Populismo a la italiana
28 de mayo de 2018
Por admin

¿Qué política económica hay que esperar de un Gobierno formado por dos partidos populistas, cuando uno de ellos se sitúa claramente en la derecha y el otro en la izquierda? Los italianos nos lo van a enseñar en los próximos meses, tras el acuerdo alcanzado entre la Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas. Pero ya tenemos algunos indicios interesantes de lo que puede ocurrir.

COINCIDENCIAS.

Lo que nos indican los primeros pasos de la nueva alianza es que, como se ha dicho muchas veces, los programas económicos de los populismos de derechas y de izquierdas tienen mucho en común, ya que coinciden en sus críticas a la libertad de mercado y a la internacionalización de la economía y defienden una mayor intervención del Estado y un gasto púbico más elevado sin el control que una institución supranacional como la Unión Europea podría imponerles. No es sorprendente, por tanto, que en Italia se haya hablado de replantearse la permanencia en el euro, de pedir una condonación parcial de la deuda, de desarrollar determinados programas asistenciales o de crear la renta básica universal.

Un Gobierno de coalición de esta naturaleza puede parecer sorprendente y ser considerado como algo que solo cabe imaginar en un país como Italia. Pero nos equivocaríamos si llegáramos a tal conclusión, ya que algo similar podría plantearse también en otras naciones europeas. Sin ir más lejos, no sería imposible un Gobierno formado por la izquierda española con algunos partidos nacionalistas, aunque estos sean claramente de derechas y, en algunos casos, sus programas se aproximen al racismo o al fascismo. Sus propuestas están a la vista de quien quiera analizarlas; y en mucho coinciden con las de los italianos. La idea de crear una renta básica universal, el escepticismo ante las políticas de solvencia financiera de la Unión Europea o la reivindicación de no pagar en su totalidad la deuda pública son solo algunos ejemplos de lo que también defienden ciertos partidos en España.

Esperemos que los italianos —que, por lo general, son gente bastante sensata— rectifiquen antes de que los populistas españoles sigan sus pasos. 

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