Alemania y España, entre los beneficiados por una divisa fuerte
27 de enero de 2018
Por admin

No todos los sectores exteriores de los países miembros del área del euro son idénticos. En función de cada uno, hay algunos a los que un euro fuerte les beneficia y otros a los que les perjudica. Empezando por los primeros, las economías más beneficiadas son, sin duda, las que tienen un sector exterior saneado y compuesto por productos y servicios que poseen “demanda cautiva” en el exterior. Es el caso, por ejemplo, de Alemania y España, los cuales acumulan superávits en la cuenta corriente por encima del 8 por ciento y del 2 por ciento, respectivamente.

Atendiendo a la evolución de su tipo de cambio efectivo real (sabemos que un euro “alemán” no vale lo mismo que un euro “español”), la economía alemana ha seguido ganando competitividad con independencia del movimiento del tipo de cambio nominal euro/dólar, mientras que la economía española tuvo una pérdida fuerte de competitividad hasta 2008 y a partir de ahí comenzó una senda de recuperación hasta alcanzar los niveles del año 2003.

En los últimos años, ha sido clave la caída del coste de las importaciones, especialmente de las energéticas gracias al desplome de los precios de las materias primas agrícolas, el petróleo y el gas. Con la composición actual del top 5 de socios comerciales, tanto Alemania como España necesitan de una divisa fuerte para controlar el coste de las importaciones mayoritariamente denominadas en dólares.

Especialmente significativo es el caso de Alemania, cuyo primer proveedor es China. Pagar con un dólar más barato es clave para el suministro de la industria alemana, pero más importante aún para financiar el establecimiento de la producción fuera del territorio alemán.

Por ejemplo, es el caso de las fábricas de automóviles de matriz alemana, las cuales importan en China en dólares y se benefician de las presiones alcistas de medio plazo que también pesan sobre el renminbi. Si a eso añadimos que son productos cuya demanda es menos sensible al tipo de cambio real, entenderemos por qué es beneficiosa la situación actual.

Por la parte de España, por ejemplo, la competitividad de las exportaciones turísticas no se resintió con la caída del 18 por ciento que sufrió la libra esterlina frente al euro después del Brexit, sino que en el conjunto del sector exterior el impacto está siendo positivo, como muestra el índice de precios de exportación e importación que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), que refleja una subida del 3 por ciento interanual el pasado mes de noviembre.

Francia e Italia, perjudicados

En la otra parte se sitúan los países que se verían más perjudicados: Francia e Italia. Tienen un sector exterior con más desequilibrios, Francia registra un déficit por cuenta corriente del 1% del PIB y su sector exterior se contrae siendo el que está en peores circunstancias el francés, el cual posee un déficit por cuenta corriente en el entorno del 1 por ciento del PIB. Por si fuera poco, desde 2011, su sector exterior se está contrayendo a un ritmo promedio anual del 1,5 por ciento, algo excepcional en el mundo desarrollado.

Incluso aunque Italia está en mejor posición (las exportaciones crecen un 0,9 por ciento de media anualizada y las importaciones caen un 1,55 por ciento en tasa acumulativa desde 2011 hasta 2016) poseen un sector exterior dependiente fundamentalmente de Alemania para vender aviones (hay que destacar el efecto de Airbus en Francia) y material farmacéutico por la concentración de fabricantes en Italia bajo la amenaza de la competencia china.

Ingeniería y consultoría, ajenos a la escalada

Todo producto o servicio que ha conseguido generar un “mercado cautivo” fuera de las fronteras de un país, tiene menos riesgo de verse afectado por la fortaleza de una divisa. Es decir, el cliente, por mucho que el cambio nominal sea desfavorable, va a querer seguir comprando dicho producto o servicio. A esta, que es la tónica tradicional alemana, se han sumado otros países como es el caso de España.

No todo son coches o turismo en el modelo español. Precisamente, los sectores de más bajo valor añadido son los que más pierden con una moneda fuerte, ya que dependen íntegramente de la divisa para abaratar sus exportaciones.

Para generar valor en la industria exportadora, en los últimos años la internacionalización de la economía española se ha basado en generar productos y prestar servicios valiosos en sí mismos y dejar de depender de la divisa que por otra parte no puede ser devaluada para ganar competitividad instantánea. Así, los servicios de ingeniería, consultoría especializada, la fabricación de componentes de alta tecnología o los productos complementarios que apoyan al sector turístico (sobre todo la industria hotelera) no dependen de lo que haga la divisa. En cambio, cuanto más se aprecie el tipo de cambio (mientras que el euro siga estando infravalorado con respecto al dólar) mejor será para reducir el coste de las importaciones y, por tanto, aumentar el valor añadido de estos sectores.

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