Ranking: libertad comercial
23 de febrero de 2023

Pekín quiere mandar en el mundo y no lo intentará con las armas, sino desde la información que disponga de la gran potencia rival. China ha aprendido rápido, primero copiando la investigación ajena; después innovando en sus propios laboratorios. Occidente fue muy torpe cuando en su defensa libre comercio, para bajar sus costes productivos, transfirió a las empresas chinas tecnologías muy sofisticadas, en lugar de ceder solo las de menor nivel. Ahora la ingeniería china ya aventaja a la estadounidense en algunas técnicas, como la aplicada al reconocimiento facial.

Una libertad comercial sin control es la causante de la inseguridad que supone China para el resto del mundo, porque le ha servido para obtener una tecnología que, aisladamente, no la poseería. El mayor peligro surge por la aplicabilidad al ámbito militar de los conocimientos científicos más avanzados que, gratis, les hemos suministrado, cuando les encargábamos la construcción de instrumental inteligente.

La libertad de algunos pueblos, especialmente los más subdesarrollados, estará amenazada cuando los intereses chinos lo exijan. Por ejemplo, cuando su industria necesite aprovisionarse de semiconductores escasos para su industria. Pekín no va a exportar su peculiar régimen maoísta chino a Occidente, pero sí que lo intentará imponer a los países limítrofes a su territorio, comenzando por Taiwán. La libertad comercial entre países libres encierra enormes ventajas para la economía, como el logro de una mayor eficiencia, pero siempre que se haga entre países libres. Por el contrario, la cesión de alta tecnología a autocracias, como China, aunque sea muy rentable económicamente ahora, puede ser arriesgado para nuestro futuro.

Hoy el ranking compara la libertad comercial entre los países de la OCDE y aquellos cuyo PIB supera los 300.000 millones de dólares. Lo hacemos con los datos que aporta Heritage Foundation. Las naciones con mayores valores tienen renta per cápita más alta, mayor seguridad alimentaria, gran estabilidad política y una mejor protección del medio ambiente. La puntuación se basa en dos grupos de variables. El primero trata del tipo arancelario medio ponderado en función de la mercancía en función de las cuotas de importación, limitaciones a la exportación, restricciones voluntarias a la exportación; embargos y prohibiciones a la importación y exportación; y medidas compensatorias. El segundo conjunto se refiere a las restricciones reglamentarias, como concesión de licencias; requisitos sobre contenido nacional y mezclas; normas sanitarias y fitosanitarias; reglamentos sobre seguridad y normas industriales; reglamentos sobre envasado, etiquetado y marcas registradas; y reglamentos sobre publicidad y medios de comunicación.

Obviamente todos los países de la Unión Europea (UE) tienen la misma puntuación, lo que es muy útil para comparar la libertad económica del conjunto de la UE con el resto del mundo. Singapur, con 95,0 puntos, es el país con mayor libertad comercial del mundo, seguido de Nueva Zelanda (90,4), Australia (89,8), Suiza (86,6) y Noruega (84,6). Los países peor clasificados son: Irán (55,8), India (59,8) y Bolivia (60,0). Las naciones de la UE obtienen 78,6 puntos, un valor menor que el esperado, si se tiene en cuenta que su comercio comunitario interior no requiere arancel alguno. Esto sugiere que la política del tráfico de bienes y servicios entre la UE y el exterior debe mejorar. Curiosamente, la salida del Reino Unido de la UE ha mejorado su libertad económica.

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