Moncloa fía más la recuperación a ayudas fiscales que a inyecciones directas
20 de febrero de 2021

El Gabinete económico de Moncloa prepara nuevas medidas para aliviar la asfixia financiera que atraviesan muchas empresas y autónomos del tejido productivo español a causa de la pandemia, pero en su estrategia -pilotada por el Ministerio de Economía y el resto de carteras económicas- descarta las ayudas directas que sí dan otros socios europeos, como Italia o Alemania, las cuales Moncloa deja en manos de las autonomías que quieran implantarlas. Según fuentes conocedoras de los borradores que diseña el grupo interministerial, el Gobierno apuesta por sostener a las empresas vía incentivos fiscales, bien para que la banca haga quitas en los avales del ICO -medida que disgusta al sector financiero- o diferimiento de sus plazos de pago, bien para fomentar que los arrendadores aplacen el pago de los alquileres a los negocios más afectados por las restricciones de aforo y movilidad, la medida más inmediata que lanzará el Gobierno, según las mismas fuentes.

Los expertos temen que esa falta de cheques directos eleve el porcentaje y ritmo de aumento de empresas zombis, aquellas sostenidas artificialmente por créditos y facilidades que apuntalan su liquidez, pero no resuelven sus problemas de solvencia estructural.

«Si no se da ningún tipo de ayudas directas lo que va a suceder es que muchas empresas van caer», explica Juan Fernando Robles, miembro del Consejo Editorial de elEconomista. «Hay que ayudar, como se ha hecho en otros países, a las empresas. El problema es la selección del tipo de compañías que hay que salvar. A mi juicio, habría que poner el foco en las más pequeñas, puesto que son las que más dificultades tendrán para sobrevivir y, además, las que peor tienen el acceso al crédito y reestructuraciones», añade Robles.

En este sentido, el Banco de España, el Tesoro, la Asociación Española de Banca (AEB), la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) trabajan con la consultora Oliver Wyman en un mapeo del tejido productivo que detecte qué empresas son viables y cuáles no en orden a recibir oxígeno por parte del Gobierno y siempre en el marco de objetivos del plan europeo de recuperación como la transformación digital o la agenda verde, entre otros.

Las citadas instituciones cruzan datos actuales y anteriores a la pandemia de todas las empresas para averiguar qué firmas presentaban debilidades estructurales previas a la crisis sanitaria. Aparte del rating bancario, se toman datos de la CIRBE (Central de Información de Riesgos del Banco de España) así como de su historial de pagos con la Seguridad Social, para averiguar si el origen de sus problemas financieros es la pandemia y sus consiguientes restricciones a la actividad o procede de otras causas ajenas a la crisis sanitaria.

Según el último informe de Iberinform, publicado en diciembre de 2020, España duplicará el números de sus empresas zombis como consecuencia de la crisis del Covid-19. Es decir, pasará del 9,2% al 17,6%. Una cifra que se queda corta para el panel de expertos consultados por elEconomista, subrayando la urgencia de una campaña de vacunación masiva para que, en un escenario muy optimista, la rueda empiece a rodar, y se puede salvar parte de nuestra economía a partir del verano.

En el mejor de los casos, a partir de mediados de abril, principio de mayo, podría apreciarse algún brote si se levantan restricciones a la movilidad, dando por hecho, eso sí, que esta Semana Santa está prácticamente perdida para sectores como la hostelería y la restauración.

«Una probabilidad altísima»

En opinión de Daniel Lacalle, Economista jefe de Tressis, «la probabilidad de que las empresas españoles se zombifiquen es altísima. Prácticamente una certeza. De hecho -recalca- es una tendencia que viene desde 2019, antes del covid. Según Lacalle, «la decisión de no llevar a cabo reformas y contrarreformas por parte del Gobierno de Pedro Sánchez nos lleva a un déficit estructural, mínimo del 4%».

«Las políticas de este Ejecutivo -abunda este economista- se basan en fuerte extracción de las rentas de la economía productiva. Luego, la política fiscal y financiera de este Ejecutivo consiste en extraer la mayoría de los sectores productivos y de las rentas para mantener a los sectores subproductores y mantener artificialmente a empresas que ellos consideran estratégicos. En el caso del IBEX 35 -apunta- ya hay 20 de esas empresas que están en el umbral de la zombificación«. El Banco de España, recuerda Lacalle, ha dicho que el 40% de las empresas ya tienen problemas para pagar los costes financieros.

Para el economista jefe de Tressis, «en España, la vacuna no va a tener ningún efecto. Solo elimina el escenario económico más pesimista. Así que, sí que es una buena noticia, pero no es la panacea, como tampoco lo son los fondos de la UE. Los fondos de la UE no van a convertir a España en Dallas».

Y en cuanto a Europa -explica-, «la vacuna es igual. Tiene dos motivos de crecimiento y de competitividad que son Alemania e Italia -que es muy exportadora e industrial-. Pero Europa tiene a Francia, con políticas equivocadas que han llevado al país a tres décadas de estancamiento», determina.

