite las señala Rallo utilizando una comparación con los países capitalistas (segundo tomo, gráfico 7.3 de la pág. 1053). Y lo que se observa en dicho gráfico es que, entre 1950 y 1989, todos los países socialistas crecieron mucho menos de lo que sería esperable, según sus niveles iniciales de renta per cápita. En cambio, casi todos los países capitalistas crecieron lo esperable o incluso más.

Pero, para una obra de 1772 páginas, esas referencias resultan escasas. Por ejemplo, para demostrar que la economía política marxista ha resultado poco exitosa, en los casos de la URSS y de China, utiliza solo 15 páginas (páginas del segundo libro, 1036 y 1037, de la 1052 a 1064 y 1148). Es, a todas luces, una extensión escasa. Escasa, pero brillante cuando dice: la involución de la URSS y los países del Este de Europa desde el socialismo al capitalismo debería ser vista como una refutación del materialismo histórico (pág. 1037, segundo tomo). Marx intentó construir un socialismo científico, que la historia habría demostrado que ha resultado fallido. Su aplicación del método científico no habría permitido sacar conclusiones comprobables y aplicables con éxito

En resumen, Rallo demuestra que el marxismo ha sido falsado por la contrastación empírica. Y la lógica deductiva, que utiliza a lo largo de toda la obra, revela que las teorías o proposiciones de la que se han deducido son también falsas.

En definitiva, en el caso de los países comunistas, los resultados han sido falsados, y esta falsación revela que las teorías o proposiciones de las que se han deducido son también falsas.

Finalmente, se podría añadir que la aplicación del marxismo produjo otros resultados, a todas luces, indeseables: el empobrecimiento de los países en los que se llevó a cabo y la constitución de regímenes totalitarios y represores[4]. Y, quizás, su mayor contradicción fue que se mantuvo la dinámica clases opresoras-clases oprimidas, que tanto había denunciado Marx. Esta situación fue descrita por el escritor socialista británico George Orwell en Animal Farm (Rebelión en la granja). A través de una fábula, en la que los animales representan personajes históricos, Orwell constató que el comunismo había producido una nueva clase dirigente (los líderes del Partido Comunista), que dominaba al proletariado. La corrupción, el abuso de poder, la manipulación de la verdad y el culto al líder acaban con los sueños de libertad, igualdad y justicia de los habitantes de la Granja de los Animales. Se resume, gráficamente, en una de las frases de la novela “todos somos iguales, pero unos somos más iguales que otros”.

NOTAS

[1] De hecho, la expresión “Economistas clásicos” fue una invención de Marx que más tarde sería utilizada por John Maynard Keynes, que la denominó “Escuela Clásica”, para referirse de forma más amplia a la doctrina de David Ricardo, Adam Smith, J.S Mill, Marshall, Edgeworth y Pigou.

[2] Un ejemplo que podría seguir el autor en sucesivas ediciones es el libro de Adam Smith, La riqueza de las naciones, ICO (Madrid), 2010, en el que se paginan los dos tomos seguidos de la página 1 a la 1111. Tiene, además, un Índice de autores y otro temático excelentes.

[3] Karl Popper es un conocido especialista en metodología de la investigación científica. Autor de La sociedad abierta y sus enemigos. Editorial Paidós (2017). 816 páginas

[4] Svetlana Aleksiévich (Premio Nobel de Literatura) en su libro El fin del Homo Sovieticus narra a través de un conjunto de historias la tragedia económica y social que sufrieron los ciudadanos de la URSS. Libro publicado por Acantilado. Barcelona, año 2013. 643 páginas. Esta autora no aparece en la bibliografía de la obra de Rallo.

[5] Orwell, George, Rebelión en la Granja. Editorial Alma, año 2022. Este autor no aparece en la bibliografía de la obra de Rallo.

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