Mercado laboral en España comienza a notar los efectos de la COVID-19
30 de abril de 2020

Esta semana hemos conocido los datos que nos deja la Encuesta de Población Activa (EPA) para el primer trimestre del año. Unos datos que pese a no ser del todo malos, tampoco reflejan con objetividad la magnitud del problema al que se está enfrentando la economía española en estos momentos. Y es que, no estoy diciendo nada que sea de extrañar, pues estamos hablando de una EPA que recoge datos de la evolución que ha experimentado el empleo hasta el 31 de marzo; pues debemos recordar que estamos hablando del primer trimestre del año.

En otras palabras, la EPA publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se centra en los tres primeros meses del año; recogiendo así la evolución del empleo durante los meses de enero, febrero y marzo. Sin embargo, lo que los economistas están denominando como lockdown o bloqueo, en español, se produce, tal y como recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE), el día 14 de marzo. Es decir, a mitad del último mes registrado en dicha encuesta. Por este motivo, la EPA solo integra el registro del empleo de 16 días de confinamiento, pues debemos tener en cuenta que el parón de la actividad económica no se produce hasta ese día. No obstante, es imprescindible resaltar esto.

Si cogemos la EPA, pese a que la tasa de desempleo —que se ha situado en el 14,4 %— no muestra un ascenso como para echarnos las manos a la cabeza —al menos si contrastamos los datos con las previsiones que arrojan un nivel de desempleo notablemente superior tras la pandemia—, sí podemos observar cómo, en términos absolutos, se percibe una fuerte destrucción de empleo en la economía española. Estamos hablando de un descenso en la ocupación que en términos absolutos, y no relativos, se sitúa en los 285 600. Esta cifra, al menos en su contraste con otros momentos que recoge la serie histórica, sitúa al trimestre como el peor primer trimestre desde 2013. Una tendencia que se observa en el paro, que también sufrió un incremento del 3,8 % respecto al trimestre anterior, acrecentando la cuantía en 121 000 nuevos parados en el país.

En este sentido, no solo estamos hablando del peor primer trimestre desde el año 2013, sino de una tasa de paro que, también, muestra su peor registro desde ese mismo año. En este sentido, unas cifras que, como recoge la EPA, no permiten ninguna autocomplacencia por parte del Gobierno. De acuerdo con el INE, el número de empleados en el país se sitúa en 19 681 300 personas, mientras que el de parados alcanzaba las 3 313 000 personas. Unos datos que, como decíamos, no son verdaderamente aterradores como sí esperaban algunos, pero que recogen el inicio de lo que promete ser una destrucción de empleo histórica.

Como insistimos anteriormente, el mercado laboral español ha comenzado a destruir empleo tras el confinamiento y el parón de la actividad económica. Algo lógico y normal ante el duro shock de oferta que vive la economía, así como la incapacidad de continuar con la actividad económica por las medidas decretadas por el Gobierno. Sin embargo, es algo que cabe destacar, pues este no recoge, por ejemplo, las personas que se encuentran afectadas por un ERTE —al igual que tampoco los recogió el SEPE—, así como tampoco la destrucción registrada durante el ya pasado mes de abril, que se ha desarrollado en su totalidad con la paralización de la actividad económica, así como un confinamiento y unas medidas de distanciamiento social más estrictas que las del pasado mes.

Si tenemos en cuenta a las personas que se han visto afectadas por el ERTE, es mayor el número que se encuentra en estos momentos sometidas a esta herramienta de adaptación temporal que, incluso, el número de nuevos parados que registra la encuesta. Y es que, como recogía también el INE, el número de personas afectadas por un ERTE asciende hasta las 562 900 personas. Es decir, más de medio millón de personas que, en estos momentos, no computan en ninguna estadística más que la que aquí se presenta. Pues estamos hablando de una herramienta que tiene la peculiaridad de no considerar al empleado como desempleado hasta que el parón no contabiliza una paralización continuada durante un periodo de tres meses.

Sin embargo, volvemos a lo mismo. Estos datos que aquí mostramos vuelven a hacer referencia a los meses de enero, febrero y marzo, pero seguimos sin incluir el mes de abril. Es decir, el número de personas afectadas por un ERTE en estos momentos ya contabiliza 1,8 millones de personas. En este sentido, el medio millón que recogen los últimos 15 días del mes de marzo es un dato que, al igual que gran parte de esta EPA, se muestra desactualizado. Como ha anunciado hasta el propio INE, se espera, y no caben sorpresas, que el empleo se comporte peor aún durante el mes de abril, donde conoceremos un poco más sobre los efectos de la COVID en el mercado laboral español.

Si contabilizamos por sectores, el sector servicios, con un descenso de más de 275 000 personas, es el más afectado en la EPA publicada. Le sigue la agricultura y la construcción. Sin embargo, esto tampoco es un dato que pille a nadie por sorpresa; máxime, sabiendo que el sector servicios, incluyendo a los dos grandes sectores de nuestra economía —turismo y comercio, además de ser los que más contribuyen al empleo—, son los que, por otro lado, se han mostrado más damnificados durante todo el confinamiento. Por último, cabría destacar el fuerte descenso en la destrucción de empleo temporal y la menor reducción de los contratos indefinidos, pero la situación, sumada a una mayor facilidad en la destrucción de empleo temporal, confirman el pronóstico.

En resumen, estamos ante unos datos de empleo que, analizados en detalle, son unos datos poco representativos como para tenerlos en cuenta. En otras palabras, y matizo, no estoy hablando de que no tengan importancia, sino de que los efectos del coronavirus, aunque notables en la medición, no se muestran tal y como si se han mostrado durante todo el mes de abril, así como a posteriori. Estamos hablando de una EPA que, valga la redundancia, recoge únicamente 15 días de paralización económica. Por esta razón, hasta el momento, y dado que no ha sido una crisis en la que hayamos entrado de forma progresiva, no puede recoger toda la información precisa como para definir objetiva y abiertamente cuáles han sido los efectos del virus en la economía y en el mercado laboral.

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