¿Qué pasa con UPN?
15 de mayo de 2015
Por admin

Martes 12 de mayo. Teatro Gayarre lleno a rebosar. Carlos Herrera y Mario Vargas Llosa, invitados por Civismo, el think tank presidido por Julio Pomés, alertan sobre los populismos ya sean nacionalistas o no. Hacen una defensa cerrada de la libertad. En las primeras filas representantes de muchos partidos políticos. Aplausos y entusiasmo del público. Seguramente, en el teatro Gayarre aquella tarde no estaban todos los que están de acuerdo con Carlos Herrera y con Mario Vargas Llosa. Ambos apoyan la libertad y animan al voto. De hecho, creo que apoyan la opción de Ciudadanos para darle al votante desanimado, el que no quiere ser chantajeado con el miedo a Podemos o al nacionalismo, una opción de voto de castigo. En ese teatro habrá más de 600 personas, y muchas de ellas por no decir todas, posibles votantes de UPN. Han ido invitadas por un think tank liberal a escuchar a unos liberales convencidos. Será por algo…

UPN nació en defensa de la identidad diferenciada de Navarra y de su españolidad, como un partido liberal en lo económico, defensor de los fueros y con valores basados en el humanismo cristiano. Después de tantos años, ya no sé si se puede decir todo eso de Unión del Pueblo Navarro. A Jesús Aizpún lo echaron de la dirección de UPN Juan Cruz Alli y Miguel Sanz. Juan Cruz Alli acabó traicionando todo el ideario de UPN, incluido lo de la identidad diferenciada de Navarra. Y desapareció de la escena política con su patético chiringuito, no sin antes haberse asegurado para él y para su hijo unas plazas en la UPNA… cuando menos discutibles.

Miguel Sanz –una vez consiguió el poder-, asumió el ideario fundacional con entusiasmo, bebió de las enseñanzas políticas de Rafael y Jesús Aizpún, y fue un buen presidente de Navarra. Pero cometió algunos errores imperdonables: aceptó chantajes del PSN para conseguir la gobernabilidad de Navarra que luego han resultado un lastre, le dio la CAN a Enrique Goñi, el encantador de serpientes, que montó un chiringuito de reparto de poder y empresarial absolutamente deleznable, y que llevó a la desaparición de la Caja. Además, descuidó la enseñanza y la cultura, y para cuando se dio cuenta, estaba todo en manos de funcionarios nacionalistas. Intentó corregir el desaguisado cuando ya era demasiado tarde. Pero es cierto que en esa época de desarrollo que fue el comienzo del siglo XXI, Navarra se posicionó a la cabeza de España en casi todos los niveles. Fue un éxito.

¿Qué ha pasado entonces? En Navarra ha habido crisis, pero menos que en el resto de España. En Navarra hay corrupción, pero menos que en el resto de España. En Navarra ya no está Miguel Sanz… entonces, ¿cuál es el problema?

En primer lugar que Navarra es pequeño y nos conocemos todos, así que aunque ni el Diario de Navarra ni el Diario de Noticias den jamás una información real sobre la corrupción… la gente sabe lo que pasa. Entre otras cosas, porque a alguno de la familia le toca siempre. Y aunque el asunto de la CAN no lo menten esos periódicos ni locos –ojo al dato, el Diario de Noticias tampoco, solo superficialmente- ha sido todo tan llamativo que es difícil esconderlo. Y la investigación continúa.

El segundo gran problema de la Comunidad Foral es su administración. Hemos pasado de tener una administración profesional y eficaz que pasaba por ser una de las mejores de España, a tener una macro administración insostenible, absolutamente sobredimensionada, hiper intervencionista, tirana, politizada, pelín corrupta y absolutamente ineficaz en muchos de sus departamentos. Es el gran lastre para la iniciativa privada y para las empresas. Y como han tenido que recortar en sanidad, que era la joya de la corona, pues ahí estamos. Sobran funcionarios, organismos públicos y procedimientos administrativos a mansalva. Y nadie se atreve con ellos. Con nocturnidad han eliminado el régimen especial de montepíos para funcionaros. Es lo único que han recortado, y han perjudicado especialmente a los pensionistas octogenarios y nonagenarios que votaban a UPN.

¿Y los fueros? Ya no sirven de nada, porque la izquierda nos ha convertido en una catástrofe fiscal. Todo esto unido a la presión nacionalista que va minando y destruyendo poco a poco las zonas del norte, la crisis económica del resto de España que nos ha afectado como a todos, la irresponsabilidad del PP, y las batallas internas del propio UPN, han hecho el resto. Porque no nos engañemos, el principal obstáculo para la gobernabilidad de Navarra y para el gobierno de Barcina ha sido la oposición del sector de Miguel Sanz y su apoyo al impresentable PSN actual. Que por cierto, se desliza cuesta abajo y sin frenos hacia su desaparición. Barcina no pudo gobernar porque no le dejaron. ¿La sombra de Miguel Sanz es alargada…?
Y todos contemplando el lamentable espectáculo.

Las soluciones para todo esto son evidentes. Pasa porque los navarros, aficionados a la política de pactos, den una mayoría absoluta que permita estabilidad y posibilidades de actuación a un futuro gobierno. Pero eso en Navarra es impensable. La situación actual que necesita el pacto de formaciones políticas muy diversas no soluciona nada y no sirve en tiempos de crisis y disolución institucional. Y eso es letal para los votantes de UPN que piensan que es inútil votar a un UPN que va a tener que pactar con un PSN que le va a chantajear.

Y además, pensemos por un momento que una mayoría absoluta fuera posible ¿Pero una mayoría absoluta para qué? “Confía en nosotros”, me dice hoy una persona a la que aprecio mucho en UPN. Me gustaría. Pero, ¿en qué UPN tengo que confiar?… liberal, foral, español, europeo y humanista cristiano. Ése era mi UPN y el de muchos otros. Posiblemente, el de muchos de los que estaban en el teatro Gayarre.

Honradez y eficacia. ¿Me lo pueden garantizar? Sin una verdadera regeneración de la administración y los políticos, dudo que sea posible. ¿Se van a atrever? Hay que mirar las listas para comprender por qué hay mucha gente, antiguos votantes de UPN, que se van a quedar en casa. Esto es lo que pasa en UPN. Esparza tiene que dar garantías a sus votantes de que va a resolver esos problemas. Y de momento, en su programa, eso está poco claro. Aún tiene tiempo hasta el mitin del domingo. 7% de intención de voto directo y 40% de indecisos. Si quiere ganar, tiene que arriesgar. Pisando huevos dudo mucho que se consiga ni un voto. El mío, desde luego que no.

 

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