Los asturianos deben trabajar tres días más que en 2018 para pagar sus impuestos
27 de junio de 2019

Puestos en fila, uno tras otro, suman 180 días. Prácticamente la mitad de un año. Esta es la cantidad de jornadas laborales que, de media, tiene que pagar un asturiano para cumplir con sus obligaciones fiscales. El cálculo, elaborado por el think tank Civismo, tiene como objetivo fechar el día concreto del año en el que, simbólicamente, el ciudadano dejaría de dedicar
su salario a los deberes tributarios. Una fecha que este año queda marcada a nivel estatal hoy, día 27 de junio y, en el Principado, el próximo sábado. Este ‘día de la Liberación Fiscal’, tal y como lo bautiza Civismo, llega por tanto al asturiano medio –un contribuyente sin hijos– dos días después que a la media de España. Esta cifra supone, según el estudio de la entidad, un incremento extra de tres días respecto al año pasado. Así, en 2018 los asturianos necesitaron 177 días para dar carpetazo a sus obligaciones fiscales.

«Las familias asturianas conservan una tributación efectiva significativamente mayor que la media nacional en las rentas salariales, siendo la comunidad de Régimen Común que aplica un mayor tipo efectivo medio sobre las rentas del trabajo en los diferentes grupos de edad, junto con Cataluña y Canarias», apunta el informe.

En lo relativo a las familias más jóvenes, Civismo apunta a que en territorio asturiano se afronta «una tributación efectiva por IRPF medio punto superior a la media nacional». Los que se encuentren en edad laboral adulta –entre los 45 y 64 años–, por su parte, pagan casi un punto más que en la Comunidad de Madrid. «Esto supone un coste fiscal significativo, que las familias tienen que detraer de su renta disponible y que supone menos consumo y ahorro», señala el informe, elaborado por Javier Santacruz.

Retorno de la fiscalidad

Otro de los aspectos sobre los que se centra el estudio es la comparativa entre lo que cada contribuyente aporta al sistema tributario con lo que después recibe del Estado. En este sentido, la edad a la que se empieza a ‘amortizar’ el pago de impuestos es a partir de los 65 años. «Pese a ser los que menos impuestos pagan (4.620 euros de media frente a los 15.662 euros del contribuyente en una edad laboral madura), son los que más reciben en términos de servicios públicos. El valor económico de lo percibido por este concepto –protección social, sanidad, educación, seguridad o inversión– se triplica a partir de la jubilación, pasando de los 6.934,42 euros nominales en el tramo de 16 a 29 años a los 22.388,80 a partir de los 65», suscribe el informe. No en vano, la principal prestación, a nivel económico, se trata de la pensión pública, al ascender a 15.454 euros anuales.

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