La vulnerabilidad de las empresas en España
21 de diciembre de 2020

Si tuviésemos en cuenta la tasa de paro efectiva que presenta en estos momentos la economía española, el 16% de paro estructural del que hablábamos hace unas semanas se queda bastante lejos de las cifras que se desprenden del último informe publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA). En este sentido, la tasa de paro efectiva, además de medir la destrucción de empleo registrada en nuestra economía, muestra aquellos trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo temporales (los ERTE), así como aquellos autónomos que se encuentran en situación de cese de actividad.

Por lo tanto, si tenemos en cuenta estos afectados, así como ese nuevo incremento por los rebrotes y esa segunda oleada, hablamos de una economía con un 21,5% de tasa de paro efectiva.

Así pues, debemos saber que la economía española debe recuperarse del duro shock que se ha derivado de la pandemia. Sin embargo, aunque los ERTE, así como otras figuras que dotaban de flexibilidad nuestro mercado laboral, han permitido un menor acoplamiento entre la destrucción del PIB y la pérdida de capacidad productiva por el lado del empleo, sí se observa una gran destrucción registrada, así como una recuperación bastante más gradual que la prevista para otras economías. Ya que, a la luz de los datos, el mercado laboral español sigue mostrando ese comportamiento procíclico que, igual que nos lleva a crecer más que otros países en momentos de bonanza, también nos condena a caer más cuando las cosas no van tan bien.

Organismos internacionales 

Por esta misma razón, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, y la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) fueron algunos de los organismos que se pronunciaron sobre nuestra economía. Estamos hablando de una economía que muestra la mayor contracción prevista por una economía durante esta crisis, salvaguardando la economía argentina. Sin embargo, no todo ese peor comportamiento estaría justificado por la mala gestión que ha hecho el Gobierno durante esta crisis, así como por ese comportamiento procíclico que tan extremadamente nos caracteriza.

Ahora bien, si tenemos en cuenta que recuperar la economía española pasa por recuperar nuestro tejido productivo, analicemos y centrémonos en ver qué nos diferencia de otros tejidos productivos que sí muestran un mejor comportamiento. Podemos extraer conclusiones y darnos cuenta que contamos con un tejido productivo centrado en la vulnerabilidad y el riesgo. Me estoy refiriendo a las pymes, que representan el 99,8% de nuestro tejido empresarial. Una cifra similar a la que muestra Alemania en su proporción. Eso sí, salvaguardando que, cuando se trata de analizar el dato absoluto y obtener diferencias, Alemania triplica en número de grandes empresas a España, por ejemplo.

Pero no sólo contamos con un tejido productivo sobre representado por pequeñas y medianas empresas, sino que concentran una gran parte del empleo activo. Así pues, los últimos datos que ofrece Eurostat muestran que las pymes concentran aproximadamente el 72% del empleo en nuestro país. Un dato que contrasta bastante con la media de la zona Euro, situada en el 66%, o el empleo concentrado en Alemania por este tipo de empresas, el 63%.

Con los datos en la mano, lo que observamos en el análisis, tratando de observar el impacto del covid 19, es que este tipo de empresas son mucho más vulnerables a situaciones de crisis que, por el contrario, las grandes empresas. Sus escasos recursos hacen de este tipo de empresas un tipo más vulnerable. Pues el comportamiento analizado del tejido productivo español entre los años 2008 y 2017 muestra cómo, mientras que el saldo de grandes empresas arroja una destrucción de 215 empresas, el de pymes, por otro lado, arroja una destrucción aproximada de 90.000 empresas.

El mismo análisis, pero esta vez sobre el empleo en España, muestra que estas empresas, al igual que son más vulnerables a la hora de resistir las crisis económicas también le lleva a ser más propensas a destruir empleo. Por esta razón, mientras que entre los años 2008 y 2017 las grandes empresas registraron una variación acumulada en el empleo del -0,10%, las pymes y microempresas, por su parte, registraron una variación acumulada del -32% y el -15,6%, respectivamente.

Conclusión: hay que hacer más grandes nuestras empresas

Así pues, las conclusiones son bastante claras. España precisa seguir impulsando el crecimiento de las empresas, haciendo de éstas más grandes y robustas. Únicamente así, entendiendo que las empresas son el motor de nuestra economía, podemos abordar reformar e impulsar un proyecto de futuro. Pues recuperar los niveles previos, así como la pasada normalidad, solo condenará a España a este sufrimiento en cada crisis que se produzca.

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