Cayetana Álvarez de Toledo ocupa el puesto de su rival
31 de julio de 2019

Cuesta encontrar una foto donde aparezcan juntas Cayetana Álvarez de Toledo y Soraya Saénz de Santamaría a pesar de que ambas fueron, respectivamente y al mismo tiempo, portavoz adjunta y portavoz del grupo popular en el Congreso durante la IX Legisltatura. Un síntoma de la poca sintonía que había entre ellas. Álvarez de Toledo llegó al partido en 2006 como jefa de gabinete del secretario general de la formación azul, Ángel Acebes. Era un mal momento, pero la periodista sacó representación en su candidatura por Madrid y cuando tocó ir al Congreso, peleó duro, entre otras cosas, para no diluirse ante la poca sintonía que había con el equipo que tomaría el mando, el de Mariano Rajoy –ella era más afín a José María Aznar–.

Ni diez años le ha costado a Cayetana ocupar el puesto que un día fue de Soraya. Y eso que a mitad del camino, en 2015, decidió dejar la política y volver al periodismo, posición que alternaba con la de portavoz de la plataforma Libres e Iguales. De vuelta a las redacciones, siguió mostrando su falta de entendimiento con el ejecutivo de Rajoy a través de una serie de artículos donde criticó con dureza al entonces presidente y también a Saénz de Santamaría, de quien llegó a decir en una columna en El Mundo que “ha hecho de Podemos un caballo de Troya y de RTVE, un socavón”.

La ‘Messi’ de Casado

No hay duda de que Cayetana Álvarez de Toledo se ha especializado en crisis, porque volvió al PP en otro momento crítico para el partido: las elecciones generales del 28 de abril. Ella, sin embargo, hizo lo que le pidieron: sacar su escaño por Barcelona. Ahora, y a pesar de contar con pocos apoyos dentro del PP, se ha hecho con la portavocía del grupo en el Congreso. La otra opción, la que defendían los barones, era Cuca Gamarra, la vicesecretaria de Política Social que dejó la alcaldía de Logroño para hacerse cargo de la campaña para las elecciones municipales. Salió mejor parada que Javier Maroto, responsable de las generales en las que perdieron más de la mitad de los escaños obtenidos en 2016, pero a quien sin embargo Casado ha nombrado portavoz en el Senado. Quizás a la riojana le ha pesado haber sido sorayista, pues apoyó a la exvicepresidenta en las primarias que la enfrentaron y perdió contra Casado. Él ha preferido darle la voz a Álvarez de Toledo, mucho más próxima a Aznar, de quien se siente heredero en muchos aspectos.

Cuando anunció su reincorporación tras cuatro años de ausencia, el actual presidente del PP se refirió a ella como “nuestro Messi”. Al preguntarle por qué la llamaba de esa forma, respondió así: “Messi es un crack. Nosotros tenemos a nuestra Messi, con el mismo acento, siendo la mejor y siendo la que más goles va a marcar en esto de la política”. Quizá el fichaje de Casado hable “argentino”, pero no aplica la misma parquedad de palabras que el astro del balón: “La corrección política es un viejo corsé victoriano que presuntos progresistas utilizan para ahogar la verdad e imponer su ley”, dijo cuando recogió el Premio Sociedad Civil que le dio en 2017 el think tank Civismo. Nada más arrancar ha puesto en práctica esa teoría lanzando una de esas ocurrencias pegadizas tan de moda en la política española: «Presunto PSOE», ha dicho quizás con ánimo viral, quizás solo ofensivo, pero marcando la línea que seguirá su portavocía.

Publicaciones relacionadas