Y esto…¿quién lo paga?
22 de octubre de 2015
Por admin

Prometer desde la tribuna política un bienestar idílico y, a la vez, el «gratis total» es un marketing peligroso, especialmente si los iluminados que lo «predican» llegan al poder. ¿Se imaginan el futuro del país si nos gobernase una coalición en la que estuviera algún partido «aprendiz de brujo», lleno de ocurrencias?
El programa de Podemos garantiza una renta de 600 euros mensuales a todos los hogares sin ingresos, lo que supone 15.000 millones de euros anuales. Los más perjudicados de estas quimeras insostenibles son los más indefensos. Cuando se pretende recaudar tanto dinero, el único medio es el expolio a la clase media. Su resultado es siempre el contrario al deseado: la economía empeora y la recaudación cae a plomo. Al ser menor la tarta de recursos públicos a repartir y haber más pobres (los de antes y los nuevos de la clase media), la porción que toca es más pequeña y la miseria aumenta.
Hay soflamas igualitarias que sonaban bien en un mitin sindical de hace un siglo para gente de baja cultura, pero hoy se impone otra lógica más aplastante. A nadie le gusta pagar más impuestos, cuando cree que su sacrificio no va a ayudar apenas a los pobres, sino que servirá para que el Gobierno disponga de más funcionarios para un rentable clientelismo de votos. Si de verdad quieren auxiliar a los necesitados, den más dinero a Cáritas. Su distribución es más barata y segura, porque sabe quiénes son realmente pobres.
El camino para que haya más ciudadanos que tengan la satisfacción personal de valerse por sí mismos es crear empleo. Ayer, Luis de Guindo anunció un descenso histórico del paro y estimó que, a final de año, se habrán creado 600.000 empleos y 650.000 personas habrán abandonado el paro.
También, Fátima Báñez avanzó ayer que la recaudación líquida de la Seguridad Social marcó el pasado mes de septiembre un dato «récord» de más de 9.200 millones de euros. Frente a las alucinaciones que representan las promesas de algunos políticos, están las realidades de otros. No es lo mismo prometer que dar trigo.
 

Publicaciones relacionadas