La creación de empleo en la eurozona está en su nivel más bajo en 40 meses
23 de agosto de 2019

La zona euro, lastrada por el parón del motor alemán, agrava su desaceleración, que ya afecta al empleo. La lectura del último índice PMI–que se cuenta entre los indicadores económicos adelantados más fiables del panorama global– revela que en agosto la producción manufacturera decreció por séptimo mes consecutivo –se quedó en los 47 puntos–, dejando una de las lecturas más débiles de este indicador desde 2013. Un escenario que ya está teniendo impacto en el mercado laboral europeo, cuya tasa de crecimiento se sitúa en su mínimo de los últimos 40 meses, una evidencia que, según expertos consultados por elEconomista, apunta a un impulso del cambio de ciclo económico y de la temida recesión.

La creación de empleo en la zona euro es “modesta”, según el índice que elabora la agencia IHS Markit, para el que cualquier valor por debajo de 50 implica un descenso de la actividad. ¿La causa? La reducción de pedidos y la caída de la producción industrial en Alemania, cuyo PIB ya se contrajo un 0,1 por ciento en julio y que entrará en recesión oficial en agosto, y su impacto en los países europeos. Esta situación ha conllevado “una mayor cautela en torno a la contratación a mediados del tercer trimestre”. Aunque en el sector servicios, el menos castigado por la situación económica, la desaceleración del mercado laboral está atenuada, las fábricas del Viejo Continente han tenido que destruir puestos de trabajo por cuarto mes consecutivo.

Esta evolución del empleo, que apunta a ser más negativa que la pronosticada por la Comisión Europea en sus previsiones, indica además que la desaceleración económica va a un ritmo mayor que el pronosticado. Según Javier Santacruz, investigador principal del think tank Civismo, “si la creación de empleo empieza a caer, el agotamiento del ciclo es más rápido de lo que pensábamos y también la llegada de la recesión”.

Santacruz, que da un alto nivel de fiabilidad al PMI, considera que “la actividad se está contrayendo a un ritmo más rápido de lo previsto”, como indica el mercado laboral. “Es el último indicador que empieza a caer o que desacelera”. De ahí que sirva como aviso para navegantes de que se avecina una contracción económica, al menos, en el viejo continente.

Falta de confianza

La escasa reacción de los países ante el frenazo económico, o el pobre impacto de las medidas tomadas hasta ahora en el escenario europeo –y a la espera de las que decida tomar el Banco Central Europeo–, también estarían relacionadas con lo que está pasando en el ámbito del empleo, dado que afecta a la seguridad de los empresarios. “La falta de un repunte rápido frente a la reciente desaceleración económica ha afectado a la confianza de las empresas, y el sentimiento ha decaído hasta su mínimo en más de seis años. Parece ser que las empresas se preparan para una continuación de la debilidad y, en consecuencia, están mostrando mayor reticencia a contratar personal adicional”, indican Andrew Harker, de IHS.

Tampoco hay buenas noticias desde Estados Unidos. Según su PMI, la actividad de las fábricas estadounidenses entró en contracción por primera vez desde septiembre de 2009, que se situó en agosto en 49,9 puntos. Además, las expectativas comerciales para el próximo año empeoraron y son las más negativas desde 2012.

España tampoco se libra de esta situación, aunque su industria mantenga el crecimiento. Su PMI de julio alerta de “la continua contracción de la industria manufacturera” y de que “la economía del sector privado de España se expandió a su tasa más débil desde noviembre de 2013, mientras que la confianza con respecto al futuro cayó a uno de los niveles más bajos de los últimos seis años”. Mientras, el sector servicios español, a pesar de seguir expandiéndose, lo hizo a un ritmo más lento que en el mes de julio.

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