Patriotismo Económico
4 de abril de 2023

Una vez más han venido estas palabras a mi mente al leer que Pedro Sánchez ha acusado al sr. Feijóo de “antipatriota” por criticar en Bruselas la reforma de la Seguridad Social que acaba de aprobar el Gobierno español.

Es generalmente aceptada la idea de que Johnson, con esta famosa expresión, no estaba atacando en absoluto el patriotismo auténtico, aquel que, en sus propias palabras, define conductas motivadas por el amor a la nación y la búsqueda del interés de la comunidad; y en el que él creía. No; parece que, en su crítica, el escritor inglés estaba pensando en los que consideraba políticos maniobreros; y, en concreto, tenía en mente a William Pitt El Viejo, un miembro prominente del llamado Partido Patriótico (Patriot Party), que fue un político muy destacado y primer ministro de Reino Unido a mediados del siglo XVIII.

La palabra inglesa utilizada por Johnson –“scoundrel”– suele traducirse al español por “canalla”. Pero en algunos contextos el término “sinvergüenza” puede resultar más adecuado. Y, seguramente, lo es en este caso concreto. Encaja bien esta palabra cuando vemos a Sánchez defender su estrategia económica y criticar las propuestas de la oposición revestido de patriotismo. Nuestro presidente está sin duda muy lejos, para mal, de la capacidad política y de la inteligencia de William Pitt; pero creo que tiene sentido aplicarle la frase de Johnson cuando trata de que nadie critique sus medidas económicas porque quien se atreviera a hacerlo no estaría oponiéndose a unas políticas que considerara equivocadas, sino a la Patria misma, de la que Sánchez sería el portavoz y máximo representante.

Al observar la reacción del Gobierno cabría pensar que el sr. Feijóo dijo cosas terribles contra la nación, que traicionó a sus conciudadanos y renegó de su patria. Pero de la lectura de sus declaraciones no cabe concluir, desde luego, tal cosa. Parece que lo que afirmó fue, simplemente, que nuestro sistema de pensiones, en su actual situación, es insostenible y que sería necesario crear un número muy elevado de puestos de trabajo para garantizar su solvencia en el largo plazo. Nada sorprendente, por cierto.

Decir hoy en España que las medidas de reforma de la Seguridad Social recientemente aprobadas son muy defectuosas, que no solucionan el problema de su financiación y que, seguramente, lo agravarán, dejando las cosas aún peor de lo que estaban, no tiene originalidad alguna. Aparte de que pueda pensarlo un destacado político de la oposición, lo han dicho numerosos economistas y especialistas en la materia; y recientemente un organismo estatal como la AIReF no ha dudado en afirmar que la reforma no solucionará el problema de la solvencia de la Seguridad Social a largo plazo y, además, elevará el nivel del gasto público y hará aumentar la deuda pública.

La envidia de Europa

En realidad, esto lo sabemos todos. Y sospecho que lo sabe Sánchez también. Lo que parece haber molestado a nuestro presidente no es tanto que los especialistas consideren que su reforma es una auténtica chapuza, sino el hecho de que alguien lo diga más allá de nuestras fronteras; especialmente en el marco de la Unión Europea, de la que tanto dependemos en la difícil situación por la que estamos pasando. En su opinión, un patriota debería decir como el Dr. Pangloss, el curioso personaje del Cándido de Voltaire, que en España vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y, establecido este principio, no es difícil concluir que nuestro Gobierno es hoy la envidia del resto de Europa por su magnífica gestión de la economía. Sería mentira ciertamente. Todos lo sabemos y Sánchez lo sabe. Pero, eso sí, sería patriótico. Volvamos al Dr. Johnson: cuando un político ambicioso ha mentido de forma sistemática y presenta a la gente una realidad que no existe, puede pensar que le reporta ventajas refugiarse en el patriotismo. Así evita la discusión sobre los hechos y le resulta más fácil justificar sus políticas, aunque éstas pongan en riesgo la estabilidad de la economía. Pero, desde luego, no es la solución que a los españoles más nos conviene.

A los que tenemos ya algunos años, estas afirmaciones, más patrioteras que patrióticas, de un presidente del Gobierno nos recuerdan mucho a algo que era muy habitual en la España de Franco. Entonces, como ahora, decía el Gobierno que las cosas funcionaban aquí mejor que en ninguna parte y que el mundo entero nos miraba con envidia. Me temo que a nuestros políticos hoy en el poder les sigue pareciendo que esto es lo que hay que hacer: ¿Quién no recuerda haber oído recientemente a portavoces del gobierno presumir de que “España es el país que más crece de Europa” cuando realmente es la nación a la que más le está costando recuperar el PIB de 2019 y está siendo superada por un número creciente de países europeos en PIB per capita? Ridículo, sin duda… y triste, al mismo tiempo. Al refugiarse en el patriotismo, evita discutir sobre hechos y le es más fácil justificar sus políticas.

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