La recuperación de la economía española no puede convivir con el coronavirus
28 de septiembre de 2020

La recuperación de la economía española pasa por crear empleo, así como por mantener nuestra capacidad productiva para, cuando salgamos de esta crisis, podamos reactivarla. El Gobierno de España, en colaboración con patronal y sindicatos, así como oposición, puso en marcha mecanismos como los ERTE. Herramientas que permitían la adaptación de las empresas en nuestro país, capacitándolas para suspender la contratación de sus empleados e hibernar.

Todo ello con el fin de no descapitalizarse, dada la escasa capacidad en materia de recursos de las empresas españolas, así como la incapacidad de abrir los negocios ante las medidas de distanciamiento social que así lo impedían. A su vez, dicha herramienta, al contar con el apoyo del Estado y la asunción de gastos por su parte, permitía que los empleados que se encontraban confinados no perdieran su empleo.

Esto, bajo el análisis realizado por la Fundación Civismo, produjo un desacoplamiento entre la evolución económica y la destrucción de empleo. Teniendo en cuenta la contracción que vivía el PIB durante el segundo trimestre, el empleo muestra ese claro desacoplamiento que quedaría justificado por la presencia de estas herramientas.

De no haberse aplicado, hablaríamos de una destrucción de empleo sustancialmente mayor. Una muestra más de cómo la flexibilización del mercado laboral- al igual que ocurrió en 2008- permite contener la destrucción de empleo. Sin embargo, debemos destacar un aspecto relevante que, atendiendo a la economía española, no debería pasarse por alto.

De acuerdo con los pronósticos ofrecidos, la economía podría comenzar a recuperar su dinamismo durante el próximo ejercicio. Los citados hasta la fecha concluyen con una recuperación de la economía que dará comienzo en el tercer trimestre del año.

Medidas para la reactivación

La disipación de dichas medidas, en aras de favorecer la reactivación económica y, con ello, la recuperación, han permitido la reapertura de la industria, los sectores cualificados, así como otros sectores que se encontraban paralizados. Con esto, permitiendo que dicha situación se produzca y veamos un mayor dinamismo durante ese penúltimo trimestre del año.

No obstante, y como hizo alusión el presidente del Gobierno de España, nuestro país presenta muchos otros sectores que requieren de proximidad que encuentran dificultades en una recuperación que se prevé en años futuros. Tal es el grado que, atendiendo a las cifras que da la Organización Mundial del Turismo en sus proyecciones, el turismo, por ejemplo, podría no recuperar sus niveles previos hasta el año 2024.

Y es que, pese a que la disipación de estas medidas ha permitido la reapertura de sectores tan destacados como la industria, muchos economistas olvidan que están hablando de un sector que representa, en el mejor de los casos, el 16% del PIB.

Sectores como puede ser el sector turístico, así como muchos otros con una contribución cercana al 15% del PIB- 25% teniendo en cuenta los servicios auxiliares-, se han visto en la obligación de, por ser negocios que requieren de dicha proximidad, quedarse estancados, a la espera de que el virus comience a dejar de ser una amenaza social.

Para definir esta drástica situación, la revista The Economist publicaba un artículo en la que la denominó como “La economía del 90%”. Esto se debe a que la recuperación está siendo completamente asimétrica, como vemos, también, entre sectores. Una recuperación a la que otros denominan recuperación en forma de “K”. Y es que, como decía el profesor Miguel Sebastián, nos hemos empeñado en convivir con un virus con el que no se puede convivir.

En ocasiones olvidamos que todo lo aplicado hasta el momento no son más que medidas para amortiguar el golpe, pero no para recuperar la economía. Pues, como se muestra, y pese a las medidas, la no reactivación y las amenazas que impiden la proximidad, están llevando a aquellas empresas que operan en dicho sector a tener que extinguir el empleo o cerrar sus empresas.

De esta forma, no pudiendo valerse de dichas medidas temporales ante la extrema incertidumbre que se presenta, así como esa incapacidad de saber, a ciencia cierta, cuándo se recuperará la normalidad previa.

Dicha situación, teniendo en cuenta la inyección de recursos, ha motivado a muchos economistas a animar a los países que contemplen, entre otras cosas, el refuerzo de los distintos modelos productivos y la diversificación de estos para situaciones futuras que podrían darse de forma similar.

Dificultad en la recuperación

Teniendo en cuenta la situación, dichos ánimos, pese a que se basen en recomendaciones óptimas y que podrían servir como medidas planteadas en un mayor horizonte temporal, no son la solución para recuperar la economía, así como hacerlo en su totalidad.

Así, la economía del 90% es un hecho que solo encontrará consuelo en la extinción de la mayor amenaza conocida hasta el momento: el virus. De no disiparse el virus, la recuperación económica es una utopía que, ni en la cabeza de los economistas más optimistas del planeta, podría materializarse como es debido.

Por lo tanto, debemos ser conscientes de que, pese a recuperar parte de la economía, España, presentan un problema agregado. La fuerte dependencia del sector turístico nos obliga a prestar atención a sectores tan importantes como el citado.

Por esta razón, esa recuperación que no llega, como recogen los indicadores, se atribuye a esa dependencia comentada; tanto es así que, basándonos en nuestros análisis, así como los realizados por la patronal turística, el 57% de la contracción prevista a final de año quedaría justificado por la caída de dicho sector, únicamente.

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