Los hombres que cambiaron el mundo
3 de julio de 2017
Por admin

A lo largo del tiempo los hombres se han preguntado muchas veces por el origen de sus conocimientos, sus costumbres y su forma de obtener lo necesario para sobrevivir. Si la gente había sido capaz de elaborar un lenguaje que permitía a las personas comunicarse; si eran capaces de producir alimentos porque sabían cultivar la tierra; o si tenían unas instituciones más o menos estables que les permitían relacionarse de forma civilizada con sus vecinos, la razón tenía que ser que alguien había creado el lenguaje, inventado la agricultura o diseñado las primeras leves; y había transmitido a los demás sus conocimientos. Polidoro Virgilio, un humanista italiano cuya vida transcurrió en el último tercio del siglo XV, escribió en la primera mitad del XVI un libro muy curioso que aún hoy se lee con interés. Se titula Los inventores de las cosas; y en él su autor trató de dar respuesta a innumerables cuestiones de este tipo. Para ello acudía, con frecuencia, a los autores clásicos que atribuían a algún dios el origen de la ciencia o la técnica. Así, Esculapio nos enseñó el arte de la medicina, y Ceres a cultivar la tierra. Pero entre los hombres siempre hubo personalidades destacadas que, con sus ideas y sus obras, contribuyeron a dar forma a nuestra civilización. Polidoro Virgilio se preguntaba cosas tan sorprendentes como quién fue el primero al que se ocurrió construir una ciudad con sus muros, sus torres y sus templos. Y sugería que pudo ser Cécrope, el mítico primer rey de Atenas. Y se hacía eco también de la muy extendida idea de que, muchos años después, fue Solón quien imaginó y dio forma a las leyes con las que se gobernaba la ciudad.

Pero, naturalmente, la introducción de estos grandes cambios que determinaron la historia y el progreso de la humanidad no fueron obra de una sola persona. Algún tiempo después, la Ilustración exploró el nacimiento y el desarrollo de las instituciones, planteando no ya, por ejemplo, quién enseñó a los seres humanos el lenguaje, sino cómo pudieron los hombres en los estadios más primitivos de su evolución utilizar gestos y palabras para comunicarse entre sí. Y por qué el nacimiento de las actividades comerciales y el uso del dinero estuvieron ligados de una forma muy estrecha a la creación de las primeras de instituciones sociales.

Esto no significa, desde luego, que el papel de los grandes científicos, pensadores o empresarios haya sido poco relevante. Es cierto que todo el que ha hecho alguna aportación importante al desarrollo de la civilización lo ha conseguido subiendo sobre los hombros de sus predecesores, sin los cuales difícilmente habrían podido hacer avances significativos en el conocimiento teórico y en sus aplicaciones técnicas. Pero hay personajes que fueron capaces de influir de forma decisiva en el desarrollo de la ciencia, la cultura o la prosperidad de nuestros antepasados. Conocer a algunos de ellos, tratar de determinar no sólo quienes fueron y qué hicieron, sino también de qué forma contribuyeron al progreso humano, es el objetivo de la serie de artículos que el lector encontrará en esta sección del periódico a lo largo de todo el mes de julio. Partiendo del hombre que dio al mundo las primeras obras de la imprenta de caracteres móviles, Johannes Gutenberg, hasta llegar a uno de los grandes creadores de la revolución informática, Bill Gates, encontraremos en nuestro camino a una larga serie de científicos, pensadores, inventores y empresarios, sin los cuales la historia habría evolucionado de una forma distinta. No fueron reyes, ni conquistadores ni grandes políticos. Pero fueron quienes realmente cambiaron el mundo. 

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