2017: El mejor año en una década
17 de julio de 2017
Por admin

Este viernes se publicó importante información estadística que confirma que la economía española se acelera, a la vez que mejoran las expectativas empresariales.

El INE publicó el Índice de Actividad del Sector Servicios. Éste creció en mayo un 7,9% en tasa anual corregida de efectos estacionales y de calendario, manteniendo así la elevada velocidad que alcanzó en noviembre del año pasado y consolidando el ritmo más elevado de la última década. Los sectores que más contribuyeron a su crecimiento fueron los servicios relacionados con el comercio (+8%); hostelería (+5,5%); transporte (+9%); programación y la informática (+8%); actividades jurídicas, de contabilidad y de consultoría de gestión empresarial (+15%); servicios técnicos de arquitectura e ingeniería (+10%); y las actividades profesionales, científicas y técnicas (+14%).

Además, este crecimiento de la actividad, según publicó ayer el INE, ha permitido que el empleo en este sector siga aumentando rápidamente, un 2,7% en el último año, lo que indica, además, un elevado incremento de la productividad. El número de empleados en el sector servicios, desde mayo del año pasado a mayo de este ejercicios, creció en 350.000 personas, o lo que es lo mismo, el 80% del total del aumento de la ocupación en estos doce meses, que fue de alrededor de 475.000 personas.

Los datos del mes de mayo del Índice de Cifras de Negocios en la Industria (ICN), publicados también ayer, muestran que el sector industrial español está creciendo a ritmos anuales del 11%. Habría que retroceder once años para encontrar un aumento más intenso. Este buen comportamiento se apoya, sobre todo, en la mayor actividad de los sectores de energía (+23%), de bienes de consumo duradero (+9%) y de bienes de equipo (+8%). Por tanto, el ICN señala que tanto las familias, a través del aumento del consumo, como las empresas están mejorando su situación económica. Que los bienes de consumo duradero crezcan, y lo hagan a buen ritmo, es relevante, porque el industrial se trata de un sector que se suele mover en la misma dirección que el ciclo económico: cuanto mejor es la situación de la economía, mayor es la demanda de bienes de consumo duradero. También es relevante que las familias prevean una situación económica más halagüeña, pues deciden comprar casas y con ellas electrodomésticos, productos informáticos, automóviles y muebles, o bien deciden reemplazar a los antiguos.

MEJORÍA GENERALIZADA

Además, en el futuro, se podría esperar un aumento de la actividad industrial. El Índice de Entrada de Pedidos en la Industria, conocido ayer y que refleja el comportamiento futuro de la producción industrial, experimentó en el mes de mayo un crecimiento anual del 6% (también corregido de los efectos estacionales y de calendario). Este elevado aumento comporta otro similar de la mano de obra para atender la carga de trabajo que se espera. Son datos que señalan la confianza de las empresas en las buenas expectativas de la economía. En esta misma dirección, el INE publicó el jueves que el Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) sube en este tercer trimestre del año un 2% con respecto al segundo, encadenando siete trimestres de crecimientos continuados. El ICEA es un indicador que muestra las opiniones de los empresarios sobre sus expectativas y la situación actual de su negocio.

Los datos publicados confirman el fortalecimiento de la actividad empresarial en los últimos meses. Esta buena marcha de la economía viene respaldada por los servicios de estudios del BBVA, Repsol, Instituto de Estudios Económicos y Bankia, que han publicado sus previsiones de crecimiento económico para este año, situándolo en el 3,3%. Habría que remontarse una década, a 2007, para encontrar un crecimiento mayor (que fue del 3,8%).

Aunque habrá que esperar al 24 de agosto para conocer la información detallada de la Contabilidad Nacional, los datos de coyuntura de que disponemos permiten adelantar que el crecimiento del PIB que se producirá durante este 2017 se deberá al aumento del consumo (tanto privado como público), al de la inversión, tanto en bienes de equipo como en la construcción de viviendas, y al de las exportaciones (que según el Banco de España han crecido de enero a abril de este año un 8% con respecto al mismo periodo del año pasado).

Este despegue de las exportaciones se debe, entre otros factores, al crecimiento económico global y a la mejora de la competitividad. Según el FMI, la economía global crecerá un 3,5% este año y un 3,6% en 2018, ambos superiores al del año pasado (que fue del 3,1%). El consenso de los economistas también ha mejorado las previsiones económicas de la zona euro, nuestro principal cliente, y que podría llegar a crecer un 2% en 2017 y un 1,8% en 2018 (frente al 1,7% del año pasado).

Por lo que se refiere a la competitividad: a) los precios siguen contenidos con una inflación muy baja (1,5% en los últimos 12 meses) y b) el tipo de cambio del euro, aunque se ha apreciado ligeramente entre enero y julio, sigue, sin embargo, en niveles (1,15 dólares/euro) que favorecen las exportaciones desde la zona euro.

Así las cosas, la economía española sigue recuperando el terreno que había perdido durante la crisis. Conviene recordar que, en el segundo trimestre de 2013, tocó fondo después de casi cinco años de reducir la producción; el PIB llegó a ser un 9% inferior al que tenía al comienzo de la recesión. A partir de entonces, la economía empezó a recuperarse. En los cuatro últimos años ha acumulado un crecimiento del PIB del 11% con respecto al mínimo, alcanzando un tamaño (en términos reales) por encima del máximo de 2008.

En definitiva, los indicadores de coyuntura de la economía española publicados esta semana muestran un ritmo de crecimiento superior al alcanzado durante el año pasado. La actividad económica se acelera a la vez que mantiene la estabilidad de precios y el equilibrio exterior. Pero para poder aumentar el crecimiento potencial, el Gobierno de España deberá realizar reformas estructurales que persigan: a) reducir el endeudamiento público; b) reformar el sistema de pensiones; c) seguir favoreciendo el tránsito del tejido empresarial hacia actividades tecnológicamente más avanzadas; d) eliminar las barreras regulatorias que actualmente impiden que las pequeñas empresas aumenten de tamaño; e) dedicar mayores recursos a I+D, pero orientados a la competitividad empresarial; y f) adecuar la mano de obra, sobre todo la que está desempleada, a lo que demanda el mercado.

Hemos progresado mucho, pero no lo suficiente, de ahí que haya que seguir insistiendo en la necesidad de hacer las reformas y también de reforzar la inversión empresarial a través del mantenimiento de la estabilidad política y económica. Se trata de mejorar el entorno institucional para potenciar la productividad de la economía, aumentar el tejido empresarial y continuar atrayendo inversión extranjera; es decir, seguir dando facilidades para hacer negocios.

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