Sanchismo foral suicida
5 de noviembre de 2020

Siempre he creído a pie juntillas lo que dijo Ronald Reagan: “Las nueve palabras más terroríficas en lengua inglesa son ‘soy del Gobierno y aquí estoy para ayudar´”. Navarra podría mantener su bonanza si los políticos no se inmiscuyeran tanto en la vida de las empresas, hasta el punto de impedirles alcanzar beneficios suficientes para resultar competitivas y, por lo tanto, sostenibles. Cada vez que una compañía se deslocaliza de las mugas forales, lo hace porque en nuestra región ya no es rentable, pero sí que lo es bien cruzando el Ebro, bien fuera de España. El proyecto de Presupuestos de Navarra debiera reducir el gasto público, lo que permitiría bajar impuestos y atraer inversión, incentivaría el crecimiento y, tal como ha pasado en la Comunidad de Madrid, aumentar la recaudación. Navarra ha de desmarcarse del sanchismo, ya que ese modo de gobernar conduce a la bancarrota. La propia ministra de Asuntos Económicos sabe de la inviabilidad de esos Presupuestos Generales del Estado (PGE) y, como no se siente responsable, no cargará con esa losa, para que la asuman quienes han provocado el desastre. Resulta admirable el aguante de la sra. Calviño, porque soportar a esa tropa de compañeros debe de ser insufrible.

Del mismo modo que Navarra fue la comunidad en la que más creció el PIB en 2019, un 2,8%, también puede convertirse en la que, en términos porcentuales, más decaiga en 2020. La fuente en la que se fundamenta esta afirmación se encuentra en el proyecto de la ley de Presupuestos Generales. Por primera vez en la historia de la democracia española, el peso del sector público superará el del sector privado, al escalar a un 51,5% sobre el PIB. Además, la orgía del gasto irá en aumento. Ante esta tesitura, Navarra no se
queda atrás, ya que se trata de una de las regiones con mayor incremento del gasto público en los últimos años, tal como lo prueba el engrosamiento del Gobierno foral con sus dos últimas presidentas: Uxue Barkos y María Chivite.

Chivite tiene una razón para desvincularse de su seguidismo sanchista: Moncloa trata peor a Navarra en la asignación de las partidas del Gobierno central. Un ejemplo lo hallamos en la financiación procedente del Estado a las regiones para evitar que estas incurran en déficit por las consecuencias de la pandemia. Les transfirió 6.000 millones de euros correspondientes al Tramo I del Fondo covid-19 entre marzo y abril. Gracias a esos fondos, la media de déficit que las CC.AA. tenían en julio de 2019, de un 0,26% del PIB, ha mutado, en julio de este año, en un superávit de un 0,27%. Pero la situación en la que han quedado las comunidades difiere mucho: todas ellas presentaban superávit, excepto dos, País Vasco, con un déficit del 1%, y Navarra, con uno del 4,38%. A nadie extrañará que la región vecina reciba el mejor trato posible, pues sus votos en el Congreso aseguran las votaciones del Gobierno, algo de lo que Urkullu se aprovecha. Según consta en la página 69 de los PGE, la Comunidad foral es también la que más ha aumentado la necesidad de financiación estatal extra, pues ha pasado de precisar 341 millones de euros en julio de 2019 a 839 en julio de 2020.

Por último, según el periódico Expansión, el pasado martes, se trata de la región con menos inversión por habitante de las transferencias estatales, 134,5 euros, frente a los 232,1 del País Vasco. Lo peor es que eso afecta al AVE foral a Madrid, una infraestructura esencial para que Navarra tenga porvenir en el largo plazo. Hoy, saber reinventarse es clave, y las empresas han aprendido a desplegar versatilidad para adaptarse a una realidad cambiante. ¡Atrévase usted también, sra. Chivite! Cuenta con el precedente de Félix Huarte, quien transformó la Navarra rural que se encontró en una región industrial.

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