«Elevadísimo desempleo»

Para José María Rotellar, profesor de Economía de la Universidad Francisco de Vitoria, estamos ante «un horizonte económico muy oscuro, derivado de las duras restricciones impuestas a la economía, que ha hundido el comercio, la hostelería, el turismo y el ocio. La destrucción de empresas -añade- ha sido intensa y es preocupante el hecho de que habrá muchas que no podrán reabrir». Argumenta Rotellar que «la economía no tiene un botón de encendido y apagado que se puede manejar al antojo y volver a encender, tras frenarla por completo, y pretender que vuelva a arrancar en el mismo nivel, porque el empobrecimiento entre medias ha sido intenso».

Así pues, para este doctor de Economía y exdirectivo del Banco Popular, «debe reabrirse cuanto antes la economía y agilizar la campaña de vacunación en cuanto los laboratorios hayan reajustado sus plantas y estén produciendo en masa, porque o se reabre la economía por completo antes de verano para recibir turistas, o podemos sufrir muchos años de estancamiento con un nivel elevadísimo de desempleo».

Subvenciones directas

El economista Javier Santacruz, investigador de la Fundación Civismo, sostiene que la generalización masiva de la vacuna podría ayudar a acortar plazos a esta crisis, y a esta zombificación. Si hubiera un movimiento de vacunación -insiste- en segmentos que tienen propensión al gasto y la estabilidad financiera, con esto se pondría en marcha la rueda del consumo familiar, y taponaría los riesgos de empresas del sector privado. Así se empezaría a mover desde mayo, pero sobre todo desde el verano, las vacaciones, viajes, pernoctaciones, la restauración. Y luego vendría el movimiento de la industria del automóvil, otro tipo de industria y la construcción, señala. Eso sí, para Santacruz, este es un escenario optimista con un calendario ambicioso, «pero primero hay que vacunar a quien más lo necesita». En efecto, desarrolla el investigador de Civismo, a día de hoy, y con la foto fija del momento, «algunas empresas que todavía no son zombis acabarán siéndolo y sin reestructuración no saldrán; y otras caerán en este estado en los próximos meses».

Para Javier Santacruz, en el momento actual nos enfrentamos a dos grandes riesgos: el de quiebra, donde la solvencia no se sostiene con los avales ICO, por tanto hay que recapitalizar, poner el dinero de los accionistas o de bancos, y esta operación conlleva un gran esfuerzo.

Las ayudas ICO -señala- «tuvieron sentido al principio de la crisis, pero ahora las empresas se han descapitalizado», y una solución para salvarlas es «una especie de SEPI con dinero público, privado, o fondos que hagan accionistas».

El papel del Gobierno

Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, sostiene que «las incertidumbres acerca de la vacuna incrementan el riesgo de insolvencia empresarial y de zombificación de la economía. La lentitud de la campaña de vacunación es un problema, especialmente si incide sobre la temporada turística de verano -corremos el riesgo de perderlo-. En un tercer trimestre normal se ingresa más en concepto de turismo de lo que esperamos recibir en fondos europeos durante todo el año. Por otra parte, tampoco sabemos si el antídoto sirve para algunas de las versiones mutadas del virus», apunta.

Añade Torres que «la acción del Gobierno es otro factor. Su papel es crucial para contener el riesgo de insolvencia en cascada de buena parte del tejido productivo. Una mezcla de ayudas directas, reestructuración de deuda y préstamos participativos parece una fórmula adecuada», indica. «Si la crisis sanitaria se prolonga -continúa-, tambiénconvendría pensar en una reorientación de algunos de los sectores más castigados hacia actividades que se enfrentan a menos restricciones. Pero por ahora lo más urgente es mantener el aparato productivo en posición de responder a una mejora de la situación sanitaria. Ésta podría producir un súbito cambio de tendencia», opina.

Por su parte, Mercedes Pizarro, directora de Economía del Círculo de empresarios, considera que «hablar de una economía zombi en estos momentos no es ajustado a la realidad». Pizarro recuerda que «hay sectores en el ámbito industrial y de servicios que siguen su actividad e incluso la han incrementado». La experta destaca que «han desaparecido empresas, pero también se han creado otras». A su juicio «hay que aprovechar este contexto para corregir debilidades, afianzar fortalezas y transformar el modelo productivo», concluye Mercedes Pizarro.

Un «lastre»  

Miguel Ángel Bernal, profesor de la Fundación de Estudios Financieros, apunta que «el cuadro, la estructura y los avatares» de España son «un lastre». A su juicio, «la crisis institucional, gubernamental, política, social así como una serie de medidas tomadas totalmente en contra de lo que se necesita es un lastre enorme para un país centrado en producciones de bajo valor añadido». Bernal alerta del riesgo de «ver una Europa a dos velocidades como viene siendo costumbre cada vez que tenemos una crisis».

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