Las bases de la recuperación española
26 de octubre de 2015
Por admin

La información económica conocida la semana pasada muestra que España sigue en el camino de la recuperación y que las perspectivas de futuro son halagüeñas. En la eurozona parece que las cosas marchan mejor. La confianza de los empresarios europeos aumenta tanto en el sector servicios como en el sector manufacturero.

También en España conocimos, la semana pasada, datos de la industria y del sector servicios. El INE publicó que en agosto la entrada de pedidos en la industria creció un 1,7% interanual que, aunque es el crecimiento más bajo de los últimos cuatro meses, se compensa con el dato de julio. Efectivamente, el excelente registro de julio permite que el promedio de julio y agosto sea un crecimiento de los pedidos que se hacen a la industria del 4,5% anual, cuando la del segundo trimestre la media fue del 3%.

El sector servicios también crece y lo hace a un ritmo notable: 3,3% en agosto en tasa interanual. Si hacemos la media de la cifra de negocio en los servicios en lo que vamos conociendo del trimestre (julio y agosto) el crecimiento alcanza el 4,4%. Un elevado crecimiento que está generando mucho empleo. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada el pasado jueves, durante el tercer trimestre, el empleo del sector servicios aumentó de forma espectacular: 210.000 ocupados más. El aumento de este empleo se produjo en varios sectores, entre otros destacan los de sanidad, comercio minorista, hostelería, consultoría, ingeniería y telecomunicaciones.

Este aumento de los pedidos industriales y de la producción de servicios se debe en buena medida a las exportaciones. Los menores precios relativos de los productos españoles con respecto a nuestros principales competidores y la mayor innovación están permitiendo aumentar nuestras ventas en el exterior. Datos de Aduanas, publicados el pasado jueves, muestran que en los ocho primeros meses del año las exportaciones de bienes crecieron al 5% con respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que las importaciones lo hicieron al 4%. Como consecuencia en el periodo enero-agosto de 2015 el déficit comercial se redujo en 409 millones de euros con respecto al mismo periodo de 2014.

Por su parte las exportaciones de servicios no turísticos están creciendo a un ritmo del 7% anual. En definitiva, parece que las exportaciones de bienes y servicios siguen creciendo por encima de la producción nacional y es de esperar que continúen a ese ritmo el año que viene con la ayuda de la depreciación del euro, el bajo nivel de precios de nuestra economía y el mayor crecimiento económico de nuestros principales clientes: los países europeos.

Precisamente el pasado viernes conocimos que está aumentando la confianza empresarial en la eurozona. Según Markit, la confianza de los empresarios europeos está mejorando gracias a la aceleración del sector servicios y al aumento de la producción manufacturera. Efectivamente, el Índice PMI Compuesto de Actividad, elaborado por Markit, alcanzó en octubre el valor 54 frente al 53,6 de septiembre, lo que señala una de las expansiones mensuales más sólidas registradas en los últimos cuatro años. Según Markit, la recuperación de la Unión Económica y Monetaria ha sido generalizada. Esta mayor confianza de los empresarios europeos está favoreciendo las exportaciones españolas, lo que animará la recuperación de nuestra economía y como consecuencia el aumento del empleo.

Precisamente, la semana pasada se publicó la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre de este año. Los resultados tanto de creación de empleo como de reducción de paro han sido buenos. Se produjo un aumento de la ocupación de 182.200 empleos más y una caída del desempleo de casi 300.000 personas. Una señal más de que la economía avanza por la senda del crecimiento económico y del empleo.

Para el tercer trimestre de este año el Banco de España calcula un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,8% respecto al segundo trimestre, consolidándose así la tendencia positiva de crecimiento económico que comenzó hace más de dos años. Según la EPA, el empleo en el tercer trimestre creció un 0,61% (desestacionalizado), con respecto al segundo trimestre. Lo que significa que junto con el aumento del empleo está aumentando la productividad del trabajo (0,2% en el trimestre).

El mayor empleo está permitiendo un crecimiento de la renta disponible de los hogares, lo que a su vez está fortaleciendo el aumento del consumo privado. Ante esta mayor demanda de consumo, las empresas están produciendo más, para lo cual necesitan invertir más. De ahí que haya aumentado la formación bruta de capital en el tercer trimestre. Esta mayor inversión genera a su vez un círculo virtuoso que hace que crezca el empleo, el consumo y la producción. Además, la depreciación del euro y las mejores perspectivas de crecimiento de la economía mundial en 2016 van a favorecer un mayor aumento de las exportaciones tanto en España como en sus socios de la Unión Económica y Monetaria

Han sido muchos años de devaluación interna (reducción de costes) que han permitido a nuestras empresas aumentar las exportaciones. Pero cada vez más, las empresas españolas están introduciendo más innovación en su producción y ventas en el exterior. Así las cosas, durante los próximos años habría que esperar mayor dinamismo en la actividad empresarial que aumente la calidad y cantidad de su producción para competir mejor en los mercados internacionales.

En 2016, habrá un nuevo gobierno en España que tendrá que afrontar las tareas pendientes para que aumente esa actividad empresarial y la recuperación continúe. Un Gobierno estable que dé confianza a la inversión empresarial incluida la inversión directa exterior. Tendrá que poner en marcha una segunda generación de reformas que aumente la fortaleza de las empresas y dar mayor flexibilidad al mercado de trabajo.

En definitiva, los datos de la semana pasada muestran que España está mejorando notablemente tanto en crecimiento económico como en su mercado laboral, pero todavía queda mucho por hacer. Hay que simplificar los trámites administrativos para conseguir la unidad de mercado, unificar los tipos de contratos laborales, reducir las cotizaciones sociales, establecer condiciones laborales diferentes para jóvenes y mejorar la cualificación del capital humano para que se adecúe mejor a lo que demandan las empresas.

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